Calor tropical (Serie de TV)

Tropical Heat es una serie que siguió el estilo marcado en los ochenta por Luz de luna, solo cambia el escenario; Cayo María en Florida. Nick Slaughter (Rob Stewart) es un ex-agente de la DEA que ha acabado de detective en este lugar paradisiaco. Aquí conoce a Sylvie (Carolyn Dunn) que sera su secretaria y con la que formara un equipo perfecto. Con esa tensión sensual que le da la salsa que necesitan este tipo de series.
Lo que ha quedado para el recuerdo del personaje de Nick, es su coleta, sus camisas hawaianas abiertas enseñando el pecho lobo y el mítico jeep. Y si, es lo que estas pensando, un chulo de playa de tomo y lomo, mujeriego hasta decir basta, pero siempre se le ofrece al espectador algún momento romántico, entre tanta pose y bravuconadas varias. Entre caso y caso, lo normal es encontrarlo en el Tropical Heat, un chiringuito playero que da titulo a la serie, tomando un daikiri mientras pasa las mozas en bikini.
Nick siempre tenia ese humor socarrón, ese gracejo tan particular que hacia que la serie enganchase con facilidad. El tema principal de la serie da titulo a la critica y es un clásico.
Recomendable para los nostálgicos de los noventa y los que disfruten con las series de detectives.

Nick Slaughter es uno de los mejores personajes de la televisión. Al igual que Michael de Nikita, no se leía los informes, pero al menos lo decía. En otras palabras, compañeros usuarios, no era un trepa laboral. Él decía: Venga va, deja por ahí los papeles, ya los leeré.

Desde “luz de luna” no ha funcionado tan bien la química entre los protagonistas. Maravillosa la pelirrojilla Carolyn Dunn, dotando a su personaje de una dulzura y encanto natural irlandés en los Cayos tropicales, imprime a la serie reminiscencias fordianas (la taberna del irlandés).

Gran coproducción Canadiense-israelí, aunque esta bendita página diga que es estadounidense. Con sólo dos temporadas filmadas, pero que tuvo relativo éxito en España y que en Serbia marcó un hito en la historia de la televisión.

Mención aparte el tema opening de la serie: " Anyway The Wind Blows". Un tema fresco y pegadizo, como tiene que ser en esas latitudes.

Como curiosidad, en EEUU se estrenó con el sugerente nombre de “Sweating bullets”.

Esta crítica va dedicada a la hermana de Marcos, que suspendió el COU aquel año en parte por esta serie, en parte por el novio inglés con tatuajes (yo creo que "pasaba mierda") que se echó en el sur.

Que esta serie, mala como casi todas las de su especie, tenía un puntito como diferente y encantador, no puede negársele. Al igual que "Los vigilantes de la playa" estaba protagonizada por uno de los últimos ejemplares de Auténtico Macho que pasaron por nuestras pantallas antes de la debacle de los vampiros gays. Aunque Nick Slaughter superaba por mil yardas la peluda belleza de Mitch Buchannan: aparte que era más joven y llevaba camisetas de un floreado imposible con tanta hombría que a partir de entonces siempre me ha parecido una prenda terriblemente viril.

Nick, a pesar de un cierto aire gigoló que se le intuía de manera subrepticia, se dedicaba al tema detectivesco a la par que mujeriego mientras mantenía una constante tensión sexual no resuelta con Sylvia, su socia y la única con la piel no bronceada de toda la serie, por motivos no claros.

Pasaban más cosas en un capítulo que en toda mi vida entera y cuando no tocaba enfrentarse a contrabandistas malignos, tocaba lidiar con mafiosos, maridos psicópatas celosos o torvos secuestradores. Pero eso era mero decorado para realzar lo que realmente importaba: el pecho velludo de Nick, los maravillosos paisajes de Florida y los cuerpos torneados que se paseaban por las playas.

Siempre quedé con la duda de si al final de la serie se habrían liado por fin Nick y Sylvie...¿se acuerda alguien?

Qué tardes sintiendo el calor tórrido de Florida en propia piel. Aquel pecho lobo de Nick Slaughter y sus camisas hawaianas eran una institución en cuanto a una forma cachazuda de concebir la rutina. Aunque no se le pudiera llamar “rutina", en un sentido estricto, al día a día del excéntrico detective.
Era divertido el contraste entre el despechugado anti-dandy con coleta y su ayudante pelirroja, de cutis como la nieve, impecablemente vestida y arreglada, como si el sol inclemente y la elevada temperatura de los cayos de Florida no tuviesen nada que ver con ella.
Casos que resolver, riesgo y risas bañados por el mar transparente y refrescados con los cócteles del “Tropical Heat”, un chiringuito en el que no se limitaban a servir margaritas a los sedientos clientes.
Morbillo servido a cargo de un sexy detective ligero de ropa, y de su partenaire que hace las delicias de quienes sienten debilidad hacia las pelirrojas de piel blanquísima.