Megalodón 2: El gran abismo

De nuevo, el viejo debate de si el cine es entretenimiento o de si debe haber algo detrás asoma la aleta por las para nada complejas mentes de los espectadores. Es cierto que vienen de ver lo último de Christopher Nolan, de modo que vienen en modo exigentes pero, ahí están, tragándose una peli de casi dos horas sobre un tiburón gigante y un calvo que los mata a puñetazos. De las únicas dos críticas que hay publicadas, una dice que se quiere arrancar los ojos y el otro habla del "sudapollismo de Gus Van Sant contando billetes" como analogía a la labor de Ben Wheatley como director. Yo ya le digo, querido lector, que pese a tener ojos y conocer a Gus Van Sant no he pensado en ninguna de las dos cosas durante toda la cinta.

Para empezar, estaría bien recordarles que hay un libro. Una saga de libros, en realidad, detrás de este binomio del que Meg 2 ha pasado a formar parte. Tal vez esta omisión reduzca la expectativa del espectador a, simplemente, ver tiburones gigantes. Desgraciadamente para él, hay una trama, hay personajes, y generalmente esto no está bien visto a no ser que sea Shakespeare el que escriba los diálogos. Si el dramaturgo no se encuentra tras el guión, es muy probable que el espectador de turno clame que el libreto de la cinta no es el adecuado. Está en su derecho, como dice Jonah Hill en "Supersalidos": "ojalá el porno que veo lo dirigieran los hermanos Coen".

La cinta está bien si uno viene con las expectativas como las debe tener. No pido una reducción fenomenológica a lo Husserl, pero al menos que señores de alrededor de 30 años no griten con los ojos "queremos ver bichos grandes comiendo gente". Serénese, sabemos que lo que usted quiere ver es sangre. Lamentamos informarle que había un tiempo en el que el cine no necesitaba ser sangriento para atraer al público. En su lugar, hay una historia "tipo", con claras referencias a otras películas, una división de buenos y malos bastante heterogénea y unas escenas de acción absorbentes.

Lo que no entiendo es el argumento de que "parece una serie B". No hemos visto la misma película, y lo peor de todo es que cuanto más se gasta la peña en hacer una de estas películas, más les recuerdan los "puristas" que su sitio no es este, que no quieren pagar por ver una película de tiburones con actores conocidos (no pongo buenos porque entonces ya me terminan de defenestrar), sino que si se hace este tipo de cine debe ser, exclusivamente, para ver el resumen de las muertes en internet.

Yo me lo he pasado bien viéndola y sin embargo me sigue gustando más cualquier película de Clouzot. ¿Es esto posible?¿Es posible que te guste una película de tiburones gigantes que sigue la misma línea de historias que todas sus predecesoras y que, al mismo tiempo, no te quieras arrancar los ojos? Pues yo les digo: es posible y no dejen que la bilis de mis compañeros les evite pasar un buen rato.

Sin duda esta película es lo que es, hasta ahí uno puede asimilar, la primera parte me gustó, incluso la he visto cinco veces, sin embargo esta nueva entrega es un completo despropósito, un engaño en toda regla. Todo es malo, exageradamente malo, y cuando digo todo es todo, no se salva ni el apuntador. No soy nada exigente con este tipo de productos, son de consumo rápido y evasivos, pero ni eso funciona en Megalodón 2, la cual resulta mala con avaricia, es incluso peor que Sharknado que ya es decir. Dirección no hay, directamente, guion, estoy convencido que ningún humano en su sano juicio ha podido idear esto, interpretaciones, por lo menos de lo malas que son logran que te rías, efectos especiales, CGI puro y duro, por momentos delirantemente cutres, parece hecho a propósito, o simplemente les dio igual. La fotografía no está nada mal, quizás se la único que se puede salvar en esta película pues la música o banda sonora ya ni la recuerdo. Todo resulta un sinsentido muy irregular técnica y artísticamente, no funciona ni como producto de evasión, de distracción. No es un blockbuster, lo venden y comercializan como tal, pero ni de lejos, es la típica película hecha para Netflix en la que no falta de nada dinosaurios, megalodones, mercenarios, artes marciales, fantasmadas, comedia absurda, ciencia ficción, pulpos gigantes, tiroteos, peleas, explosiones, súper trajes submarinos... Miento, faltan alienígenas, es lo único que se les olvido meter con calzador. Siendo muy, muy compasivo, se rescatan, se da el visto aceptable a los últimos treinta minutos, eso si, sin pensar y vaciando el cerebro, tragando incluso que los nabos vuelen. Una vez más las productoras juegan a hacer películas y lo que logran es algo que te insta a arrancarte los ojos y pisotear el cerebro.

Soy un gran fanático del cine absurdo y de las consideradas "películas tan malas que son buenas", cosas como Willy's Wonderland que son bodrios las disfruto porque soy consciente de los estúpidas y malas que son por lo que me divierto, hasta la primera parte de esta cosa me entretiene. Los grandes estudios últimamente quieren hacer películas estúpidas porque saben que funcionan, lo malo es que aunque rindan bien en la taquilla por su bajo presupuesto, no funcionan porque son simplemente malas, el mejor ejemplo de esto es Cocaine Bear, que no funciona, lo mismo pasa con esto.

El problema es que esta película más que ser una tonta historia tonta de acción, sigue la norma de las películas de monstruos, se centran demasiado en el conflicto humano. Durante más de la mitad de la película los megalodones casi ni salen siendo lo que ha sido promocionado en pósteres y tráileres por lo que se siente una estafa, la trama real es superaburrida que no emociona ni te da la supuesta tensión que te quieren dar. Cuando ya llega lo que esperábamos ver dura muy poco, dejándonos con las ganas y te hace sentir la película como una gran farsa que no vale la pena ver.

Otra horrible cosa son los personajes por los enumeraré; Jason Statham sigue siendo él mismo, con la misma personalidad que en todos sus filmes (como la mayoría de héroes de acción actuales); el personaje de Meiying es insufrible y caprichosa, por lo que cae mal durante toda la película; el resto del equipo de los buenos es demasiado genérico y sin personalidad; los villanos son tan poco originales que parecen de dibujos animados, lo que los vuelven estúpidos y poco amenazantes; acabo con los monstruos que debieron salir muchísimo más de lo que hicieron.

Todo esto es una mentira que no vale la pena, y si aunque quisieran hacer una película sin que el monstruo salga tanto, un buen ejemplo de manejo al respecto es Tiburón, pero les daría igual con tal de sacar ingresos con estas cintas irrespetuosas al espectador, pudiendo haber quedado como una película dominguera, acabo en lo peor del año.

Una película de estas características juega en una liga particular, con ser entretenida y divertir ya cumple con sus objetivos dentro de cine con monstruos de verano, pero en este caso, se han ido a la forma de hacer de Asylum y sus “Sharknado” con el mismo nivel de tontería extrema en el guion pero sin aprovechar los 150 millones de presupuesto con los que contaban, que es una diferencia notable.

La dirección es de cachondeo y eso se nota desde el primer momento con las transiciones y los fallos de raccord que se marca el director, de Jason Statham cabe esperar que sea inmortal (debió ofrecer su expresividad a cambio de este don) y que pueda hostiar a tiburones prehistóricos con las manos desnudas si es menester, pero la parte imperdonable es que jamas te ríes con ellos, sino de ellos.

Frases como “era un riesgo calculado”, “cuando vea un peligro, nos iremos” o “has visto alguna vez un pez con traje de metal” mientras pasean por los mundos de yuppie a 8.000 metros de profundidad son tales insultos a la inteligencia del espectador incauto que no haya apagado su cerebro por completo, que el mínimo de dignidad que exigirían los comportamientos de según qué personajes, les llevaría a morir varias docenas de veces en esta película, pero aún así todo es inane, sin vida ni emoción de ninguna clase, ni sorpresas ni diversión ni seguir siquiera los esquemas clásicos del género.

El cgi no es particularmente bueno, varios de los secundarios que aparecen están como sin ganas pese a que habían demostrado talento en otros trabajos del pasado (no aquí, claro), al buen concepto de isla diversión le falta diversión y los monstruos ni siquiera tienen demasiada relevancia en una trama en la que Sergio Peris-Mencheta es Terminator y Wu Jing se alza como el personaje con mayor número de planes suicidas por segundo y el más hostiable de todos sin duda alguna, y ni siquiera es su peor película, que ese hombre ya había trabajado en “Zu warriors”, ahí es nada.

De este verano, sin duda me quedo con la más humilde y entrañable “Tiburón negro”.

A mí lo que me gustaría es que una película de este tipo tuviera un tono serio y adulto en torno a la figura del megalodón, un imponente tiburón prehistórico. Sin embargo, comprendo que se opte por una fórmula más desenfadada pensada para el espectador menos exigente o para aquel que simplemente está de vacaciones y le apetece consumir un producto fácil de digerir. El problema es que Megalodón 2: La fosa, no sirve ni para esto. Es una película floja que en ocasiones llega a lo absurdo, y lo peor es que parece intencionado.