You must be a loged user to know your affinity with Caturla
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

6.0
1,702
6
23 de enero de 2016
23 de enero de 2016
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película gira en torno a algunas de las problemáticas económicas y sociales a las que se enfrenta gran parte de la clase obrera francesa en la actualidad. La trama y el conflicto principal quedan fragmentados y poco definidos, lo que acompañado de un ritmo y una dirección que va perdiendo fuerza a medida que avanza la película, hace que en ocasiones se pierda también el interés en la historia. Además, el guión de algunas escenas está sobrecargado de información a través de diálogos que, a pesar de evidenciar el mensaje que quieren dar, termina saturando la idea y empobreciendo los recursos audiovisuales. El movimiento de cámara y el desenfoque de la imagen me parecen un acierto ya que trasmiten el agobio del protagonista. Por su parte, la carencia de música ayuda a crear una atmósfera más cruda.
En definitiva, a pesar de contar con un guión y un ritmo flojos, me parece una película interesante ya que trata un tema necesario (incluso con una trama que no termina de convencer) y cuenta con puntos fuertes como la recreación de algunas buenas escenas con una gran crítica social y una muy buena actuación por parte de Vincent Lindon.
En definitiva, a pesar de contar con un guión y un ritmo flojos, me parece una película interesante ya que trata un tema necesario (incluso con una trama que no termina de convencer) y cuenta con puntos fuertes como la recreación de algunas buenas escenas con una gran crítica social y una muy buena actuación por parte de Vincent Lindon.

7.5
52,308
3
28 de marzo de 2016
28 de marzo de 2016
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película flojita. Trata cuestiones relevantes pero lo hace desde una superficialidad abochornante. Ni el conflicto ni los personajes están bien desarrollados. Narra una historia edulcorada, poco arriesgada y políticamente correcta con la que se intenta no incomodar a nadie (especialmente a los que podrían haberse sentido cuestionados, junto a su doble moral, si se hubiera profundizado mínimamente en la temática propuesta).
Parece que Taylor intenta dar el taquillazo utilizando una trama atractiva con la que provocar sentimientos de indignación rápida y lagrima fácil, pero pretendiendo que nadie -más que algún que otro personaje estereotipado y caricaturesco- salga mal parado. La mirada del director (desde el guión hasta la cámara) está posicionada en un presente superador, como si en la actualidad el racismo, el machismo y la explotación laboral fueran algo del pasado. Se pone el punto en el trato personal y en anécdotas de carácter coyuntural más que en la opresión de raza, clase y género que estructura nuestra sociedad y que, aunque sea de una forma contextual, debiera haber atravesado también la configuración de los personajes. La trama no cuestiona la explotación sino solamente algunas de sus formas, ensalzando -más o menos sutilmente- a los que oprimen con una sonrisa en la boca y a los que te dan la palmadita piadosa en la espalda mientras sujetan el látigo con la otra mano.
Desgraciadamente, limpiar conciencias vende. De ahí esta oda a la compasión caritativa, regada de emoción y vacía de contenido: una compasión vertical que, por si acaso, deja bien en claro quién es el dominador y quien el dominado.
Parece que Taylor intenta dar el taquillazo utilizando una trama atractiva con la que provocar sentimientos de indignación rápida y lagrima fácil, pero pretendiendo que nadie -más que algún que otro personaje estereotipado y caricaturesco- salga mal parado. La mirada del director (desde el guión hasta la cámara) está posicionada en un presente superador, como si en la actualidad el racismo, el machismo y la explotación laboral fueran algo del pasado. Se pone el punto en el trato personal y en anécdotas de carácter coyuntural más que en la opresión de raza, clase y género que estructura nuestra sociedad y que, aunque sea de una forma contextual, debiera haber atravesado también la configuración de los personajes. La trama no cuestiona la explotación sino solamente algunas de sus formas, ensalzando -más o menos sutilmente- a los que oprimen con una sonrisa en la boca y a los que te dan la palmadita piadosa en la espalda mientras sujetan el látigo con la otra mano.
Desgraciadamente, limpiar conciencias vende. De ahí esta oda a la compasión caritativa, regada de emoción y vacía de contenido: una compasión vertical que, por si acaso, deja bien en claro quién es el dominador y quien el dominado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Según se proyecta en la película, el principal problema de las protagonistas negras no es trabajar 14 horas al día cobrando una miseria, ni vivir en condiciones de mierda, ni carecer de cualquier tipo de garantía para sobrevivir una vez se hacen mayores y no pueden seguir rompiéndose el lomo... en función de las soluciones mágicas que se plasman, todo esto es secundario. El problema, aparentemente, es que los burgueses blanquitos para los que trabajan no muestran la suficiente compasión/agradecimiento hacia ellas. El mensaje que se transmite termina coronando el conflicto en su plano más superficial: el problema pasa por la poca empatía del explotador y no por la explotación en sí misma.
... (no vaya a ser que se queje Hollywood).
... (no vaya a ser que se queje Hollywood).

8.3
113,116
6
11 de abril de 2016
11 de abril de 2016
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Alguien voló sobre el nido del cuco" es una obra que muchos presentan como profunda, crítica y reveladora pero que, bajo mi punto de vista, no pasa de ser una película entretenida y superficial del montón. La narración va hundiéndose en la más absoluta planicie a medida que se enrosca en continuos giros fantasiosos y poco creíbles. Cuenta con muy buenas actuaciones, eso sí, pero el guión es flojo, trivial y misógino (¿personajes femeninos interpretando a mujeres tontas, malas o manipuladoras? Mire usted, ¡qué novedad!).
Los personajes, en general, están mal desarrollados. Es bastante lamentable que una película que (según dicen) promueve una gran reflexión sobre la locura y la cordura no sea capaz siquiera de darle un mínimo de coherencia y profundidad a las problemáticas mentales de los personajes que presenta. El protagonista, por su parte, no tiene nada del espíritu rebelde con el que lo encumbran las críticas: es un gamberro narcisista incapaz de responsabilizarse de sí mismo que, de repente y sin ningún sentido, deja su ego a un lado y parece preocuparse por los demás. Un intento de héroe/antihéroe mal construido.
Por otro lado, ¿dónde está esa supuesta ruptura con los paradigmas sociales de la época? ¡Anda que no podían haberle metido un buen palo a muchas de las aberrantes prácticas de la psiquiatría de los años 60-70! Pero no. En vez de atacar los grandes consensos colectivos de estas instituciones se recurre al juego tramposo de poner en entredicho las acciones individuales. En cualquier caso, no me molesta tanto la falta de profundidad crítica sino esa manía de vendernos historias vacías como si fueran el "no va más" de la reflexión y la polémica.
En líneas generales es una película entretenida -aunque a ratos se hace larga-, con buenas actuaciones y buena puesta en escena. Irrelevante en su contenido, pero se deja ver.
Los personajes, en general, están mal desarrollados. Es bastante lamentable que una película que (según dicen) promueve una gran reflexión sobre la locura y la cordura no sea capaz siquiera de darle un mínimo de coherencia y profundidad a las problemáticas mentales de los personajes que presenta. El protagonista, por su parte, no tiene nada del espíritu rebelde con el que lo encumbran las críticas: es un gamberro narcisista incapaz de responsabilizarse de sí mismo que, de repente y sin ningún sentido, deja su ego a un lado y parece preocuparse por los demás. Un intento de héroe/antihéroe mal construido.
Por otro lado, ¿dónde está esa supuesta ruptura con los paradigmas sociales de la época? ¡Anda que no podían haberle metido un buen palo a muchas de las aberrantes prácticas de la psiquiatría de los años 60-70! Pero no. En vez de atacar los grandes consensos colectivos de estas instituciones se recurre al juego tramposo de poner en entredicho las acciones individuales. En cualquier caso, no me molesta tanto la falta de profundidad crítica sino esa manía de vendernos historias vacías como si fueran el "no va más" de la reflexión y la polémica.
En líneas generales es una película entretenida -aunque a ratos se hace larga-, con buenas actuaciones y buena puesta en escena. Irrelevante en su contenido, pero se deja ver.
19 de agosto de 2016
19 de agosto de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace más de 40 años un jovencísimo Bellocchio se estrenaba en la gran pantalla con esta película. Una obra que, desde luego, ha envejecido mucho mejor que su director.
A través de un guion sencillo, original e impactante se logra una sagaz crítica social con la que se refleja la decadencia material y mental de una familia de la burguesía rural italiana. Un retrato intimista capaz de condensar, en esencia, el declive de toda una clase social. La película pone en entredicho uno de los pilares de la moralidad burguesa: la familia. Cuestiona sus cimientos y las relaciones que se dan en su interior, desnudando así la falsa armonía con la que frecuentemente es idealizada. A través de un magnífico guion, Bellocchio hace saltar por los aires una situación ya de por sí extrema. Pareciera que la intención sea incomodar al espectador, revolverlo frente a los contradictorios valores que asume como propios.
La construcción y el desarrollo de los personajes son la piedra angular de su perturbadora trama. Las actuaciones son de diez, sobresaliendo en especial un imponente Lou Castel en su primer papel protagónico. Los cambios de registro son sutiles y magistrales: sus expresiones frías y violentas contrastan con gestos de dulce inocencia que le dan un carácter mucho más impredecible al personaje. Por último, destacar el bajo presupuesto que tuvo la película y la colaboración de dos grandes del cine como Silvano Agosti -montaje- y Ennio Morricone -música-.
A través de un guion sencillo, original e impactante se logra una sagaz crítica social con la que se refleja la decadencia material y mental de una familia de la burguesía rural italiana. Un retrato intimista capaz de condensar, en esencia, el declive de toda una clase social. La película pone en entredicho uno de los pilares de la moralidad burguesa: la familia. Cuestiona sus cimientos y las relaciones que se dan en su interior, desnudando así la falsa armonía con la que frecuentemente es idealizada. A través de un magnífico guion, Bellocchio hace saltar por los aires una situación ya de por sí extrema. Pareciera que la intención sea incomodar al espectador, revolverlo frente a los contradictorios valores que asume como propios.
La construcción y el desarrollo de los personajes son la piedra angular de su perturbadora trama. Las actuaciones son de diez, sobresaliendo en especial un imponente Lou Castel en su primer papel protagónico. Los cambios de registro son sutiles y magistrales: sus expresiones frías y violentas contrastan con gestos de dulce inocencia que le dan un carácter mucho más impredecible al personaje. Por último, destacar el bajo presupuesto que tuvo la película y la colaboración de dos grandes del cine como Silvano Agosti -montaje- y Ennio Morricone -música-.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Analizando un poco más en detalle al personaje protagonizado por Lou Castel nos damos cuenta de que encarna a alguien que no acepta disfunciones, ni siquiera las propias. Todo el que no tenga sus capacidades al 100% es un estorbo y, como tal, hay que desecharlo. Esta idea es la exageración de una dinámica que conocemos bien en nuestro día a día: el capitalismo nos imbuye a descartar o dejar de lado lo viejo, lo inservible, lo roto o magullado. No hay tiempo de probar, de equivocarse ni de intentar. Esto es lo que se refleja en los momentos más dramáticos de la película, pero también en otros que parecen más casuales. En este sentido resulta significativa la escena de la fiesta donde el protagonista elogia a otro chico que, a pesar de no saber bailar, decide animarse. El personaje de Castel también querría ser así, oponerse a los obstáculos e intentar superarlos: ir más allá del "no puedo, no sirvo". Sin embargo, no es capaz ni de aceptar las limitaciones -propias y ajenas- ni de enfrentar las dificultades. Aprende a conducir, eso sí, pero motivado por una fuerte voluntad autodestructiva. La escena final en la que casi asfixia a la hermana pone en evidencia las convicciones, bloqueos y dilemas internos entre los que se debate. Un muy buen personaje para una buena película.
5
5 de febrero de 2016
5 de febrero de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su última película, Iñárritu nos deleita con unos increíbles paisajes que son plasmados majestuosamente por una dirección fotográfica de 10 (aquí Lubezki se lleva todo el mérito). También destaca el manejo de la cámara, la cercanía de la acción gracias a diversos efectos y los planos secuencia que, a pesar de ser utilizados quizá de forma abusiva, presentan una notable destreza. La película destaca a nivel técnico, de eso no hay duda -especialmente en fotografía y cámara-, pero 2 horas y media de todo lo demás, con su planicie argumental y la previsibilidad que destila, es demasiado.
Se trata de una película aburrida, larga, con un guión mediocre y unos diálogos demasiado explicativos. El desarrollo de personajes es casi nulo. Iñárritu pretende que éstos se auto-representen a través de valores sociales anacrónicos para la época en la que se ambienta. También busca desarrollar la acción en base a preceptos morales de lo que supone un sentido común universal. Durante la primera media hora la trama tiene algo de interés pero luego el ritmo decae y la historia se vuelve soporífera. Su carácter predecible e inverosímil también avanza a grandes zancadas tras el derrape argumentativo que se produce después de una de las pocas escenas remarcables de la película (también sobre el minuto 30). La excelente actuación de Dicaprio queda eclipsada al interpretar un personaje superficial que no trasmite nada en el plano emocional: en definitiva, un buen actor representando un personaje limitado desde el propio guión. Por último, la música me parece forzada y en ocasiones abusiva, como intentando suplir la poca conmoción que produce lo visual con un exceso de audio emotivo.
Se trata de una película aburrida, larga, con un guión mediocre y unos diálogos demasiado explicativos. El desarrollo de personajes es casi nulo. Iñárritu pretende que éstos se auto-representen a través de valores sociales anacrónicos para la época en la que se ambienta. También busca desarrollar la acción en base a preceptos morales de lo que supone un sentido común universal. Durante la primera media hora la trama tiene algo de interés pero luego el ritmo decae y la historia se vuelve soporífera. Su carácter predecible e inverosímil también avanza a grandes zancadas tras el derrape argumentativo que se produce después de una de las pocas escenas remarcables de la película (también sobre el minuto 30). La excelente actuación de Dicaprio queda eclipsada al interpretar un personaje superficial que no trasmite nada en el plano emocional: en definitiva, un buen actor representando un personaje limitado desde el propio guión. Por último, la música me parece forzada y en ocasiones abusiva, como intentando suplir la poca conmoción que produce lo visual con un exceso de audio emotivo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ni un gato con sus siete vidas...
Más sobre Caturla
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here