16 de diciembre (C)

Visualmente tiene momentos brillantes, la cámara va siguiendo a esta joven de manera obsesiva cayendo en la pobreza recalcitrante de un pobre muy pobre guión.
A partir del suceso en cuestión si el argumento palidecía con sonrojo, se convierte en 0 al cociente, nada que contar, lo agregado es de una superficialidad estúpida y tediosa.
Lo mejor a millas de diferencia la actuación de la joven actriz Cristina Iglesias.
Lo peor una pobreza argumental que ni en un corto de 2 minutos sería justificable.
Una alegoría de la violencia y un retrato tosco, torpe de un tema tan candente como preocupante en nuestra sociedad moderna tan estéril de valores como el respeto, la tolerancia y la empatía más básica.

Un corto morboso que busca tener un hueco en los festivales de cine en nombre del feminismo. Una violación narrada de la mano de un hombre que busca decir a otros hombres que una violación no es muy agradable ¡tenía que ser un hombre quien nos iluminara! Enhorabuena academia por demostrar una vez más lo rancios que sois nominando al Goya a semejante insulto para las mujeres. Pocas veces una pieza cinematográfica me ha enfadado tanto.

Una película que está hecha con bajo presupuesto necesita mucho ingenio para ser mínimamente soportable. No es el caso. Una historia mal contada es una mala historia. La profusión de planos innecesariamente alargados para no decir nada no es algo que invite a permanecer catorce minutos sentado ante la pantalla para ver que sucederá. Simplemente, al espectador le importa un bledo.