Por no contar con las juergas universitarias del profesor, que no hay quien se las trague, junto con el metraje de la búsqueda de mutantes con música de probarse ropa en una tienda en las películas de los años ochenta.
Convence la acción, limitada y "coherente" aunque por supuesto la fantasía se apodera de todo acto que involucre tener un don o un poder. Algunos mutantes sobran, como la de las alas de mosquito que escupe chinotes de fuego, si, vergüenza.
El tema político de la guerra fría y los Nazis reconozco que son un punto a favor, pero desaprovechan las incursiones políticas para hacer apología del "tontismo" y hacerse oídos sordos, como los capitanes y tripulaciones de los barcos al final que parecen marionetas dignas de una película de Steven Seagal.
Los puntos positivos, a parte del vestuario tanto el "de calle" como los nuevos uniformes, que ojalá hubiese aprendido Bryan Singer y su equipo de vestuario. El pentágono y el prototipo de Cerebro.
Si realmente siguen en este camino las demás partes pueden llegar a ser altamente interesantes, pero desde luego me han dejado muy frio y no por la guerra.