El fondo del mar

Admiro a Szifrón pero esta peli me resultó una pequeña decepción. Tiene segmentos interesantes y algunos diálogos muy buenos pero como obra completa me parece muy vacía. Tiene el aire denso de las películas de temáticas profundas sin ser una de ellas. Termina y decís: ¿y?

Después de ver los actores que tenía la película y la crítica argentina en general esperaba otro tipo de película. Lo que me encontré fue un drama de búsqueda de personalidad interior disfrazado de película de misterio. La película tiene buena fotografía pero puede decirse que la acción avanza bastante lenta en ocasiones e irritántemente cansina en otras.
Daniel Hendler está lejos de sus papeles de padre de familia desorientado, "Derecho de familia" y de no menos desorientado hijo, "El abrazo partido", a los que nos tiene acostumbrados, pero no hace mal papel de enamorado celoso y apocado. Tampoco está mal el papel de Gustavo Garzón como peligroso y en ocasiones enigmático personaje.
Se deja ver pero no entusiama

Resulta curioso este largometraje a la vez que ópera prima de Damián Szifron que resulte tan atractivo e intenso como a la vez absurdo y convencional. Szifron lo da todo de sí, deja momentos para la posteridad, esa escena en el dormitorio arriba o Hendler haciendo la vida imposible al amante constantemente son dignas de admirar. Tras ver Relatos salvajes y Tiempo de valientes veo resquicios de Szifron en El fondo del mar. Hay calidad interpretativa y podría haber roto los esquemas del género generando un thriller psicológico alucinante pero intenta ser más realista y sigue los parámetros de lo ya varias veces visto en la temática de los celos y el novio o marido preocupado en exceso por su mujer o novia.
La música apenas la recuerdo y no se amolda bien pero las escenas más marcadas se llevan muy bien porque hay hasta momentos de terror, del mejor thriller pero se funden por algunos personajes muy planos, en especial el psicólogo. Algunas preguntas sin contestar dejan la magnífica e interesante temática de El fondo del mar en una buena ópera prima sin llegar a la calidad inconmensurable de Relatos salvajes, la mejor hasta la fecha de Szifron. Aún así es recomendable y digna de ver.

Película dirigida por Szifron (los simuladores) en el que cuenta la historia de un extraño personaje interpretado por Hendler que sufrirá momentos disparatadados y bastantes bizarros ya que es un obsesivo de su pareja (Fonzi)
Las actuaciones están bien en especial la de Hendler y Garzón.

El fondo del mar (2003) fue el primer largometraje del director y guionista Damián Szifron, quien por aquellos años confesó que el punto de partida para la escritura fueron sus propias experiencias y fantasías como “novio celoso”.

Por Nicolás Bianchi

Todo aquel que ya gustara del cine por los primeros años del siglo seguramente habrá visto El fondo del mar. Pasadas más de quince temporadas, y en días de cuarentena donde el tiempo parece ser un bien sobrante, puede ser una buena idea una revisita, o si hay algún desprevenido, una primera vista de la película.

El film nos presenta a Ezequiel Toledo (Daniel Hendler), un estudiante avanzado de arquitectura que atraviesa una crisis de pareja con su novia Ana (Dolores Fonzi) en la que parecen estar volcadas todas sus energías. Rápidamente observamos que Ezequiel está estancado en sus proyectos para la facultad, aunque un profesor nos indica que se trata de alguien con capacidad e inteligencia. Todas las pulsiones del personaje parecen estar puestas en resolver su vínculo afectivo, visiblemente tambaleante por las primeras conversaciones telefónicas que el espectador presencia pero también por la selección de fotos y objetos hogareños que Szifrón exhibe en los primeros planos.

En ese sentido, El fondo del mar es una película fetichista que adora y utiliza a los objetos para narrar. Los fósforos, los muñecos, las fotos, los teléfonos celulares, una regadera, hasta una una regla T son personajes inanimados que también tienen su parte en el film. En la primera conversación en un bar con sus amigos Ezequiel nos muestra sus rasgos obsesivos al pedir detalladamente cómo quiere que le sirvan un desayuno de tostadas y queso crema. Cada diálogo, cada cosa que se muestra en la película de Szifron cumple una función, ya sea para indicarnos un rasgo de un personaje, para hacer avanzar la historia o para sembrar algo que se va a resolver más adelante. La película es puntillosa, no deja una sola puerta abierta sin cerrar.

El camino de Ezequiel y su confrontación con Aníbal (genial interpretación de Gustavo Garzón) también es lúdico sin por eso perder interés o tensión. La película es un thriller sin sangre. Por el tono inicial, que se respeta, se muestra que la disputa no va ser a muerte sino, a lo sumo, a los cachetazos. El ridículo o los pasos lindantes con la comedia que dan los personajes están ahí para resaltar justamente lo absurdo que pueden ser algunos comportamientos o reacciones. Como si Szifrón se lamentara con un ‘cómo podré haber sido tan gil’.

El resultado es una película sumamente entretenida con escenas memorables como la primera en la casa de Ana o la del incendio del baúl del auto, y una actuación descollante de Garzón que compone a un antagonista perfecto. Es un film con tantos detalles que es imposible recordarlos todos si se la vio cerca de la fecha de su estreno original. No por recordar algunas de las líneas de la trama se pierde interés en una segunda mirada.

El fondo del mar fue la primera película de Szifron, filmada al mismo tiempo que la serie Los simuladores. Su carrera luego continuó con Tiempo de valientes (2005) y Relatos salvajes (2014). Se ha anunciado su participación en dos proyectos, La pareja perfecta y Misanthrope (su primera película en inglés ya que la actriz Shailene Woodley es la protagonista), aunque se desconocen posibles fechas de estreno.

El film obtuvo premios en los festivales internacionales de Mar del Plata, Toulouse y Miami mientras que la actuación de Garzón fue laureada con un Cóndor de plata y un premio Clarín.