Los caballeros del infierno

Pese a su sugestivo título (tanto el original en inglés como el español), esta obra, dirigida por dos productores que también dirigieron alguna película, es sobre todo una cinta de aventuras, en concreto de capa y espada, con atrevidos (para la época) toques de erotismo y un fondo de denuncia situado en torno a la amoralidad de la nobleza británica del siglo XVIII, que luego veremos, con mayor fortuna, en otro largometraje británico, "Ahora empiezan los gritos" (...And Now the Screaming Starts!, 1973), de Roy Ward Baker.

La secta satánica del principio es sólo una especie de club que organiza orgías para ricos, una idea interesante que por desgracia no se desarrolla mucho más. A favor del resultado final se encontraría además la fotografía en color, hecha por los propios directores.

En el apartado de los defectos estarían, por un lado, el actor protagonista, Keith Michell, simpático pero anodino; y, por otro, la acumulación de tópicos que despliega el guión: la venganza, la falsa identidad para engañar al enemigo, y la dicotomía entre la mujer buena y la mujer mala, o, también, la oposición existente entre el héroe y el villano, que son primos.