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The Abandoned

Thriller. Terror. Intriga Una mujer acepta un trabajo como guarda de seguridad en un complejo de apartamentos abandonados y su mente empieza a jugarle malas pasadas. Aunque quizá no todo esté en su cabeza. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
16 de enero de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buah, no vale seis euros. A veces me pregunto si estas películas se estrenan en el cine realmente y si la gente las va a ver y no pone reclamaciones. No puede ser más cliché, trata de una mujer entra a trabajar a un edificio abandonado, no está abandonado exactamente, en el sentido de en ruinas, y que empieza a experimentar ciertos fenómenos extraños. Y ya el final no puede ser más rocambolesco.

Por lo menos las actuaciones están bien y al principio tiene hasta buena pinta o por lo menos que vas a ver una película en condiciones, pero a medida que avanza la trama ya sabes que tipo de película es. Prescindible.
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17 de enero de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una mala película, pero que la verdad por no entregarse a los clichés más básicos del terror, aunque tampoco es original, pero por lo menos intenta algo que trata de ser interesante.
Una chica que sufre alucinaciones, y que tiene una hija, entra a trabajar como seguridad en un edificio que estuvo pensado para ser un hotel lujoso, pero que no llegó a serlo, porque sus dueños se fundieron antes.
En el lugar pasa algo raro, algo perturbador, y la muchacha junto con Cooper, su compañero, también seguridad, deberán averiguar qué se esconde en ese edificio.
La historia es lentísima, aburrida, un poco pretenciosa, la protagonista es insoportable, la verdad que es mucho mejor personaje Cooper.
Al final hay un giro rarísimo, que supongo es para darle coherencia al relato.
Lo mejor, algunas escenas que logran ser hasta incomodas de ver.
Manuel
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11 de abril de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una mina que acaba de salir de un psiquiátrico entra a trabajar de seguridad en un oscuro palacio deshabitado. Tiene buenos momentos, está muy bien trabajada la psicología de dos de los personajes (Cooper y el viejo) y muy bien captada la belleza y oscuridad del lugar. Luego empieza a recurrir a algunas cosas que ya me tienen harto, recursos muy gastados y pierde puntos a lo loco. No es buena, pero tiene algunas cosas.

La nota es un 5.
Emi
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5 de febrero de 2024
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A pesar de que la crítica haya abofeteado esta producción, el director Eylan Rockaway se pone manos a la obra guardándose un as bajo la manga, que constituye la principal fortaleza del guion de Ido Fluk («The Ticket», 2013; «A Crime to Remember», 2013). Algunos lo podrán interpretar como un «Deus est machina», pero ahí está el libre albedrío en la consideración de los acontecimientos narrados. Pero también podría ser visto como una apuesta por ofrecer una profundidad inesperada, abriendo la puerta a múltiples interpretaciones.
No es para nada descartable que haya sido intencionada, esta progresión del arco argumental, que para algunos puede parecer lenta y soporífera, y que contrasta sin lugar a duda con este giro introducido, que nos deja paralizados, a los espectadores, como para que nos saquen en la silla de ruedas en la que ha andado Cooper durante todo el metraje. Un giro que será precisamente lo que se recordará más de esta película, dejando una impresión indeleble.

Desde el principio, se reduce el campo perceptivo del espectador en un espacio diurno engañoso. Digo engañoso, porque la protagonista, Louisa Krause (Streak), nos aparece en un taxi que parece circular por una ciudad casi desierta, a excepción de un vagabundo con el que se cruzan... en un escenario onírico «per se», como postapocalíptico. Que, de otro lado, ya nos permite husmear el tufillo premonitorio de lo que podría venir si estuviéramos atentos, pero que a casi todos cojerá desprevenidos.

Este primer escenario puede resultar tanto o más desolador, agobiante y claustrofóbico como el siguiente y más largo, el del interior de la tan misteriosa y abandonada como lujosa construcción en la que Streak tendrá que trabajar en el turno nocturno con su nuevo compañero Cooper (Jason Patric)... un veterano segurata al que, en principio, en apariencia, vemos como alguien apático, grosero, resentido (quizás por su condición de parálisis que le tiene en la silla de ruedas)... alguien a quien parece sudársela todo bastante, o que ya cuenta con tanta experiencia, que a pesar de estar en la silla de ruedas tiene absoluta confianza en sí mismo y en lo que hace... quizá demasiada.

La ambientación marca tres actos diferentes, todas ellas definidas por este carácter opresivo (la final será, dentro del sorpresivo giro, la más espeluznante de todas en este sentido), como denominador común, pero al tiempo, con sus diferentes matices, como ya hemos señalado entre la primera y la segunda, se acompasa perfectamente con los tres arcos del tradicional proceso narrativo: presentación, desarrollo y resolución.

De ello se hace cómplice la fotografía de Zack Galler, que capta perfectamente el carácter de cada ubicación, y, en función de ello, colorea, texturiza y encuadra las imágenes, dotándolas de una belleza nada despreciable. Y amoldando sus movimientos de cámara a este aparente ritmo «sin prisa» que parece tener el desarrollo, pero tampoco «sin pausa», aunque a la audiencia le de la impresión de que no nos movamos del centro de gravedad que supone el inmenso «hall» del edificio, epicentro de la historia. Contribuye a provocar la inversión de la percepción que tenemos del interior del edificio, pues si al principio lo vemos como un lugar siniestro en el que podremos quedar atrapados (en eso se nos ubica en la piel de los protagonistas), en un momento dado (cuando aparece el vagabundo pidiendo que le dejen entrar), se torna espacio de refugio ante un exterior negro y extremadamente frío, que puede incluso matar al que pase la noche en la calle. Y volverá a haber una vuelta de tortilla cuando los personajes, cada uno a su manera, decidan (o tengan que), descender a las fauces del edificio, para descubrir los terribles secretos que esconde. Secretos que les pueden atrapar ahí para siempre.

Todo esto se cuece en este desarrollo, que ocupa los dos tercios centrales del metraje, pero que resulta de gran importancia en el peso del «script». Si nos fijamos bien, se podría partir en dos mitades. Una, en la que se puede ver la evolución, exploración y manifestación del carácter de los personajes de Krause y de Patric; en la que se conocen, se tantean, entran en un juego de retos y desafíos. Es decir, el guion se toma su tiempo para que hagan vínculo. Algo muy importante en un film en el que prácticamente tenemos a este tándem, y que por ello se desenvuelve como una especie de «buddy film»... y una segunda parte en la que cada uno de las dos, toma su respectiva decisión, en cuanto a la exploración de los rincones más tenebrosos, y lo que puede significar su redención personal.

El trabajo del trio protagonista, es envidiable, y logran asumir eficazmente la tarea de estar presentes en primer plano de la escena, ante la cámara. Pero de todos ellos, tanto el viejo como el personaje de Cooper (Patric, éste sobre todo), hacen gala de su veteranía dramática, y la Krause, aunque no está nada mal, todavía adolece de aplomo, cosa que queda un poco borrosa por la cuestión de si realmente es así como actriz, o es porque precisamente está interpretando a una novata en el oficio de la seguridad.
Pero ante todo, lo mejor logrado, a mi modo de ver, es la evolución que hace Cooper; de un ser al que pasa de todo, hasta alguien que empieza a reflexionar y a cambiar a partir de su interacción con Streak. Cómo ésta, y después el viejo, son catalizadores de su cambio, que lo conduce a la salvación.

El personaje del vagabundo, acompañado de su perro, introduce un elemento de realismo social que contrasta con el entorno del edificio, destacando temas de desigualdad y supervivencia. Su insistencia en entrar y la subsiguiente muerte en el sótano, funcionan como un presagio de los peligros internos, simbolizando la inevitable confrontación con los misterios ocultos y la hostilidad del lugar. La curiosidad del vagabundo y su trágico final reflejan la vulnerabilidad humana ante lo desconocido, mientras que su presencia añade complejidad a la trama
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jordirozsa
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