Raised by Wolves empieza bien. Que demonios, empieza muy bien. De la nada, somos lanzados en mitad de un planeta desconocido y potencialmente hostil en compañía de dos androides, Madre y Padre, que se hacen desde el minuto uno con el control absoluto de la serie. Amanda Collin es una bestia de la interpretación, pudiendo pasar del odio a la ternura y de nuevo a la ira en segundos. Su compi, el robot más tierno desde Cortocircuito, no se queda atrás. Se nos presenta a los niños, que no es que destaquen pero cumplen (mencionando en especial a Tempest) y un conflicto espiritual entre tecnocracia y religión. Hasta aquí todo bien. Maravilloso, Ridley Scott. Sé que solo apareces en los créditos para vender, pero bien igualmente.

Pero entonces aparece Travis Fimmel haciendo de Ragnar porque parece que no sabe hacer otra cosa. Empiezan a pasar cosas que harían sonrojar al peor capítulo de Lost, los personajes comienzan a hacer cosas fuera de lógica según convenga a la trama, el planeta empieza a parecer la mañana siguiente a una rave y la gente viaja entre escenas que ríete tú de la distancia entre Rocadragón y más allá del muro.

Resumen, quiero de la mierda que fuman. Le pongo un 6 porque después de todo está muy bien hecha.