Vaca

*La nueva estrella del cine: Luma

Cow es un documental que sigue la vida de una vaca lechera, Luma, desde que nace hasta su muerte, y que deroga algunas de las leyes más comunes del lenguaje cinematográfico que la directora siempre ha respetado. Mediante la identificación con el animal, consigue que el espectador genere un afecto hacia él. Los trucos cinematográficos, sin embargo, no evitan el destino de la vaca; por tanto, crea así un sentimiento que solo está ahí para frustrarse al final. Es más, Luma podría ser cualquier otra vaca (igual que la granja de Inglaterra podría estar en cualquier otro lugar), pero la sensación sería la misma.

A priori podrían encontrarse semejanzas entre Cow y el largometraje de Kossakovsky, Gunda, pero la única similitud es la cercanía que experimenta el espectador con el animal. Arnold no realiza estetizaciones de ningún tipo, ni intenta embellecer la vida de la vaca. A diferencia de lo que ocurre en Gunda, donde cada plano está elegido por su delicadeza y su configuración respecto al resto, todo envuelto en un elegante blanco y negro.

*La mirada de Luma

Aunque se trata de la primera incursión en el género de Arnold, Cow respira a fondo de su cine, desde la puesta en escena naturalista hasta el uso predominante de la cámara en mano. De hecho, la directora utiliza un movimiento bajo de la cámara, mostrando la capacidad de relacionar a un personaje con su propio entorno sin contar siquiera con la expresión del rostro. En Cow, el ser humano aparece fugazmente, siendo siempre el punto de vista del animal el foco principal de la obra.

Los planos donde se cruza la mirada de Luma y los elementos del paisaje circundante -con los que Arnold sugiere los estados de ánimo del animal- obtienen un resultado abrumador. Se comprende el régimen de sumisión en el que viven las vacas mientras que el humano se desdibuja como música de fondo, recordándonos cuán destructivo y aniquilador es el impacto del ser humano en el mundo animal.

*Conclusión

Arnold dirige un documental ejemplar por lo que logra captar, una obra madura que lleva al público por el camino correcto pero sin pretensiones tendenciosas. No obstante, no renuncia a contar la triste verdad de los hechos inherentes a la explotación ganadera. El horror del criador se normaliza y la vida cotidiana de la granja continua con fría tranquilidad.

Escrito por Soraya Unión Álvarez