Crónica de la guerra carlista

El resto no pasa de ser un mero documental con unas escenas bélicas bastante pobres aunque con un vestuario bastante cuidado.Sin embargo, no esperaba ver un gran plano de una carga de caballería o de la artillería carlista al mando del general Ollo frente a las puertas de Bilbao en 1874, nada de eso, le he puesto un cinco porque aunque la historia y la realización no sean dignas de mención, la película no esta polarizada y eso que esta subvencionada por el gobierno vasco (PNV en 1988) dando pie a que pueda haber manipulaciones por parte de los políticos.

La buena muestra de ello es el debate final, ambos, el liberal bilbaíno y el carlista de anteiglesia rural, me han convencido con sus argumentos sólidos y bien fundados.

Voy a tener el gusto de ser el primero en realizar la crítica de una película, en este caso, de la poco conocida "Crónica de la guerra carlista". De hecho, nunca la hubiera visto si no fuese porque un amigo de esta página me la recomendó, cosa que agradezco. La gracia de este trabajo de José María Tuduri es que versa sobre el carlismo, o para ser más exactos, sobre la Tercera Guerra Carlista (1872-1876). Escasea muchísimo, es casi una rareza, que la ficción española toque, aunque sea de refilón, este movimiento político tradicionalista, con el que me identifico, y sus conflictos contra el estado liberal, motivo por el que se valora el intento.

Sin embargo, más que película, lo que es "Crónica de la guerra carlista" es una especie de documental en parte novelado, cosa que me ha resultado bastante decepcionante. No hay historia, ni personajes, ni casi diálogos, salvo los que apartan los dos narradores. Como introducción al tema o para ver uniformes, banderas y tal puede tener su interés pero si esperas unos acontecimientos hilvanados o cualquier cosa al margen de lo rigurosamente histórico, no vale la pena. Seguramente lo mejor es ese enfrentamiento verbal en el que un liberal y un carlista exponen sus puntos de vista, con bastante razón en ambos casos, hay que reconocer.

¿Recordáis lo coñazo que podían llegar a ser la clases de Historia en el instituto con el profesor ceporrón aquel que era lo suficientemente viejo como para poder haber vivido en primera persona lo que te estaba contando? ¿Recordáis esa desolación, esa impotencia, esa desesperación, esas ganas debocadas de que sonara el timbre de una puñetera vez para salir corriendo de allí y comerte el bocadillo de chóped? Pues todo eso he sentido viendo esta película. El horror. Al menos el título no engaña: Crónica de la Guerra Carlista. Tal cual, ni más ni menos: un par de viejos contándote el tema del examen del viernes que te vas a preparar de memoria el jueves para que el sábado te digan Amodeo y te creas que es una marca de mantecaos. Porque no hay desarrollo dramático ninguno, y ni siquiera tiene la agilidad de un buen documental. Es una puñetera lección de historia. Y está demostrado que el cerebro no puede asimilar durante tanto rato tanta información, así que mientras la película sigue, yo me entretengo riéndome con que, a pesar de estar rodada en español y euskera, el sonido no es directo y que uno de los actores del doblaje es el mismo que pone la voz del Sr. Burns en Los Simpson, con que el “prota” es el mismo actor que hacía de la parodia de Franco en Mortadelo y Filemón (aprendí más historia ahí, por cierto) y con que durante cuatro segundos y medio sale Anabel Alonso cantando “que le den agua de limón sin azúcar ni canela”. Sí, y con un poquito de cianuro, por favor. Insufrible.