El guión (Historias para la noche) (TV)

Basado en un cuento de un escritor argentino, "El guión" explora, a partir de los conceptos de "Pigmalión", las relaciones humanas, las aspiraciones truncadas y el fatalismo, llevado al extremo más surrealista, con un tratamiento más próximo al realismo mágico sudamericano que a un drama de cajón. No es, por tanto, una "historia para no dormir", sino una extraña y surrealista historia, donde los protagonistas, son personajes de la misma. Brillan todos los intérpretes, con esa profesionalidad tan propia del teatro, con un extraordinario - como siempre- Ibáñez Menta y una convincente Marisa de Leza.

El relato de D. Sáenz llega a la pequeña pantalla como una ambiciosa propuesta que N.I. Serrador sabe recrear con intensidad vivificadora y con ese marchamo de valor intemporal y de arquetipo que suele imprimir a sus películas.
El contexto cinematográfico es austero y de presupuesto muy exiguo pero consigue un resultado altamente atractivo y de notable vigor narrativo meciéndose en el vaivén de un acompañamiento musical casi siempre tenue pero de gran capacidad de refuerzo.
La trama ofrece entidad propia y la adaptación de cineasta argentino es magnífica.
La excelente interpretación de N.I. Menta, por su parte, confiere a la historia realidad y verismo.

Primero fue un cuento del escritor argentino Dalmiro Sáenz, luego un drama teatral y, finalmente, una película de mediado metraje con la que debía arrancar una serie para Televisión Española que nunca se hizo: "Historias para la noche".
El planteamiento es de lo más sencillo. En la habitación de una modesta pensión un oscuro escribiente de una compañía se seguros (Ibáñez Menta), copia que te copia folios a máquina a tanto la hoja como sobresueldo.
Es feliz a su manera, hasta que un día recibe la visita de una enigmática mujer (Leza) que rompe para siempre la estabilidad de su vida solitaria. Ya nada será igual, ahora vive para ella y para colmar sus deseos.
Otra vez la tragedia de "El Ángel azul". Otra vez el profesor Immanuel Rath descendiendo enamorado a los infiernos de la ruina y la locura.
Una puesta en escena teatral, sobria. Prácticamente el único escenario de la habitación con una mesa camilla donde tabletea sin parar una vieja máquina de escribir "Underwood", la gran protagonista del relato, donde ahora escribe "El guion" que le proporcionará dinero para retener a su "Lola". Un guion que cuenta esta misma relación, "De nuestra propia vida se puede hacer un guion". Pero este tiene pendiente el desenlace ...
Un drama muy teatral, intenso, angustioso por momentos. Angustia que derrama una magnífica interpretación de Ibáñez Menta mientras suena casi como único fondo musical el tac-tac mecanográfico.
Un drama trágico, sobrecogedor por momentos. Interesante.