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La pelea más dificil de Muhammad Ali (TV)

Drama En el apogeo de su carrera, el campeón de boxeo Muhammad Ali es movilizado para combatir en Vietnam. Su negativa a luchar en el ejército norteamericano debido a sus convicciones religiosas desencadena una batalla legal de la que se hace cargo el Tribunal Supremo. El punto de vista del prestigioso juez Harlan con respecto al caso choca con el criterio del joven Connolly, recién llegado al tribunal. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
11 de febrero de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como trasfondo, imágenes reales de Ali contra el Gobierno, cuenta los entresijos que hubo entre los miembros de Tribunal Supremo de los Estados Unidos, sobre la apelación de Muhammad Ali y la presión popular que hubo en esa época, para dictar sentencia. Película realizada para la TV de manos de la HBO y dirigida por Stephen Frears con un ritmo paulatino y un guión adecuado, hace un afectuoso film con cierto momentos de reflexión, Christopher Plummer y Frank Langella con una loable actuación, bien secundado por el resto de los miembros del Tribunal y un Benjamin Walker protagonista de sus ideas sin carisma interpretativa. Una película GRADUAL
lossentidosdelavida
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31 de enero de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stephen Frears es un director interesante, más en sus principios que ahora, pero siempre me gusta sentarme a ver sus películas, aunque se trate de un telefim como en este caso. Cuenta la historia de cómo el Tribunal Supremo de Estados Unidos falló que Cassius Clay, Muhammad Ali, estaba en su derecho al negarse a ir a Vietnam alegando motivos religiosos. Un guión bastante plano se ve realzado por la presencia majestuosa de dos viejos zorros de la pantalla, Frank Langella y Christopher Plummer, respaldados por un grupo de veteranos de armas tomar. Es una película pausada y sin sorpresas, al alcance de cualquier tipo de público, una especie de Reader's Digest del caso Ali. La mejor decisión fue incorporar imágenes de archivo de Cassius Clay, evitando que un actor lo encarnara. Un divertimento light, que sin duda Frears no hubiera firmado hace 20 años, pero... things change...
Eduardo
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29 de julio de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo "El gran combate de Muhammad Alí", una película dirigida por Stephen Frears y acertadamente protagonizada por verdaderos actores, como son, Christopher Plummer, Danny Glover, Frank Langella, Benjamin Walker y Barry Levinson. Este film, centrado en la lucha que mantuvo el campeón de los pesos pesados contra los Estados Unidos -al ser desposeído de sus títulos por rechazar servir en el ejército- cuenta con una impecable ambientación, contribuyendo a ello, la correcta introducción de imágenes documentales de combates y de los discursos que Cassius Clay dió a la prensa en la batalla legal que mantuvo y que le hizo llegar hasta el Tribunal Supremo. Así, a través de la óptica de los abogados y de los Jueces, el director elabora, con gran profundidad y un buen guión, la batalla legal del boxeador, con dominio de los primeros planos de los actores, quienes consiguen excelentes interpretaciones en sus caracterizaciones de histriónicos jueces enfrentados al respeto a la objeción de conciencia y a la libertad de expresión.
amaya pujana levy
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8 de agosto de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
137/20(25/07/16) Interesante sin más, este entretenido telefilm de la HBO dirigido por el inglés Stephen Frears, sin muchas pretensiones contextualiza y expone unos hechos históricos que entremezclan el racismo, los prejuicios religiosos, el antibelicismo contra la Guerra del Vietnam, ello enfrentado a la maquinaria de la justicia del Tribunal Supremo USA, siendo el epicentro el afamado púgil Mohammad Ali, este realmente es el McGuffin sobre el que pivotar un relato complejo sobre (entre otros temas) el sentido del deber, si este debe ser a tus creencias religiosas o a tu país. El guión de Shawn slovo (“Atrapa el fuego”) se basa en el libro de Howard Bingham y Max Wallace, que introspecciona los debates internos acaecidos en la Corte Suprema estadounidense con motivo de la apelación de Ali contra su condena a prisión por negarse a alistarse en el ejército, ello enmarcado en un ambiente de tensiones enfrentadas, con manifestaciones en contra y a favor de la Guerra, convirtiéndose en símbolo de su rechazo el mítico boxeador. Una película que no deja huella, pero sirve como contraventana del fenomenal documental “Los juicios de Muhammad Ali” (2013), es la trastienda dramatizada de esta cinta, donde incluso se ven imágenes de archivo del verdadero Ali en declaraciones que también aparecen en ambos trabajos, los dos del mismo año. Tiene el acierto Stephen Frears de no suplantar con un actor la figura de Ali, lo venos en imágenes de noticiarios y de entrevistas, con un fulgor y energía que difícilmente un actor podría haber emitido, a la vez se convierte en un contrapeso duro, pues estas secuencias tienen mucha más electricidad y fuego de intensidad que todo el resto del film, y es que al final todo se siente liviano, caricias sin llegar a pellizcar, donde lo que más sobresale el tremendo duelo entre dos veranos colosos de la interpretación, Christopher Plummer y Frank Langella.

Muhammad Ali (antes Cassius Clay), en la cima del éxito pugilístico, campeón del mundo de los pesos pesados, al rechazar alistarse en ejército, alegando no podía participar en la guerra por razones religiosas (Ali fue de los musulmanes más prominentes del país en ese momento), declarado culpable de evasión del reclutamiento, fue desposeído de sus títulos, se le prohibió boxear y recibió una sentencia de cinco años de prisión, Ali estuvo fuera de la cárcel mientras el caso estaba siendo apelado. Ali se mantuvo en ojo público durante este período, apareciendo en programas de entrevistas para defender su caso, con el paso de los años los ciudadanos USA eran más favorables a la causa de Ali, por sobre todo como creció el rechazo a la Guerra y Ali era uno de los iconos contra ella, en 1971 el caso llegó a la Corte Suprema. Ocho jueces (el noveno, el juez Thurgood Marshall, renunció por incompatibilidad, era negro como Alí), debatieron sobre la sentencia en principio desfavorable. Es aquí donde el film hinca el diente fabulando como un abogado becario en el tribunal Supremo pudo influir con su idealismo en uno de los jueces.

El relato se desarrolla con fluidez peros sin demasiada intensidad, una batalla de argumentos legales se produce de modo inteligente pero sin punzarte, no hay riesgo en el tratamiento del tema, se atiene el realizador de forma resuelta a mostrarnos una historia sobre la fuerza de la justicia, una loa al idealismo, a la comprensión, al sentido del deber, a la sabiduría de la vejez,

Es una cinta bienintencionada en que la brújula moral es un personaje de ficción mezcla de varios, me refiero Kevin Connolly, un recienllegado ayudante del juez de la Corte Suprema, Harlan, un idealista que intenta reflejar los efluvios del James Stewart de “Caballero sin espada” de Frank Capra, de un hombre sencillo intentando hacer cambiar la pesada maquinaria del poder establecido. Una evolución monocorde, sin sobresaltos, sin giros sorpresa, un buenista lienzo del backgrtound del Tribunal más importante en USA, el modus operandi de los jueces, el de los becarios, con dosis de humor, de retrato de íntimo de algunos personajes y como puede afectar esta a sus decisiones, con reflexiones un tanto superficiales sobre la guerra y sobre la religión, pero a la conclusión queda un inofensivo producto que se ve con tanta facilidad como se olvida. Una ambientación un tanto frugal, donde se entrevé la latente tensión en las calles la época de la Guerra del Vietnam.

Una de las taras es que el Tribunal Supremo queda difuso entre los dos Colosos Plummer y Langella, meras figuras sin peso dramático alguno, de los nueve que hubo, se podría haber elegido la vertiente “Doce hombres sin piedad”, exhibiendo a los jueces y sus personalidades en los debates por el veredicto, pero estas se sienten apresuradas, no bien desarrolladas, como hechas con prisas. Tampoco los becarios abogados se sienten bien reflejados. Tampoco la realización de Frears se siente con valentía alguna, una labor rutinaria, ni frío ni calor, cumplidora, sin transmitirnos intensidad dramática, quedando una realización mansa, intenta forzarnos de modo maniqueo a sentirnos conmovidos con la inclusión de la mujer senil del juez Harlan, pero se siente impostado este recurso, fuera de lugar.

La puesta en escena resulta bastante funcional, minimalista, con un correcto diseño de producción de Dan Davis (“Beautiful girls”), recreando notablemente los interiores de la Corte Suprema, estos lares bajo la fotografía de Jim Denault (“Boys don´t cry”), sobresaliendo la luminosidad, y los primeros planos que exprimen lo mejor de las actuaciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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16 de noviembre de 2021
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Una mirada convincente y entretenida sobre la decisión del Tribunal Supremo de EEUU de juzgar si las razones de Ali para evitar luchar en Vietnam eran legalmente sólidas. El boxeador afirmaba ser objetor de conciencia por sus creencias musulmanas, pero los jueces no estaban dispuestos a sentar el precedente de que cualquiera objetara para evitar el reclutamiento.

El mayor acierto de la cinta es, sin duda, la inclusión de imágenes de archivo del verdadero Ali, en lugar de fichar a un actor que no hubiera podido suplantar el carisma y la potencia de Cassius Clay. Tanto sus combates -perfecta y brevemente narrados- como sus entrevistas, son el perfecto hilo conductor sobre la verdadera trama, situada en los juzgados.

Sin embargo, Stephen Frears nos da una razón aún más poderosa para ver esta película y no es el boxeo, sino el combate interpretativo de su elenco principal: Christopher Plummer y Frank Langella, que nos regalan un duelo protagonista capaz de noquear al mismísimo Ali. Están muy bien arropados, todo hay que decirlo, por sus compañeros de reparto y un guión sin sorpresas pero muy bien contado. Por algo la película logró un par de nominaciones en los Emmy. Altamente recomendable.
Nashville
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