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Clamor de indignación

Aventuras. Comedia El adolescente Joe Kirby, fantaseando estar tras la pista de unos criminales, descubre para su gran asombro que todo se ha hecho realidad. Hace un recorrido por las historias de su propio cómic. Muy pronto se da cuenta de que las crónicas aventureras del cómic son usadas como una forma de comunicación entre un maestro criminal y su pandilla de ladrones. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
27 de marzo de 2012
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras su colaboración en la coral "Al morir la noche", Charles Crichton emprendía con este título su excelente serie de comedias, todas con el sello Ealing, entre las que destacarían "The lavender hill mob" ("Oro en barras", 1951) y "The Tietfield Thunderbolt" ("Los apuros de un pequeño tren", 1953).

Es esta una película que puede gustar a todo tipo de público, pero que sin duda hará las delicias de aquellos que en su niñez o adolescencia leyesen los libros de Guillermo, debidos al genio de la escritora Richmal Crompton; en efecto, esta historia, en la que un adolescente y su pandilla (a modo de "proscritos", como en las novelas antes mencionadas) topan casualmente -gracias a la lectura de un comic- con una trama criminal y tratan de desenmascararla, podría ser un típico argumento de Crompton, más aún si tenemos en cuenta el aire ácrata y rebelde bajo el que se nos presenta a los chicos (se mueven libre y audazmente por la ciudad, viviendo una aventura auténtica al margen de los adultos).

Además, el filme establece una interesante vinculación entre lo real y lo imaginario, esto es, entre la trama criminal auténtica y la ficticia, sugerida por el comic que lee Joe; esta identificación va más allá de lo argumental, influyendo en el estilo de la película, que juega con elementos característicos del comic, como son los "bocadillos" que Joe imagina a partir de su lectura, y que el realizador recrea en imágenes con especial gracia, como si de un slapstick mudo se tratara.

Dotada de un guión extraordinario de T.E.B. Clarke, lleno de ritmo, humor y espontaneidad, de una fotografía excelente, muy contrastada, a cargo de Douglas Slocombe, y de una música siempre adecuada, de la que es responsable Georges Auric, la película funciona de maravilla, con estupendas secuencias (los títulos de crédito, los "bocadillos" imaginarios, la huída por las cloacas, toda la secuencia final en los muelles, etc), que sirven también para documentar la vida en el Londres de la posguerra (de ahí las abundantes ruinas). Este equipo técnico repetiría en las posteriores películas de Crichton con la Ealing, reafirmando que la calidad que aquí demuestra no era en modo alguno casual.

En definitiva una obra que, como casi todas las de la Ealing, urge recuperar, pues proporciona ochenta minutos de verdadero disfrute y sana rebeldía, y esto no es poca cosa, teniendo en cuenta los tiempos que corren.
Quatermain80
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4 de junio de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de niños descubren que alguien dirige una banda criminal a través de un cómic y se proponen desarticularla.

Notable película familiar de aventuras tipo Los Hollister que distraerá a niños y también a adultos no sólo por estar bien hecha sino por ser una singular cinta de neorrealismo inglés que utiliza como exteriores el Londres bombardeado y nos muestra detalles de la vida cotidiana al terminar la guerra tales como la corrección generalizada en la educación y el vestir de todas las capas sociales, la actividad económica, la facilidad para buscar empleo, el estraperlo, etc.
Catholicvs
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17 de diciembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buscando pelis de la Ealing Studios para ver, me encuentro con esta joyita de la época de posguerra. Y vaya sorpresa más agradable!
Desde el punto de vista de la trama, tiene un ritmo ágil que te atrapa y que no decae en ningún momento. Una peli de aventuras al más puro estilo de Guillermo Brown y sus proscritos o, como referente más cercano, Los Goonies. El retrato de una pandilla, con un toque ácrata que enamora, persiguiendo a los malos malísimos.
En cierto sentido, y salvando las distancias, me ha recordado a la maravillosa M, el vampiro de Dusseldorf de Fritz Lang. La contraposición de dos universos diferentes: la pandilla de los niños - la pandilla de malvados, cada uno con sus reglas, sus dinámicas internas y sus objetivos. De fondo, el Londres de posguerra queda exquisitamente reflejado en los planos que transcurren entre las ruinas, exponiendo la devastación de la guerra. Pero, a la vez, las ruinas son el territorio de los niños, donde juegan, sueñan y vencen. Y los niños son la representación del futuro.
Fantásticos también los secundarios, en especial el escritor de cómic, al que el director utiliza como elemento que une la ficción y la realidad, el cómic (que entretiene a los niños y que a la vez es herramienta de los malos malísimos). De nuevo el juego de las dicotomías.
Desde el punto de vista estético, nada más empezar me ha hecho sonreír, admirada por la aparición de bocadillos de tebeo, para reflejar lo que el chaval protagonista se imaginaba al leer la historieta. Ostras! Es una peli de los años 40 y la introducción de este tipo de elementos me ha resultado sorprendente y además el resultado es maravilloso. Un hurra!
Conclusión: me enrollaría más, porque tiene mucha miga que sacar, pero no lo haré...jejeje. Si podeís verla, no dejéis de hacerlo, os encantará.
Theopelu
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22 de junio de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
210/28(20/06/22) Muy entretenido film en lo que se considera la primera comedia de la mítica compañía británica Ealing, que con obras tan divertidas como “Kind Hearts and Coronets” (1949), "The Lavender Hill Mob" (1951) o "The Titfield Thunderbolt" (1953), hicieron las delicias de un público ávido que los sacaran de los traumas del reciente conflicto sonsacándole sonrisas y a fe que lo consiguieron. Esta que me ocupa tiene de director a dos de los grandes artífices del éxito de la Ealing, Charles Crichton (ex editor, y se nota en el ritmo feroz que imprime) en la vibrante y enérgica dirección (director de las dos últimas mencionadas), junto a TEB Clarke (guionista de las dos referidas, amén de por ejemplo otra comedia de la productora como “Pasaporte a Pimlico”), aquí escenificando un electrizante relato juvenil, donde los protagonistas son jóvenes de diferentes edades, desde niños a adolescentes, enfrascados en un relato pintoresco que homenajea los comics a los que muchos menores (a falta de tv) se engancharon, y con ello jugando hábilmente con la meta-lectura, para ello fabula sobre un relato donde unos criminales se comunican a través de un comic policial, mediante un código secreto que descubren por casualidad un grupo de chavales, ello con la policia pasando olímpicamente de ellos, tirando de aquello donde los mayores nunca hacen caso de los niños, y a veces tiene estos razón, y quedando los mayores como los tontos.

Después de la práctica del coro de la iglesia en 1946 en el este de Londres, Joe Kirby (Harry Fowler) lee en voz alta a su pandilla (The Blood and Thunder Boys) del cómic de Trump Boys, pero encuentra que falta una página. Luego compra una copia para poder seguir las aventuras del detective ficticio Selwyn Pike. Mientras lee una parte de la última historia, Joe descubre que la aventura cómica se repite exactamente en la vida real cuando se encuentra con dos hombres que llevan una caja (Joe cree que contienen cadáveres) a la peletería del Sr. Jago. Incluso la matrícula del camión, GZ 4216, coincide con el cómic. Joe pide a un amigo que distraiga a Jago para que pueda registrar las cajas. Jago atrapa a Joe y llama a la policía, pero él no presenta cargos. Un policía, el inspector Ford, le dice a Joe que deje de dejar volar su imaginación. Ford envía a Joe a encontrarse con un tendero de Covent Garden, Nightingale (Jack Warner), en busca de trabajo. A Nightingale le gustan las historias de Joe. Más tarde, en un escondite en un edificio bombardeado, los amigos de Joe se burlan de él sobre el incidente, hasta que otro niño dice que vio un camión con placa GZ 4216 esa mañana. Joe dice que cree que los delincuentes están planeando trabajos a través de Trump. Para saber más visitan al escritor del cómic, Felix Wilkinson (Alastair Sim). Joe y Alec encuentran la casa de Wilkinson, descubren que las ediciones del cómic están siendo manipuladas y se lo dicen a Wilkinson. Ve que los criminales están usando los códigos del cómic para comunicar sus planes pero, temeroso de la pandilla, Wilkinson se niega a ayudar a los niños.

Teniendo genuinas dosis de cine de acción policial, siendo un muy vigoroso documento histórico del Londres de la post WWII, pues se rodó en una urbe recién salida de los estragos de los bombardeos nazis, es el marco de calles desoladas, edificios a medio derrumbar, solares con las huellas de las ruinas, y ahí juegan los niños, conectando en este sentido con el neorrealismo italiano, solo que los transalpinos tiraron en su estilo por el drama de obras como “Roma Ciudad Abierta”, “Alemania Año Cero” o “Ladrón de Bicicletas”, y los ingleses prefirieron el humor. Una cinta de gran ligereza, pero muy amena en su ritmo trepidante que nunca para, discurre cual brisa fresca, siendo el hilo conductor las investigaciones de los chicos, sus pesquisas con sus medios, como allanan viviendas, pelean con los ‘malos’, secuestran, y al final se pelean en una batalla muy propia del estilo Ealing donde en varias de sus obras las gentes se unen (“Los apuros de un pequeño tren”, “Pasaporte a Pimlico” o “Whisky a go-go”) para combatir el mal. Una narración que transpira inocencia, y a la vez engancha por lo directa que es, por como empatizas con estos jóvenes-. Debería ser de obligado visionado para los niños, lástima que me pille a mi tan retirado de esos tiempos núbiles. Film probablemente influenciado por los cortos estadounidenses de “Our Gang”, y que seguro a su vez, influenció a por ejemplo “Los Goonies”.

Es un film producto de su tiempo y lugar, donde los niños van con traje y corbata, se comportan de forma intrépida, donde las familias ponen a trabajar a sus hijos de adolescentes para salir de la post-guerra. Un clima que la maravillosa cinematografía de fotografía Douglas Slocombe (“El Gran Gatsby” o “En busca del Arca perdida”) capta en glorioso b/n con contrastes de grises marcados, con planos generales de los decrépitos barrios, un Londres en reconstrucción, el bullicio del mercado del Covent Garden, las caóticas avenidas londinense con sus atestados buses de dos pisos, o el avernal tramo por las alcantarillas (parece sacado de “El Tercer Hombre”, que aun tardará dos años en estrenarse) y ello coronado por la fenomenal filmación del rush final, excelente en como transmite la electricidad y la emoción de una Batalla del Bien vs Mal. Teniendo fenomenales recursos ingeniosos como el comienzo ficcionando el comic y como saltamos a la realidad de un coro de iglesia, como son el elemento magnífico de los ‘bocadillos’ para visualizar lo que imagina el que lee el comic, el tramo de la báscula ‘cantando’ el sobre peso que lleva, como atrapan a los ‘malos’ con una red de pesca, o como hacen tortura a una persona con una pluma porque lo han visto en un comic, o el juego que da el ratoncito de un chico... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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