Una de las cuestiones que puso sobre la mesa "Years & Years" a mitad de la década pasada fue la posibilidad de trascender al cuerpo: una necesidad primigenia humana que, con la aparición y crecimiento del mundo virtual, ha cobrado un nuevo relato a explorar. Estamos ante una nueva pseudopromesa de resurrección.

Esta referencia me sirve porque Geranio aterriza todo eso de una forma sencilla y preciosa; cotidiana y extraordinaria. Porque el inteligente documental de Parra entiende dónde está el alma, realmente, y sí: la atrapa en este universo digital.

Qué mala prensa tiene en los últimos tiempos Internet, los relatos futuristas distópicos que nos abocan a la tecnológica destrucción del mundo. Hay que escuchar a Parra. Hay que emocionarse con Parra para entender que un futuro virtual puede ser humano; que lo virtual puede reconstruir, realmente: la memoria, los vínculos. Parra convierte sus huellas digitales en un regalo que se hace a sí mismo y que le hace a sus amigas, y regresa sobre ellas para observar los caminos que fueron andados, las palabras que fueron pronunciadas, la pena que fue llorada. Y entona así un canto millenial a la vida que siempre está pasando y, para los ojos lúcidos y creativos y amables de un cineasta tan prometedor como Parra, sucediéndonos.