Te lo digo a mí (C)

¿Qué es más importante o valioso, la libertad del banco que compra a los cómicos de la legua por dos perras gordas dos perras chicas o, con embargo te odio, la del artista de la pista que se vende al mejor postor por las migas o las sobras? ¿Quién la posee en mayor grado o medida? ¿Quién más se libera o humilla?¿El capital es malo o bueno?
¿Quién prefieres ser, el que paga o el que pone el culo, el dinero o de la gloria el jornalero, el que patrocina o la que trabaja al dictado, tú calla y rueda que estás más bonita, callaíta?
¿Libertad de expresión? ¿Ley mordaza?
¿Quién tiene más mérito?
¿Quién es más (in)digno, índigo, Lola, dingo, digo, perro, que no mandingo?
¿Quién es más víctima?
¿Nos quejamos a voz en grito, de todo esto, oye, en los Goya, ello, lo hace mejor, que para eso está, de portavoz o portavoza del clamor popular, Pedro Almodóvar?
Tú eliges (un oficio, una cobardía, una hipocresía, una prostitución, una ovejería), tú verás (si no te arrancas los ojos previamente o tal vez mucho antes).
Yo, por ahora, y sin que sirva de precedente, la existencia precede a la esencia, he dicho NO a todos los que han intentado pagarme/comprarme las críticas, son legión, mogollón, ya que valoro mucho más mi libre albedrío, no soy nada determinista ni fatalista, mi independencia y creatividad, no soy como otros y otras, y el dinero, un potosí (me han ofrecido obscenas ingentes cantidades de pasta en metálico en billetes pequeños y sin numerar ni marcar), lo tengo metido debajo (y encima) del colchón, de hecho, duermo abrazado a él, por si las moscas, me lo voy a tatuar, para ligar más, para hacerme el interesante si cabe.