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7
28 de agosto de 2012
28 de agosto de 2012
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director, Pierre Schoendoerffer, es un veterano corresponsal de la batalla de Dien Bien Phu y posee una filmografía rica en títulos sobre el conflicto de Indochina con un poso nostálgico como denominador común.
Esta película no es una excepción. Constituye una crónica paso a paso de la batalla, desde el punto de vista de un cínico periodista anglosajón en Hanoi, y el de los soldados en el frente. La dramatización un tanto afectada que me impide dar una puntuación más alta se ve compensada por una impecable ambientación (la ciudad de Hanoi en 1954, el armamento, los aviones...) y un gran rigor histórico.
Es una pena que no haya pasado por las pantallas españolas. Para quienes dominen el francés porque el único DVD que pude conseguir carece de subtítulos.
Esta película no es una excepción. Constituye una crónica paso a paso de la batalla, desde el punto de vista de un cínico periodista anglosajón en Hanoi, y el de los soldados en el frente. La dramatización un tanto afectada que me impide dar una puntuación más alta se ve compensada por una impecable ambientación (la ciudad de Hanoi en 1954, el armamento, los aviones...) y un gran rigor histórico.
Es una pena que no haya pasado por las pantallas españolas. Para quienes dominen el francés porque el único DVD que pude conseguir carece de subtítulos.

6.2
3,966
9
14 de diciembre de 2007
14 de diciembre de 2007
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo de menos es la comedia romántica, contada de un modo muy entretenido y solvente, ya de por sí algo fuera de lo común en las comedias españolas de hasta entonces. La razón por la que Opera Prima es una película que ha marcado un antes y un después es esa cómica reflexión a cargo de un parlanchín Oscar Ladoire que describe el cambio de mentalidad de los 60-70 a los 80, el desengaño con el mayo del 68 aunque todavía no terminado de digerir, todo visto desde la perspectiva de la guerra de los sexos.
La dirección y el guión son sensacionales, lo suficiente para compensar la sosa interpretación de Paula Molina. A Oscar Ladoire no le vuelto a ver en un papel decente lo que me lleva a pensar que quizá aquí lo borda porque se interpreta a sí mismo -es coautor del guión-, al igual que Resines, "descubierto" a raiz de esta película, donde hace por primera vez de Resines, papel que repetirá el resto de su carrera con pocas excepciones y no muy afortunadas.
Y digan lo que digan, deseo dejar claro que Mahavishnu Orchestra era un grupo de Jazz fusión fenomenal cuyos discos sí se podían encontrar en Madrid, aunque había que buscarlos algo fuerte.
La dirección y el guión son sensacionales, lo suficiente para compensar la sosa interpretación de Paula Molina. A Oscar Ladoire no le vuelto a ver en un papel decente lo que me lleva a pensar que quizá aquí lo borda porque se interpreta a sí mismo -es coautor del guión-, al igual que Resines, "descubierto" a raiz de esta película, donde hace por primera vez de Resines, papel que repetirá el resto de su carrera con pocas excepciones y no muy afortunadas.
Y digan lo que digan, deseo dejar claro que Mahavishnu Orchestra era un grupo de Jazz fusión fenomenal cuyos discos sí se podían encontrar en Madrid, aunque había que buscarlos algo fuerte.

6.1
21,403
2
14 de diciembre de 2007
14 de diciembre de 2007
30 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un género cinematográfico dedicado a contar las andanzas de los criminales desde dentro, con su propia óptica, me refiero a las que tratan de los pequeños raterillos que ha producido desde la magistral "Los olvidados" de Buñuel a la fabulosa "Los 400 golpes" de Truffaut.
En nuestro país, después de la dictadura hay varias películas, comenzando por "Perros Callejeros" que suelen enfocar el tema del ratero desde dentro como una aventura, en lugar de la crítica social y el drama humano de las obras mencionadas de Buñuel y Truffaut. El resultado es una glorificación del pequeño criminal bastante cabreante, si se tiene en cuenta que "Perros Callejeros" se estrena en mitad de una ola de delincuencia que la policía y jueces postfranquistas en proceso de adaptacion a un estado de derecho no han aprendido a hacer frente.
En esta línea se encuadra "7 Vírgenes" sin aportar nada original. Pretende ser realista a toda costa y que a través del realismo el espectador infiera el drama humano de las obras maestras del género a base de identificarse con el choricillo, y claro, a la gente decente no sólo no se identifica, sino que acaba repugnándole la inmoralidad y falta de escrúpulos del personaje. Bueno, no, porque en realidad es más bien politicamente correcto al impedir a su compañero violar a una chica. Traficar con droga, estafar, robar, apalear hasta casi matar y tal, bién, pero violar nunca, por Dios, no vayan a pensar que soy malo o peor aún: machista. Un asco.
Pues no, a pesar de haber visto esta película, no voy a sentir ninguna simpatía por el chorizo que me atraque. Los protagonistas son carne de cañón auténtica. Muy realista, sí señor.
En nuestro país, después de la dictadura hay varias películas, comenzando por "Perros Callejeros" que suelen enfocar el tema del ratero desde dentro como una aventura, en lugar de la crítica social y el drama humano de las obras mencionadas de Buñuel y Truffaut. El resultado es una glorificación del pequeño criminal bastante cabreante, si se tiene en cuenta que "Perros Callejeros" se estrena en mitad de una ola de delincuencia que la policía y jueces postfranquistas en proceso de adaptacion a un estado de derecho no han aprendido a hacer frente.
En esta línea se encuadra "7 Vírgenes" sin aportar nada original. Pretende ser realista a toda costa y que a través del realismo el espectador infiera el drama humano de las obras maestras del género a base de identificarse con el choricillo, y claro, a la gente decente no sólo no se identifica, sino que acaba repugnándole la inmoralidad y falta de escrúpulos del personaje. Bueno, no, porque en realidad es más bien politicamente correcto al impedir a su compañero violar a una chica. Traficar con droga, estafar, robar, apalear hasta casi matar y tal, bién, pero violar nunca, por Dios, no vayan a pensar que soy malo o peor aún: machista. Un asco.
Pues no, a pesar de haber visto esta película, no voy a sentir ninguna simpatía por el chorizo que me atraque. Los protagonistas son carne de cañón auténtica. Muy realista, sí señor.

6.0
12,381
3
6 de julio de 2008
6 de julio de 2008
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que el consenso entre los críticos es que 'Cuando éramos soldados' es una gran película de acción bélica con un punto heróico-patriotero difícil de aguantar. Esta vez yo coincido en lo segundo, pero no en lo primero: La batalla de La Drang, retratada en sus primeros días con bastante fidelidad, queda en un mero espectáculo militar sacada de todo contexto.
La batalla de La Drang fue uno de los primeros enfrentamientos de las fuerzas de tierra americanas, recién llegadas a Vietnam en 1965, con las fuerzas norvietnamitas. Ya en agosto, los marines habían derrotado una importante fuerza Vietcong en la llamada operación Starlite. El éxito sin paliativos de ambos enfrentamientos llevaron a los Americanos a pensar que la guerra duraría poco, puesto que ni las fuerzas Vietcong ni el ejército regular norvietnamita podrían aguantar muchas derrotas como aquellas. En realidad, desde 1966 hasta la ofensiva del Tet a principios de 1968, la guerra se convirtió en una sin los grandes enfrentamientos que buscaban los americanos pero con gran número de emboscadas, francotiradores, bombas trampa y muchos ataúdes en dirección al cementerio militar de Arlington.
La situación militar, la política survietnamita y el estado de la guerra fría en 1965 son sin duda apasionantes, pero Gibson decide ignorarlos a pesar de que dispone de asesores competentes, y hacer una película banal en la que el espectador sale como entró, quizá encima algo cabreado con tanta bandera y tanto rezo. Claro que los que hemos visto 'El Patriota', del mismo autor, en la que desaprovecha la interesantísima situación política de norteamérica en su guerra de independencia para contar otra gilipollez con soldaditos no podíamos menos que haber estado avisados.
La batalla de La Drang fue uno de los primeros enfrentamientos de las fuerzas de tierra americanas, recién llegadas a Vietnam en 1965, con las fuerzas norvietnamitas. Ya en agosto, los marines habían derrotado una importante fuerza Vietcong en la llamada operación Starlite. El éxito sin paliativos de ambos enfrentamientos llevaron a los Americanos a pensar que la guerra duraría poco, puesto que ni las fuerzas Vietcong ni el ejército regular norvietnamita podrían aguantar muchas derrotas como aquellas. En realidad, desde 1966 hasta la ofensiva del Tet a principios de 1968, la guerra se convirtió en una sin los grandes enfrentamientos que buscaban los americanos pero con gran número de emboscadas, francotiradores, bombas trampa y muchos ataúdes en dirección al cementerio militar de Arlington.
La situación militar, la política survietnamita y el estado de la guerra fría en 1965 son sin duda apasionantes, pero Gibson decide ignorarlos a pesar de que dispone de asesores competentes, y hacer una película banal en la que el espectador sale como entró, quizá encima algo cabreado con tanta bandera y tanto rezo. Claro que los que hemos visto 'El Patriota', del mismo autor, en la que desaprovecha la interesantísima situación política de norteamérica en su guerra de independencia para contar otra gilipollez con soldaditos no podíamos menos que haber estado avisados.

6.6
2,068
4
12 de diciembre de 2007
12 de diciembre de 2007
12 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una película de política ficción que no funciona debido a que el mensaje político trabaja en contra de la trama argumental y viceversa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El mensaje es la típica conspiranoia izquierdista según la cual la CIA y los fabricantes de armas son el gobierno en la sombra del país (EEUU) y la opinión pública influye poco o nada en las grandes decisiones. Aunque el mensaje se expresa expícitamente en varias ocasiones, ya sea por boca del candidato opositor o por el periodista, no queda sustanciado por la trama argumental en absoluto, como hacen otras películas como "El candidato del miedo". En este caso, nos quedamos con las ganas.
La trama argumental es un político populista que hace su campaña al senado de EEUU mediante mítines-concierto en los que expresa sus ideas conservadoras en forma de canciones country, lo que le proporciona una gran popularidad, pero, ¡ay!, resulta que tiene cadáveres en el armario en forma de un uso fraudulento de fondos destinados a viviendas populares, que habría desviado para tráfico de drogas. Un periodista de una publicación marginal lo descubre y lo saca a la luz, lo que afecta negativamente en la campaña por lo que es preciso deshacerse del periodista de una manera particularmente aviesa.
En cualquier caso, los pecados del político en cuestión, según el propio argumento de esta película, son sólo suyos y no se pueden extrapolar a nadie mas, lo que deja huérfana la tesis conspiranoica. Por otro lado, igual que el Cary Grant de "Con la muerte en los talones" sería un ejecutivo de publicidad normal y aburrido si no se hubiera visto metido en una trama de espionaje por designios del guionista, el espectador imparcial, salvo que sea tan fanático de presuponer sin más que los chanchullos del protagonista son consustanciales a todos los políticos de sus mismas ideas (cosa que indudablemente insinúa el filme) no puede menos que imaginar que un Bob Roberts sin el turbio pasado y el juego sucio que le atribuye el guión podría ser incluso un político viable.
Pero los realizadores ven imposible que alguien se plantee el personaje imparcialmente. Son tan maniqueos que dan por sentado que Roberts es tan malo (por sus ideas, ya que sus acciones sólo serían la inevitable consecuencia de éstas) que les parece normal presentar con luz favorable a quien al grito de 'fascista' y 'nazi' sabotea una retransmisión televisiva del canoro político, no sea que convenza a algún espectador incauto. Dime de qué presumes...
En resumen: La película podría haber funcionado presentando simplemente al carismático político populista y millonario con arranques de mal genio y descubriendo sus contradicciones y la falta de sustancia de sus propuestas frente a las del candidato opositor, quizá incluso llegando a una reflexión seria sobre la democracia en general... Toda la obra esta llena de ocasiones perdidas.
La trama argumental es un político populista que hace su campaña al senado de EEUU mediante mítines-concierto en los que expresa sus ideas conservadoras en forma de canciones country, lo que le proporciona una gran popularidad, pero, ¡ay!, resulta que tiene cadáveres en el armario en forma de un uso fraudulento de fondos destinados a viviendas populares, que habría desviado para tráfico de drogas. Un periodista de una publicación marginal lo descubre y lo saca a la luz, lo que afecta negativamente en la campaña por lo que es preciso deshacerse del periodista de una manera particularmente aviesa.
En cualquier caso, los pecados del político en cuestión, según el propio argumento de esta película, son sólo suyos y no se pueden extrapolar a nadie mas, lo que deja huérfana la tesis conspiranoica. Por otro lado, igual que el Cary Grant de "Con la muerte en los talones" sería un ejecutivo de publicidad normal y aburrido si no se hubiera visto metido en una trama de espionaje por designios del guionista, el espectador imparcial, salvo que sea tan fanático de presuponer sin más que los chanchullos del protagonista son consustanciales a todos los políticos de sus mismas ideas (cosa que indudablemente insinúa el filme) no puede menos que imaginar que un Bob Roberts sin el turbio pasado y el juego sucio que le atribuye el guión podría ser incluso un político viable.
Pero los realizadores ven imposible que alguien se plantee el personaje imparcialmente. Son tan maniqueos que dan por sentado que Roberts es tan malo (por sus ideas, ya que sus acciones sólo serían la inevitable consecuencia de éstas) que les parece normal presentar con luz favorable a quien al grito de 'fascista' y 'nazi' sabotea una retransmisión televisiva del canoro político, no sea que convenza a algún espectador incauto. Dime de qué presumes...
En resumen: La película podría haber funcionado presentando simplemente al carismático político populista y millonario con arranques de mal genio y descubriendo sus contradicciones y la falta de sustancia de sus propuestas frente a las del candidato opositor, quizá incluso llegando a una reflexión seria sobre la democracia en general... Toda la obra esta llena de ocasiones perdidas.
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