Girls (Serie de TV)

"Girls" es una serie tragicómica con el sello de la HBO que sigue las experiencias y el paso a la madurez de un grupo de amigas veinteañeras que tratan de abrirse camino en Nueva York: Hannah (Lena Dunham, también creadora, directora y guionista de la serie), aspirante a escritora; Marnie, asistente en una galería de arte; Shoshanna, una estudiante virgen y aparentemente recatada; y Jessa, una exhuberante niñera británica.
Amistad, relaciones complicadas, mucho sexo y el siempre ¿encantador? escenario neoyorkino... pero pese a que sobre el papel el argumento parecería un remake de "Sex & The City" en versión veinteañeras hipsters, nada más lejos de la realidad y ya desde el primer capítulo disipan esta potencial expectativa.
La visión del sueño neoyorkino que nos propone "Girls" es mucho más cruda, desencantada y disfuncional. Es una radiografía de una generación de "loosers" post-adolescentes que de pronto se da de bruces contra una realidad exasperante y mucho más cruel de lo que se esperaban.
Una propuesta interesante, entretenida, a veces incómoda y cargante, con unos diálogos que fluctúan entre la brillantez y la pretenciosidad (a medida que avanza la temporada hay más de esto último), y unas actuaciones más que correctas.

Para ver un par de capítulos y juzgar por uno mismo.

Tras la resaca de los globos de oro, "Girls" tiene que estar que no se lo cree, y más concretamente Lena Dunham. Empecé a ver la serie unas semanas antes de la antes comentada noche, y en un par de días me ventile los 10 capítulos que componen la primera temporada....y que decir.
Hay gente que la califica como la versión indie (incluso he leído porno-indie, bonita palabra para añadir al diccionario de expresiones molonas) de Gossip Girl y solo se me ocurre pensar...WTF??
Lena Dunham no se corta ni un pelo a llamar las cosas por su nombre, a retratar (parte) de la sociedad, más específicamente, a retratar la juventud de una ciudad tan cosmopolita como es New York. Y es que señores/as, no se que tiene New York que enamora a sus propios habitantes, debe desprender cierto aroma que el resto de los mortales no saboreamos de nuestras ciudades, y es por ello que jamás se podrá ver, oir o olfatear nada tan agradable como a un local hablar maravillas de esta ciudad (sino pregunten a Woody Allen).
Pero dejándonos de algarabías y comentarios varios, vamos a centrarnos en lo que nos concierne y es que la capacidad de esta muchacha para escribir, para narrar, para contar situaciones y dicho sea de paso para actuar es excepcional (mejor lo primero que lo segundo, todo sea dicho).
Asi que este compendio de situaciones hilarantes, conversaciones de, para y sobre sexo (y durante el mismo), unas compañeras de viaje destacables (ellos un contrapunto de lo más malicioso y de lo mejorcito), no es sino una reflexión algo pretenciosilla (si es que algún defecto debería tener) de una juventud sin rumbo, ni norte, muchas veces no por méritos propios.
Y que más se puede decir...se que es una serie que no gustará a muchos, que levantará ciertas reticencias, que será vista como una muestra más del ego bohemio-chic de estas muchachas, pero solo comentar una última cosa...no sabéis lo que os estáis perdiendo.

El tiempo (y esta serie) es como una goma elástica: cada uno puede estirarla, tensarla y aflojarla a discreción. Sobrevalorada, dirán algunos; incomprendida por la envidia, dirán otros. “Girls” nos trae de la mano el sobresaliente talento y exhibición ombliguista (y a mucha honra) de Lena Dunham. Estamos ante la evolución generacional y cronológica de “Sex and the City (Sexo en Nueva York)” y posiblemente, ante los mismos comentarios y comparaciones, la serie se mira desde su piloto como espejo de esta en el personaje virginal de Shoshanna, una idealización metafórica de lo virginal y sofisticado. Una vez divisado el homenaje/asimilación, Lena Dunham se dispone a caminar y enfrentarse a ese temido mundo.

No sé si es la crónica de una generación o el diario de vivencias de Lena Dunham, pero “Girls” es una ficción siempre sorprendente y divertida con sus escarceos dramáticos y sentimentales entre la desinhibición sexual y el camino hacia la madurez. Nueva York es el perfecto escenario, tan cosmopolita como proclive a los sueños de una generación norteamericana. Con cuatro personajes femeninos muy definidos, Lena Dunham se enfrenta a los contrastes de ensoñaciones e idealizaciones frente a la cruda realidad y los golpes de la vida. La inteligencia de la propuesta puede tanto epatar como cargar al espectador. La perfecta banda sonora y elecciones de temas musicales nos dejan implícito el buen gusto y lo pretencioso e indie de la propuesta. Que Judd Apatow esté detrás y respalde “Girls” no deja de ser sinónimo de la evolución de la comedia hacía tintes dramáticos y sexuales, característicos en la obra del director de “Virgen a los 40”.

“Girls” es tan brillante como honesta y cargada de un humor inteligente y brutalmente ácido, repleta de la ironía vital con un futuro tan gris como incierto, sin capacidad de visionar cualquier perspectiva laboral después de la universidad. No existe rincón para sentirse superior y la propia escritora, directora, productora y actriz decide enfrentarse a sus miedos sentimentales, románticos, anímicos, profesionales y autorales como catarsis y redención personal. Su cuerpo parece ser su arma y envoltorio y no visionamos la serie desde ningún atisbo de frivolidad sino de crudeza, como si la propia Lena Dunham mostrara la cruda realidad a la que se ha enfrentado previamente.

En “Girls” las cosas se ponen muy feas y serias, pero se halla un equilibrio entre lo amargo y cómico de todo asunto trágico: ya sea trabajo, amor o sexo. A veces parece que el fracaso socioeconómico actúa como metáfora en la vida de esas cuatro jóvenes, al igual que sus títulos de crédito, y sus intentos de supervivencia en un mundo voraz, pero la carga humorística actúa como sarcasmo para demostrarnos que la mejor manera de afrontar la vida es con humor y mucho sexo. Con mucho de todo y todo realmente adictivo y estupendo.

P.D.: Es cierto que en la segunda temporada (a falta de que se emitan sus tres últimos capítulos) todo se vuelve más previsible y menos certero. ¿Cómo la vida y el sexo al fin y al cabo? ¿Es esa la moraleja de tu cosmopolita-y-puti-fashion cuento sin hadas, Lena Dunham?

Hanna es una escritora veinteañera que intenta buscarse la vida en una gran metrópoli. Pretende ser la voz de su generación, "o una voz de alguna generación", y en el intento vive diversas experiencias familiares, laborales y sexuales con las que difícilmente no vayamos a empatizar. Sin habérselo propuesto (o sí, no sé), la verdadera voz de su generación es Lena Dunham, la guionista, productora, directora y protagonista de esta serie, a medio camino entre el indie y el mainstream, que con tan sólo 26 años ha creado el nuevo icono pop audiovisual. Parece que tendremos Girls para rato.

Los primeros capítulos me recordaron bastante a "Sex and the City" No es elegante como aquella, ni tan sofisticada; su guiones son distintos, porque han pasado veinte años y ahora nos encontramos delante de otra generación, con idénticos problemas, aunque resueltos de diferente forma.

Al principio me resultó insurgente, contumaz, desobediente, poco dócil y bastante reacia a ser una más ¿Lo habrá conseguido durante sus seis temporadas?

Pues no, al final deriva por los caminos fáciles, conocidos, con secuencias siempre extendidas para conseguir... cubrir espacios y tiempos.

Bienvenida a lo de siempre.