El funeral del patriarca familiar, accidentado por la confusión con un frasco de pastillas, la ambición de un enano y la proverbial sensibilidad británica hacia el ridículo. Una comedia de corte clásico, moderadamente disparatada, que resulta aceptable porque logra, sobretodo al final, hacer reír, aunque sea por acumulación de situaciones cómicas con distinta fortuna. Algo escatológica, no estamos hablando de humor fino, pero tampoco supera los niveles de vulgaridad de buena parte de las comedias de esta temporada. Si no se espera mucho es posible pasar un rato divertido.

Quién vaya a ver una narración cinematográficamente convencional puede sentirse decepcionado. La película hace uso exclusivo de la cámara subjetiva, lo cual la convierte en un, en mi opinión, brillante ejercicio de estilo, limitando los recursos narrativos a lo que se puede obtener mediante la grabación por un aficionado con una videocámara. Naturalmente no se utilizaron videocámaras de aficionado para rodarla, aunque se simulan sus limitaciones y se utilizan, a su vez, como recurso estético. Como resultado, el punto de vista es hipersubjetivo, a ratos confuso, y muy recortado, el ritmo trepidante, la atmosfera casi siempre opresiva y los actores no tienen, ni lo requiere la película, escenas de lucimiento. No es una película de actores, es acción pura, pero no al estilo clásico. Yo casi diría que está naciendo un subgénero con estas películas de videocámara subjetiva. Tenemos ya unos cuantos ejemplares, como son "El Proyecto de la Bruja de Blair", "Redacted" y "REC". Y narrativamente funciona; como muestra la primera parte de la película, situándonos correctamente en el contexto de los personajes. Al salir tuve una mezcla de sensaciones; la de haber vivido una angustiosa experiencia, junto con la de haber estado corriendo por las oscuras galerías virtuales de algunos videojuegos de tipo "shooter". ¿Quién se apunta a un bombardeo?