El tren de Lenin (TV)

Sentía curiosidad por ver esta película. Quería saber que punto de vista exponían sobre Lenin, sus teorías y la revolución Rusa, pero... . Siempre es interesante ver documentales o películas que tratan sobre hechos y personajes históricos. Lenin es uno de los mayores y más importantes personajes del siglo XX (no es poco) y la revolución rusa un hecho histórico sin precedentes: la conquista del poder a manos del proletariado y la posterior construcción del primer Estado socialista de la historia.
El film narra el regreso en tren de Lenin y su séquito a Rusia desde Suiza, donde se encontraba exiliado. Allí en Rusia prepararía la revolución bolchevique que triunfaría finalmente el 25 de octubre de 1917 (según el calendario juliano). Debido a su excesiva duración sumado a su poco contenido (entendible al ser, en realidad, un telefilme) la película se hace aburrida. La dirección (llevada a cabo por el italiano Damiano Damiani) y las actuaciones son correctas, sobresaliendo la interpretación de Lenin que realiza Ben Kingsley. Los diálogos son superfluos, no dicen nada interesante ni entran de lleno en ningún tema. Tampoco esperaba que impartieran una clase sobre materialismo dialéctico, pero sí, al menos, que profundizarán en algunos temas. Y, por último, como esperaba, la película se centra demasiado en el trío amoroso formado por Lenin, Nadya Krúpskaya e Inessa Armand.

Il treno di Lenin, o El tren de Lenin, es una miniserie televisiva italiana de 1988 dirigida por Damiano Damiani, con la ninfa Dominique Sanda en la interpretación coprotagónica de la camarada Inessa Armand; la misma de Más allá del bien y del mal (1977) de Liliana Cavani, en el papel de Lou Salome; de Novecento (1976) y El conformista (1970), de Bertolucci; aquí se deja ver una reconstrucción digna de los hechos que se suceden alrededor de Lenin en su retorno del exilio a la Rusia convulsionada de 1917: Lenin llega a Petrogrado el 16 de abril de ese mismo año y Trotsky igualmente el 17 de mayo al mismo destino.

Lo rescatable de esta producción es que parece carecer de una perspectiva stalinista y se enfoca en el carácter verdaderamente revolucionario de Lenin. Esta obra nos sumerge en las peripecias del revolucionario marxista en su retorno a la Rusia convulsionada en relación contextual a la Europa de entreguerra.

A menudo los acontecimientos históricos omiten detalles significativos que cuando la ficción pretende reconstruirlos nos sume en la complejidad de lo acontecido. Esta obra lo logra con éxito.

Debe ser complicado tratar de ajustarse a los hechos históricos y que salga una película divertida, pero desde luego, esos momentos en los que se mueve la historia del film, son suficientemente atractivos e interesantes como para no aburrir al personal. ¡Nada menos que el regreso de Lenin a su patria Rusia! Pues nada oiga, un tostón.
Desde luego el título no engaña: no salimos del tren salvo para estirar las piernas de cuando en cuando. Termina siendo agobiante, más que nada porque la historia que nos van contando y las maneras de hacerlo, es un sinfín de apuntes que no llevan a nada, ni profundizan en nada. Y cuando tratan de hacerlo, casi resulta peor, porque empiezan a hablar sin decir nada de nada.
Al final no interesa la historia, ni el viaje, ni la postura de los alemanes ni nada de nada.
Eso sí, una recomendación que os hago encarecidamente: dura casi tres horas y media. No la veáis de forma seguida. Os querréis tirar del tren en marcha.