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Las elegidas

Drama Ulises, de 15 años, y Sofía, de 14, son dos adolescentes enamorados que caen en las manos de Marcos, el padre de Ulises, quien obliga a su hijo a seducir a chicas jóvenes para obligar a estas a prostituirse. Así, Ulises termina por entrar al mundo que negó: el negocio de tráfico de mujeres que existe en su familia. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
6 de junio de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son contadas las veces en la que uno se encuentra un cine comprometido, un cine que trasciende lo artístico para denunciar situaciones inadmisibles. En América Latina es prácticamente un género en sí mismo, fuertemente explotado, y Las elegidas de David Pablos da buena cuenta en ese aspecto. Su historia nos sitúa con una familia aparentemente normal. Ulises es el hijo menor, y está comenzando una relación con Sofía. Lo que ella no sabe es que está a punto de entrar en el negocio familiar a la fuerza.

El mexicano David Pablos (La vida después), firma una cinta-denuncia que pone el acento en la trata de blancas. Rodada en su Tijuana natal, nos transporta a los bajos fondos de un negocio sin escrúpulos, donde las menores sólo sirven como mercancía en manos de usuarios inertes. Pablos se centra en las víctimas de rostro languidecido, de expresiones desaparecidas, de carmín y máscara de pestañas, de inocencia interrumpida, de hieratismo gélido. Para ello se vale de la sutileza, arma indispensable a la hora de relatar el infierno de estas niñas obligadas a jugar en un mundo de adultos, los mismos que la utilizan como juguetes rotos para satisfacer su ansia, su sed y su poder.

Las elegidas consigue revolver el estómago, sacar la rabia desde dentro, pero también se permite ciertas licencias narrativas para presentarnos un thriller muy digno. Ulises, desesperado por recuperar a Sofía, intentará, por todos los medios, sacarla del lúgubre burdel en el que él mismo la ha colocado. Comienza entonces la guerra de la seducción, del embelesamiento profano y, nuevamente, de los engaños y trampas, como si de un proceso cíclico se tratase. La historia se repite una y otra vez, pero Ulises no tiene más remedio que ceder ante un padre y un hermano autoritarios y amenazantes, porque sabe que la traición en su familia tiene un alto precio. Mientras tanto Sofía seguirá atemorizada por los sonidos de su sexualidad arrebatada, absolutamente alienada y alejada de la realidad, que ahora sólo cuenta con rostros masculinos de miradas desconocidas. Nancy Talamantes da vida a esta Sofía en un alarde de contención. Su labor es dura y su papel comprometido, pero ella permanece estática, desafiante y, sobre todo, fría, como alejada de esa realidad que le ha tocado interpretar. Lo que nos llega de ella es esa incomodidad que intenta sortear de la mejor forma que sabe. Su dulzura e inocencia se las han robado, pero su fuerza y su espíritu parecen seguir todo el rato con ella, aunque escondidos para que no se los quiten.

En toda esta visión plagada de frivolidad y de una calculadora atmósfera, Pablos deja rienda suelta para un atisbo de calor, el único resquicio de esperanza que Las elegidas nos deja ver. Lo demás no son sino sórdidas perversiones que sólo dan paso a arranques violentos de ira, dentro y fuera de la pantalla. Y es que, al final Las elegidas no es más que una historia de ficción que ocurre todos los días en nuestra realidad.
Kosti
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16 de noviembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo está lleno de Elegidas que fingimos no ver. Unos escogen destrozar sus cuerpos, otros escogemos no ver sus almas. No existen. Las pruebas de su existencia son demasiado pastosas, incómodas e indescifrables, por qué íbamos a empeñarnos en pringosas apuestas.

Por ello, por ellas, por todos nosotros: por quienes "las eligen" y por quienes elegimos no verlas, es de incalculable valor películas como ésta. De incalculable valor la rabia que se nos aloja en el bajo vientre, que se rebela contra los más bajunos instintos, los que son capaces de someter la mismísima dignidad humana.

El trato crudo pero ausente de morbo ayuda a no despistar al espectador de un sagrado propósito de viva conciencia, y digo no-despistar por no decir directamente no-calentar, que si bien no es el objeto de otras películas más explosivas, a veces es consecuencia inevitable. La carne que observa frente a la pantalla no es tan diferente a la que daña dentro de ella.

Un muy respetuoso trabajo de concienciación, de estilo, de recursos, de intimísimos planos vestidos, de secado sobre la oscuridad más babosa.
LARAKELAcom
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9 de enero de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su segunda película de ficción, el realizador David Pablos (La vida después) trata un tema que lamentablemente se padece de manera similar en muchos otros países, sobre todo en los latinoamericanos, en esta historia basada en una idea del escritor Jorge Volpi y ambientada en la ciudad de Tijuana.

El relato arranca a la manera de una historia romántica contando la historia de amor de Sofía y Ulises, una pareja de adolescentes que disfrutan pasar el tiempo juntos como cualquier pareja, situación que cambiará cuando él la lleve al festejo del aniversario de su padre, donde conocerá al resto de su familia.

Después de ello, Ulises en un acto de total honestidad le dice a Sofía que su padre y hermano manejan una red de prostitución femenina y que originalmente él se le ha acercado para que sea ella su primera aportación, pero cuando ellos intentan huir son alcanzados y Sofía golpeada e ingresada a una casa donde trabajará junto a otras tantas chicas mientras Ulises deberá buscar a otra víctima ante la promesa del padre de liberar a la chica a cambio de una nueva.

A diferencia de su película anterior, un relato intimista en clave de road movie sobre pérdidas y rupturas, en esta nueva película Pablos narra un drama que en su mayoría transcurre en lugares cerrados con una problemática universal y actual como es la trata de personas, y con un entorno de latente violencia y total pesimismo.

En esta ocasión el director ha decidido trabajar con no actores, logrando un registro cercano al documental que no permite la distracción que provocan ciertos rostros conocidos del cine nacional con resultados positivos, otro de los aciertos del film es dejar fuera de campo toda escena explícita de violencia y sexo, así como la estructura circular del relato como indicativo de un problema sin soluciones claras, lamentablemente.

Y aunque la película resulta todo un ejercicio de estilo bien narrado, no es del todo redonda al presentar un severo bache justo al momento de su resolución, dejando varios hilos narrativos sin resolver, quedando el relato inconcluso y con la sensación de ciertas decisiones apresuradas o mal resueltas en su tramo final.

Aun así, David Pablos suma una segunda buena película de ficción en su filmografía, un relato digno de una historia incómoda y compleja.

http://tantocine.com/las-elegidas-de-david-pablos/
Quique Mex
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30 de mayo de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia fuerte sobre el tráfico de mujeres, retrata como la miseria material, de injusticia y falta de oportunidades, termina generando un círculo de decadencia humana donde las personas van cayendo lenta e inexorablemente en el peor abismo existencial. Deja algunos hilos sueltos pero en general deja ver muy bien como la corrupción y la implicación del estado son parte del problema de impunidad en México. Tiene pocos diálogos porque las escenas se explican solas, la fotografía es bastante buena al igual que las actuaciones. Sin embargo el final es muy flojo, un gran inicio pero un lamentable final.
Enoc
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16 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al regreso de sus epopeya marítima, la casa de Ulises estaba tomada por los pretendientes de Penélope, intrusos convertidos en huéspedes forzados, que vivían de los bienes de la residencia, en un ayuntamiento que transmitía degradación, y Ulises llegaba y se veía como un vagabundo en su propio hogar.

Una trasmutación de esa casa de Ulises se halla en Tijuana. Al adolescente mexicano Ulises sus mayores le enseñan las mañas para mirar a los ojos y mentir descaradamente por tal de manipular psicológicamente, matar el sentimiento, establecer una esgrima mental que al final facilite explotar a otros seres humanos y poder extraer de ellas todo el dinero posible y que permita pegarse la gran vida. "Las Elegidas" contiene varias narraciones en una sola. En una rama por supuesto tenemos la tortuosa historia de amor entre Sofia y Ulises, en como la familia de él lo presiona para que cace a jovencitas para luego explotarlas sexualmente, si hace falta contra con su voluntad. También es la historia de cómo esa familia ejerce el tráfico de personas. O la historia de cierto padre, un verdadero valentón, que se adentra en los prostíbulos de Tijuana para encontrar a su hija desaparecida. O Perla, que trabajaba en una joyería, se echó a un novio y éste era un proxeneta que también la abdujo y ahora la tiene atada con un hijo. Y sin olvidarnos de Marta, que cree que tener en Ulises a un chico que le permitirá distanciarse de su familia y vivir más intensamente... hasta que un grave dilema irrumpe, un dilema falso que es utilizado para atraerla a esa terrible trampa.

Ulises quiere sacar a Sofia del prostíbulo, pero para ello su padre demanda la entrega de otra chica. Marta. Llegados a un punto vemos como ella se va adentrando en esa tela de araña que Ulises le va tejiendo y comprendemos que para él es un buen momento porque cree que se acerca a la libertad de Sofia, mas el espectador se pregunta, ¿por qué eso es algo bueno? ¿No es igual de funesto que cualquiera de las dos quede ahí encerrada? Efectivamente, uno de los grandes aciertos de Pablos es trasladarnos que la película no culmina con lo que puedan lograr los dos protagonistas, que en verdad es el contexto lo que importa, ese terrible mundo de violencia, corrupción y explotación que Pablos ha esbozado con vigorosas pinceladas. No es la primera película que veo acerca de la explotación sexual forzada. La semana pasada vi "Joy", acerca de unas prostitutas nigerianas en Austria y si bien es una película coherente, también precisa en su crítica y que muestra las ambivalencias que se producen en ese mundo, no llega a transmitir el tamaño de la obscenidad y la abyección que hay en ese hecho inmundo. Pablos, sí. No sólo en la contundencia y la crudeza con la que escenifica la violencia impartida por el clan proxeneta, también en escenas como la que Sofia es sentada en sucesivos plano/contra-plano con sus "clientes" mientras de fondo escuchamos los sonidos del coito. Sofia mira a esos hombres y los interroga, los acusa con la mirada mientras vemos sus rostros, de expresión pétrea y nos parecen sutilmente culpables. Una solución audiovisual brillante que permite exponer la denuncia con contundencia sin por ello cosificar a las actrices. Eso sin contar que de forma indirecta, apelando a la imaginación, las escenas pueden resultar mucho más estremecedoras que expuestas de forma directa.

En todas esas estrategias que Pablos lleva a cabo logra trascender esa historia dramática para darnos a entender que la estructura del clan criminal de Tijuana subyace la esencia, los signos del neoliberalismo. Cuando Ulises es interceptado por su hermano mientras intenta huir con Sofia, vemos en su cara el deseo de la rebelión, mas nada hace, como si comprendiera que su padre y su hermano tienen el monopolio de la fuerza y que no puede rebelarse. Este clan es ayudado además por la policía, tienen el beneplácito de los poderes, que seguramente se lleva su porción del negocio, y es apoyado por otros seres, como los muchachos de la vecindad que por un poco de dinero vigilan a las prostitutas para que no se fuguen. Las gentes del vecindario saben que ahí hay chicas forzadas a prostituirse, mas por miedo a la violencia nada hacen. Y por descontado ese clan que sin asomo de culpa, creyéndose los más listos del país, cazan a mujeres y viven de sus cuerpos, de esta economía de la carne sacan grandes fajos de billetes con los que se compran una variedad de coches, casas, todo tipo de caprichos, incluso un ranchito. Así son evidenciadas las sinergias y esquema que rige el mundo, dónde cualquier cosa es mercancía, incluso las personas, y lo único que importa es incrementar las ganancias sin preguntarse si los explotados sufren. En la cara pública vemos a una familia que en su terraza, frente a su vecindario celebra barbacoas de cumpleaños mientras que en la trastienda se oculta una realidad inmunda y obscena.

Como decía anteriormente, Pablos demuestra poseer una mano maestra. Numerosos aciertos se acumulan en estos poco más de cien minutos. La narrativa resulta magistral, no sólo por su fluidez, también en el equilibrio que poseen las diferentes líneas narrativas, la fuerza que tiene cada una, y como ayudan a mejor comprender mejor el contexto. Cada detalle de la película parece meditado y añadido con naturalidad. Por ejemplo, esa paliza que el hermano pega al Ulises fugitivo, justo al lado del canal que separa Estados Unidos y México, a plena luz del día, el lugar más resguardado pues la mirada yanki respecto a México es condescendiente y por lo tanto ninguna importancia le darán si esos chicanos se matan a golpes, ninguna voz de alarma será dada. Una visión armada con claridad, filmada en estado de gracia y que en resumidas cuentas expone el mundo de la prostitución como nunca antes había visto, sin efectismos o sensacionalismos innecesarios. Desgraciadamente se trata de una obra maestra secreta, pero que debería ser exhidia en cada aula del mundo.
Jean Ra
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