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Otelo

Drama Adaptación del drama homónimo de Shakespeare, una obra sobre los celos, esa pasión capaz de corroer el espíritu de los hombres. Es el reflejo del alma humana, tejida de los más puros y viles sentimientos, deseos y pasiones. Othello, un noble capitán moro del ejército veneciano, y Desdémona, hija de Brabancio, un viejo y conservador aristócrata, se ven obligados a defender su amor ante todos. Cuando Othello parte hacia Chipre a luchar ... [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
5 de junio de 2005
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trascripción cinematogràfica, en pantalla grande, de la obra de Shakespeare, realizada por dos expertos en la materia: Stuart Burge y Laurence Olivier. La interpretación corre a cargo de actores de primera línea, que demuestran su valía en la obra. La ambientación, fiel a los parámetros básicos de una pieza teatral, resulta adecuada y correcta. Paredes desnudas, columnas de piedra arenosa, espacios amplios y profundos, crean un escenario atractivo en el que los actores se mueven con comodidad y eficacia. La iluminación, bien distribuida y ejecutada con acierto, juega un papel importante. Es un film que se ha de ver y, sobre todo, se ha de escuchar con atención.
Miquel
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13 de septiembre de 2009
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algo que no funciona en esta película. Tal vez esta sensación sea el resultado de dos aspectos innegables: estamos ante una manifestación evidente de teatro filmado. Si la comparamos con la versión que hizo Olivier Parker, con Kenneth Branagh en 1995, o la de Orson Welles en 1952, en las que asistíamos a magníficos “empates” de lenguajes artísticos, ésta es de Stuart Burge nos puede parecer demasiado literal, demasiado supeditada al texto de Shakespeare, a su exacta ordenación dramatúrgica.

El segundo aspecto constituye, a la vez, su mejor virtud y su mayor defecto: Laurence Olivier es el factor dominante, y todo parece hecho para su lucimiento personal. Como es lógico, no cuestiono la excepcionales cualidades de este emblemático actor, experto en encarnar personajes shakesperianos en ambos lugares, sino que con el paso del tiempo, este tipo de “tour de forces” interpretativos, y de esta manera, se han quedado algo anticuados.

Olivier está excesivo, gesticulador, histriónico, en algunos momentos. Es un genio indiscutible, que se sabe genio indiscutible.

Lo mejor de la película para mí no son sus valores cinematográficos, sino sus resplandecientes valores teatrales: sus situaciones, su olor a decorado viejo, el color oscuro de la piel del actor blanco. Teatro filmado, pues, y, como tal, un documento excepcional, hecho desde el respeto, la sabiduría, el rigor de los profesionales del National Theatre de Londres, el lugar donde está depositado el tesoro de la memoria del poeta y dramaturgo inglés por excelencia.
Paco Ortega
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24 de febrero de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
61/26(23/02/21) Sobrevalorado film británico, en lo que es una nueva versión de la mítica obra de William Shakespeare escrita en 1603 “Othello”. Esperaba mucho de esta adaptación basada en la puesta en escena de John Dexter para el National Theatre Company's (1964/1966), teniendo como gancho al gran actor shakesperiano Laurence Olivier, pero la dirección de Stuart Burge resulta plana, desprovista de vida, anclada en un escenario que se regodea en su teatralidad de decorados desnudos ampulosos, solo falta que veamos al público y que entre escena y escena cierren y abran el telón, añádase como los actores para sus monólogos se ponen en el centro y se acercan a cámara cual rompiendo la cuarta pared, un “Othello’ muy estático y arcaico (mención aparte merece el modo infantil en que vemos que se hieren sin tocarse y por supuesto sin gota de sangre, el summum es ver arrastrar a Yago herido de espada con una pierna encogida de modo idiota para no se vea no tiene sangre), pese a estar de DP el gran Geoffrey Unsworth (“2001: A Space Odyssey” o “Tess”) en formato panorámico, y nada tiene que ver que tenga varias décadas de antigüedad, pues Orson Welles hizo una gran versión 14 años antes, e incluso una soviética de Sergei Yutkevich con Sergei Bondarchuk de protagonista mes mucho mejor. La película conserva la mayor parte de la obra original de Shakespeare y no cambia el orden de las escenas, como lo hacen Hamlet y Richard III de Olivier, única omisión importante es la escena del Loco, aunque otras líneas menores se cortan aquí y allá (la versión escénica contenía más de la obra que la película).

De su frugalidad escénica dice mucho que utilizó duplicados ampliados de los escenarios originales (filmada en el estudio de Shepperton), en lugar de tener elaborados nuevos decorados construidos. Los antiguos patrocinadores de Olivier para sus películas de Shakespeare habían fallecido en 1965 y no pudo reunir el dinero para hacer una versión cinematográfica en locaciones o decorados elaborados. Esta “Othello” es la primera versión filmada en inglés de la obra realizada en color (está la versión mencionada de la URSSS en color de 1955) y en pantalla panorámica. Fue la segunda adaptación cinematográfica importante de la obra después de una producción en 1952 de Orson Welles.

El primer sopapo nos lo llevamos al ver a Laurence Olivier completamente negro, viéndose a la legua que es un blanco disfrazado de color ébano, es ridículo el maquillaje, casi temo que manche de betún a los que toca, añádase un pasmoso peluquín de cabellera rizada. Entiendo Othello es de piel oscura, pero que necesidad había de convertirlo en grotesco, donde el contraste con sus ojos y boca resulta fachoso en como el interior de sus labios parecen de un color frambuesa atomizado que da un aspecto fachoso. Con lo que hay que dar esta licencia para hacerla llevadera, pero es que encima la actuación de Olivier es caricaturesca en la forma en que intenta hacer de negro aparatoso en sus ademanes, un estereotipo racista, no contento con ello, su histrionismo resulta grimante, con lo que se nota que el director Burge dejó hacer lo que quiso al intérprete inglés, con momentos en que rasca la pared cual animal, se tira al suelo, hace gestos bufos, una sobreactuación donde pasado de vueltas se queda muy corto. Y no se puede ser un dogmático y decir a piñón fijho que todo lo que hizo Olivier fue grandioso, aquí naufraga. Pero puede navegue contra corriente, pues estuvo nominada su labor a Mejor Actor en los Oscar (perdió ante el lee Marvin de “La ingenua explosiva”). Súmese un metraje que se le va de las manos pro la falta de ritmo a Burge, quedando una versión desaprovechada.

Entre lo bueno (no todo es malo), está una sensacional encarnación del mítico Yago por parte de Frank Finley, desborda la pantalla su villanía, su poder de manipulación, su poder de sugestión, el modo en que domina la escena cual director de circo de tres pistas, con ese modo serpentil en que susurra a cámara sus pensamientos y planes, de una expresividad psicópata tremenda; Maggie Smith aporta una espléndida dulzura a su Desdémona, la hace empática y nos duele su funesto destino; También Joyce Redman da muy bien como Emilia, criada de Desdémona, derrochando carácter, sobre todo en el acto final; Finlay, Smith y Redman fueron también nominados al Oscar por secundarios, ninguno lo ganó; por supuesto están presentes todos los temas de la obra como es el amor puro contra todo (interracial), el honor, la envidia, la duda, la infidelidad, el poder de la mentira, la venganza, la manipulación, o la sociopatía.

Derek Jakobi debutó en cine con su rol de Cassio, en que resulta un tanto blandito; Michael Gambon también debuto en un papel más pequeño como senador.

Me queda una decepcionante versión oteliana, donde algunas buenas actuaciones no pueden contrapesar lo burlesco de un Olivier guiñolesco y una puesta en escena pobre. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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