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Críticas ordenadas por utilidad
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7.2
19,815
7
5 de noviembre de 2023
5 de noviembre de 2023
198 de 203 usuarios han encontrado esta crítica útil
Distintas teorías sobre la reencarnación aseguran que vida tras vida nos vamos cruzando con las mismas almas, nos vamos buscando, nos vamos amando de diversas maneras...
"In-Yun" es el concepto budista para nombrar este tipo de conexiones marcadas por la providencia. La película nos presenta este concepto a través de su protagonista, quien nos explica de qué manera estamos destinados a encontrarnos. Un simple roce de una mano en tu vestido, ya puede ser indicio de que el camino de dos almas antiguas se ha vuelto a entrelazar.
Al parecer para casarte con alguien tienes que acumular a través de tus vidas nada más y nada menos que 8000 capas de In-Yun... ¿Opera entonces una especie de sistema de puntos que explica por qué unos amores son, mientras otros parecen imposibles?
Más allá de este hermoso concepto, que funciona como cemento de la trama, la película nos habla sobre todo de las múltiples vidas que podemos llegar a vivir dentro de la presente.
Abusando un poco del recurso de la elipsis, que aquí se justifica, vamos haciendo "fast forward" en las vidas de Nora y Hae Sung. Vamos dejando atrás sus vidas pasadas, su años de colegio, de universidad... y vamos siendo testigo de cómo los golpes, las alegrías y las coincidencias de la vida van forjando su realidad.
Los dos seres en transformación se entrelazan en diversos momentos, descubriendo su estado presente, mientras se intentan aferrar inútilmente a la imagen del pasado.
Poco a poco y sin darte cuenta... te vas viendo a ti mismo con 10 años, con 22 o con 34... vas recorriendo esas vidas pasadas y lo que pudo quedarte de ellas, vas recordando esos In-Yun que se cruzaron alguna vez por tu camino.
Cada pausa de la trama es una invitación a explorar tu propia historia; Desde el primer amor de colegio hasta ese con quien, por más que quisieras, las 8000 capas no acaban de cuajar...
Una lentitud exquisita, unos silencios maravillosos, una música tan monótona como necesaria, una fotografía pensada al milímetro... utilizando a menudo la simetría entre los 2 hemisferios de la pantalla para mostrarnos ese espacio retráctil que siempre existe entre 2 almas destinadas a encontrarse.
Un viaje que nos muestra el amor tal cual es, con toda la simplicidad de una sonrisa y una mirada que lo dicen todo a través de una videollamada... pero también con toda la complejidad de lo que implica mantener viva una relación.
"El matrimonio no es para idealistas como tú"... "sueñas en un idioma que no puedo entender".... "tú eres del tipo de personas que se suelen marchar"... éstas son las frases del verdadero amor, que más allá de ser un sentimiento, o una circunstancia, se trata sobre todo de una decisión.
"In-Yun" es el concepto budista para nombrar este tipo de conexiones marcadas por la providencia. La película nos presenta este concepto a través de su protagonista, quien nos explica de qué manera estamos destinados a encontrarnos. Un simple roce de una mano en tu vestido, ya puede ser indicio de que el camino de dos almas antiguas se ha vuelto a entrelazar.
Al parecer para casarte con alguien tienes que acumular a través de tus vidas nada más y nada menos que 8000 capas de In-Yun... ¿Opera entonces una especie de sistema de puntos que explica por qué unos amores son, mientras otros parecen imposibles?
Más allá de este hermoso concepto, que funciona como cemento de la trama, la película nos habla sobre todo de las múltiples vidas que podemos llegar a vivir dentro de la presente.
Abusando un poco del recurso de la elipsis, que aquí se justifica, vamos haciendo "fast forward" en las vidas de Nora y Hae Sung. Vamos dejando atrás sus vidas pasadas, su años de colegio, de universidad... y vamos siendo testigo de cómo los golpes, las alegrías y las coincidencias de la vida van forjando su realidad.
Los dos seres en transformación se entrelazan en diversos momentos, descubriendo su estado presente, mientras se intentan aferrar inútilmente a la imagen del pasado.
Poco a poco y sin darte cuenta... te vas viendo a ti mismo con 10 años, con 22 o con 34... vas recorriendo esas vidas pasadas y lo que pudo quedarte de ellas, vas recordando esos In-Yun que se cruzaron alguna vez por tu camino.
Cada pausa de la trama es una invitación a explorar tu propia historia; Desde el primer amor de colegio hasta ese con quien, por más que quisieras, las 8000 capas no acaban de cuajar...
Una lentitud exquisita, unos silencios maravillosos, una música tan monótona como necesaria, una fotografía pensada al milímetro... utilizando a menudo la simetría entre los 2 hemisferios de la pantalla para mostrarnos ese espacio retráctil que siempre existe entre 2 almas destinadas a encontrarse.
Un viaje que nos muestra el amor tal cual es, con toda la simplicidad de una sonrisa y una mirada que lo dicen todo a través de una videollamada... pero también con toda la complejidad de lo que implica mantener viva una relación.
"El matrimonio no es para idealistas como tú"... "sueñas en un idioma que no puedo entender".... "tú eres del tipo de personas que se suelen marchar"... éstas son las frases del verdadero amor, que más allá de ser un sentimiento, o una circunstancia, se trata sobre todo de una decisión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película empieza con una escena muy potente: una chica y dos chicos sentados en un bar. La chica intercambia fuertes miradas y sonrisas con uno, aun estando sentada más cerca del otro. Un gran barco en altamar siempre es visible desde lejos... y aquí ese maravilloso barco tiene las velas bien izadas, resulta imposible ignorarlo.
La misma escena regresa cerca del final, esta vez desde nuevos ángulos. Ellos no son los mismos, nosotros tampoco. Aquí ya conocemos la historia detrás de este incómodo triángulo, hemos recorrido sus vidas pasadas.
La cámara, ahora más cercana, nos confirma esa intimidad que nos hemos ganado. Los planos, cuidadosamente escogidos, nos permiten casi tocar la conexión y complicidad entre Nora y Hae Sung, pero también ese lazo de compromiso y amistad que existe entre ella y su esposo.
Observamos de cerca la frustración de quien no se siente suficiente, la tristeza de quien se ve forzado a aceptar la realidad... se hacen casi palpables los pensamientos que recorren la mente de Nora.
Llega entonces uno de los momentos más hermosos de la película; Arthur y Hae Sung sentados solos en la misma barra después de una extraña y cordial noche a tres. Ellos también comparten un In-Yun... abriendo así nuestra mente a cambiar las cadenas de los celos por las alas de la compasión.
No fue en esta vida, quizás en la siguiente... pero, espera... ¿cuántas vidas pueden quedarnos aún dentro de ésta?
La misma escena regresa cerca del final, esta vez desde nuevos ángulos. Ellos no son los mismos, nosotros tampoco. Aquí ya conocemos la historia detrás de este incómodo triángulo, hemos recorrido sus vidas pasadas.
La cámara, ahora más cercana, nos confirma esa intimidad que nos hemos ganado. Los planos, cuidadosamente escogidos, nos permiten casi tocar la conexión y complicidad entre Nora y Hae Sung, pero también ese lazo de compromiso y amistad que existe entre ella y su esposo.
Observamos de cerca la frustración de quien no se siente suficiente, la tristeza de quien se ve forzado a aceptar la realidad... se hacen casi palpables los pensamientos que recorren la mente de Nora.
Llega entonces uno de los momentos más hermosos de la película; Arthur y Hae Sung sentados solos en la misma barra después de una extraña y cordial noche a tres. Ellos también comparten un In-Yun... abriendo así nuestra mente a cambiar las cadenas de los celos por las alas de la compasión.
No fue en esta vida, quizás en la siguiente... pero, espera... ¿cuántas vidas pueden quedarnos aún dentro de ésta?

5.8
39,641
5
29 de julio de 2023
29 de julio de 2023
133 de 190 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Una película de Barbie dirigida por Greta Gerwig? ¿Protagonizada por Margot Robbie? Desde hace meses esto venía oliendo a bomba feminista. La pregunta era si se trataría de una bomba fétida o de una poderosa.
Bueno… me quedo a medio camino entre las 2. No es cosa fácil hacer una película de Barbie… y mucho menos criticar al patriarcado desde ahí, queriendo salir bien parada.
Empecemos con las sumas...
Siempre me ha causado asombro tanto revuelo entorno a Barbie. La han culpado de ser muy alta, muy guapa, muy delgada, muy rubia, muy blanca... de tener muchos zapatos, muchos vestidos, muchos objetos color rosa… La cuestión con el ejército de haters de Barbie es que creo que la mayoría nunca ha jugado de verdad con una.
Barbie ha sido incluso cuestión de Estado, prohibida en varios países, perseguida por diversas religiones, por dar "mal ejemplo" a las niñas. ¿Es Barbie en realidad culpable de los problemas femeninos del siglo XX? ¿De verdad tantos males de la modernidad le vamos a achacar a una simple muñeca?
Y ahí está la clave de todo este asunto. Barbie no es una simple muñeca. Como bien lo cuentan en la genial introducción de la película, Barbie fue la primera muñeca “no-bebé" que llegó a las manos de las niñas. La primera muñeca con la que una niña podía jugar en primera persona, sin tener que ponerse en el rol de madre o cuidadora.
Pasé vacaciones enteras jugando a la Barbie con mis amigas. Mi vecina, absolutamente obsesionada por las Barbies, tenía cerca de 30, el resto teníamos un número más modesto... 3 o 4 por cabeza. Y así, las reuníamos en torno a la piscina de plástico, juntando la hamaca de una, la barbacoa de otra... palmeras, tumbonas... perros y hasta delfines. Un maravilloso aquelarre de cerca de 50 mujeres (y alguna sirena) en miniatura, bañándose desnudas, desacomplejadas de su cuerpo... cada una tenía su turno en el tobogán, iguales dentro del agua, sin importar su profesión, su número de hijos, su color de piel o su pasado oscuro.
No voy a negar que existía una jerarquía. Primero estaban las recién llegadas, notablemente más guapas, con su pelo aún brillante, su ropa y sus gadgets aún intactos... y luego ya seguían las antiguas, con su pelo trasquilado, su pie mordido, su pierna floja, el velcro de su vestido lleno de pelos... tampoco muy distante de la vida real.
Creo que en este punto la película acierta, mostrando hasta qué punto puede llegar a ser inspiradora una Barbie para una niña. ¿La primera mujer astronauta en los años 60? ¿Una presidenta? ¿Mujeres dueñas de una casa de 3 plantas con piscina al lado de la playa? Todo muy peligrosamente femenino…
Y luego está Ken… he tenido que escuchar a un gran número de ignorantes asegurar que Barbie vende a las niñas el modelo de la esposa perfecta… Aquí hay otro acierto de la película, que muestra a Ken como lo que es: un simple invitado que ni siquiera se sabe en dónde vive.
Para una niña no hay nadie más insignificante que un Ken, con uno en la colección ya basta. En mi caso un GI-Joe de mi hermano venía de vez en cuando a llenar el papel masculino. Ken está allí para necesidades puntuales: llevar a los bebés a la guardería, cuidar al perro y pasar la noche desnudo junto a Barbie. Ken sólo existe a través de Barbie, como bien nos muestra Greta. Y esto también convierte a la muñeca en un peligroso “mal ejemplo”.
¿Por qué me quedo entonces a medio camino? Y aquí vienen las restas…
La película centra la esencia del juego con Barbie sólo en la niña que juega, y la esencia de la muñeca en sus propias dudas existenciales. Creo sinceramente que la esencia de Barbie y su verdadero poder es el de unir niñas (futuras mujeres) entorno a un juego, a un objetivo... La unión es la gran fuerza femenina y la película olvida este punto, mostrándonos mujeres aisladas que solo se juntan por necesidad sin explotar el potencial de esa unión.
En un momento dado las Barbies se tienen que unir para vencer al ridículo patriarcado que se ha instalado en Barbieland… su plan es de lo más inepto, los argumentos para convencer a las muñecas son de primero de feminismo, no se le da voz real a ninguna… dan ganas de vomitar.
Una gran resta de la trama es ese patriarcado de pacotilla que arman los Kens. Hasta un punto es gracioso y Ryan Gosling hace fenomenal su papel de Ken idiota, pero llega un momento en que el nivel de absurdo y ridiculez hacen de boomerang contra la película y su mensaje. Tenían la oportunidad de mostrar cómo se siente la mujer en un mundo masculino… lo medio estaban logrando y de repente las tonterías invaden la pantalla y todo se va al carajo.
¿Dónde están las nuevas leyes de Barbieland para fomentar la inclusión de los Kens en el mundo laboral? Las buenas intenciones no bastan, Greta.
Mi resta máxima va para la voz en off, una narradora horripilante que nos explica todo al pie de la letra como si no tuvieramos cerebro; un manexplaining en toda regla, así, en nuestra cara.
Barbie, te seguiré adorando, pero esta película no le llega ni a tus talones en punta al mujeron que realmente eres.
Bueno… me quedo a medio camino entre las 2. No es cosa fácil hacer una película de Barbie… y mucho menos criticar al patriarcado desde ahí, queriendo salir bien parada.
Empecemos con las sumas...
Siempre me ha causado asombro tanto revuelo entorno a Barbie. La han culpado de ser muy alta, muy guapa, muy delgada, muy rubia, muy blanca... de tener muchos zapatos, muchos vestidos, muchos objetos color rosa… La cuestión con el ejército de haters de Barbie es que creo que la mayoría nunca ha jugado de verdad con una.
Barbie ha sido incluso cuestión de Estado, prohibida en varios países, perseguida por diversas religiones, por dar "mal ejemplo" a las niñas. ¿Es Barbie en realidad culpable de los problemas femeninos del siglo XX? ¿De verdad tantos males de la modernidad le vamos a achacar a una simple muñeca?
Y ahí está la clave de todo este asunto. Barbie no es una simple muñeca. Como bien lo cuentan en la genial introducción de la película, Barbie fue la primera muñeca “no-bebé" que llegó a las manos de las niñas. La primera muñeca con la que una niña podía jugar en primera persona, sin tener que ponerse en el rol de madre o cuidadora.
Pasé vacaciones enteras jugando a la Barbie con mis amigas. Mi vecina, absolutamente obsesionada por las Barbies, tenía cerca de 30, el resto teníamos un número más modesto... 3 o 4 por cabeza. Y así, las reuníamos en torno a la piscina de plástico, juntando la hamaca de una, la barbacoa de otra... palmeras, tumbonas... perros y hasta delfines. Un maravilloso aquelarre de cerca de 50 mujeres (y alguna sirena) en miniatura, bañándose desnudas, desacomplejadas de su cuerpo... cada una tenía su turno en el tobogán, iguales dentro del agua, sin importar su profesión, su número de hijos, su color de piel o su pasado oscuro.
No voy a negar que existía una jerarquía. Primero estaban las recién llegadas, notablemente más guapas, con su pelo aún brillante, su ropa y sus gadgets aún intactos... y luego ya seguían las antiguas, con su pelo trasquilado, su pie mordido, su pierna floja, el velcro de su vestido lleno de pelos... tampoco muy distante de la vida real.
Creo que en este punto la película acierta, mostrando hasta qué punto puede llegar a ser inspiradora una Barbie para una niña. ¿La primera mujer astronauta en los años 60? ¿Una presidenta? ¿Mujeres dueñas de una casa de 3 plantas con piscina al lado de la playa? Todo muy peligrosamente femenino…
Y luego está Ken… he tenido que escuchar a un gran número de ignorantes asegurar que Barbie vende a las niñas el modelo de la esposa perfecta… Aquí hay otro acierto de la película, que muestra a Ken como lo que es: un simple invitado que ni siquiera se sabe en dónde vive.
Para una niña no hay nadie más insignificante que un Ken, con uno en la colección ya basta. En mi caso un GI-Joe de mi hermano venía de vez en cuando a llenar el papel masculino. Ken está allí para necesidades puntuales: llevar a los bebés a la guardería, cuidar al perro y pasar la noche desnudo junto a Barbie. Ken sólo existe a través de Barbie, como bien nos muestra Greta. Y esto también convierte a la muñeca en un peligroso “mal ejemplo”.
¿Por qué me quedo entonces a medio camino? Y aquí vienen las restas…
La película centra la esencia del juego con Barbie sólo en la niña que juega, y la esencia de la muñeca en sus propias dudas existenciales. Creo sinceramente que la esencia de Barbie y su verdadero poder es el de unir niñas (futuras mujeres) entorno a un juego, a un objetivo... La unión es la gran fuerza femenina y la película olvida este punto, mostrándonos mujeres aisladas que solo se juntan por necesidad sin explotar el potencial de esa unión.
En un momento dado las Barbies se tienen que unir para vencer al ridículo patriarcado que se ha instalado en Barbieland… su plan es de lo más inepto, los argumentos para convencer a las muñecas son de primero de feminismo, no se le da voz real a ninguna… dan ganas de vomitar.
Una gran resta de la trama es ese patriarcado de pacotilla que arman los Kens. Hasta un punto es gracioso y Ryan Gosling hace fenomenal su papel de Ken idiota, pero llega un momento en que el nivel de absurdo y ridiculez hacen de boomerang contra la película y su mensaje. Tenían la oportunidad de mostrar cómo se siente la mujer en un mundo masculino… lo medio estaban logrando y de repente las tonterías invaden la pantalla y todo se va al carajo.
¿Dónde están las nuevas leyes de Barbieland para fomentar la inclusión de los Kens en el mundo laboral? Las buenas intenciones no bastan, Greta.
Mi resta máxima va para la voz en off, una narradora horripilante que nos explica todo al pie de la letra como si no tuvieramos cerebro; un manexplaining en toda regla, así, en nuestra cara.
Barbie, te seguiré adorando, pero esta película no le llega ni a tus talones en punta al mujeron que realmente eres.

6.3
1,698
5
21 de mayo de 2023
21 de mayo de 2023
34 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi abuela solía decir, "la vida son dos cucharadas de hiel, por una de miel". ¿Por qué esta dosis no es igual para todo el mundo, abuela? ¿Quién la controla? ¿De qué depende la proporción hiel/miel que nos toca a cada uno? ¿Quién se hace responsable de nuestras tragedias y alegrías?
"A Good Person", una película sobre duelo, adicciones, pérdidas y dolor; sobre compasión, destino, voluntad divina y redención. Una historia que en papel podría resultar inverosímil, pero que en la pantalla logra penetrarnos a través de la emoción.
Zach Braff, su guionista y director, nos lleva de la mano a recorrer los suburbios de Nueva York y, ya de paso, a explorar la condición humana. Como fan secreta de su trabajo en Scrubs, admito que la peli ganó puntos cuando supe que él estaba detrás.
Maravillosa fotografía, primeros planos exquisitos, un abuso premeditado de las escenas a contraluz, con todo lo que ellas representan. Locaciones apacibles y monótonas que contrastan con el drama individual de cada personaje. El rodaje se hizo en la ciudad natal del director, y esas raíces se hacen sentir a través de las imágenes.
Un Morgan Freeman excepcional (no podía ser de otra manera), acompañado de un elenco femenino sobresaliente. Tuve mis problemas para conectar con Allison, la protagonista, encarnada por Florence Pugh, y el personaje de la nieta de Morgan me puso de los nervios, marcando siempre el mismo gol... (es el personaje que menos cuaja), pero me enamoré profundamente de los roles secundarios: de la madre y la madrina; imperfectas, guerreras, humanas.
Rescato del guión, el acento que pone en las conexiones interpersonales como red de rescate de todo ser humano. En una sociedad putrefacta y caprichosa en donde cada vez más prima el deseo individual sobre el resto de las cosas, encuentro muy valioso que se destaque el valor de la familia y de la amistad; la necesidad de un abuelo que sepa cuándo decirte basta, de una madre que te tire las drogas por el inodoro, de una amiga que te deje claro que estás en la mierda... y el factor común de todos ellos: el amor, su mano extendida y su presencia.
En un mundo en el que se celebra estar desconectados de la tierra y del firmamento, convirtiéndonos en presa fácil del consumo y las adicciones, resulta muy valiosa una historia como ésta. Los ángeles existen, y a veces se esconden allí donde menos queremos mirar.
"A Good Person", una película sobre duelo, adicciones, pérdidas y dolor; sobre compasión, destino, voluntad divina y redención. Una historia que en papel podría resultar inverosímil, pero que en la pantalla logra penetrarnos a través de la emoción.
Zach Braff, su guionista y director, nos lleva de la mano a recorrer los suburbios de Nueva York y, ya de paso, a explorar la condición humana. Como fan secreta de su trabajo en Scrubs, admito que la peli ganó puntos cuando supe que él estaba detrás.
Maravillosa fotografía, primeros planos exquisitos, un abuso premeditado de las escenas a contraluz, con todo lo que ellas representan. Locaciones apacibles y monótonas que contrastan con el drama individual de cada personaje. El rodaje se hizo en la ciudad natal del director, y esas raíces se hacen sentir a través de las imágenes.
Un Morgan Freeman excepcional (no podía ser de otra manera), acompañado de un elenco femenino sobresaliente. Tuve mis problemas para conectar con Allison, la protagonista, encarnada por Florence Pugh, y el personaje de la nieta de Morgan me puso de los nervios, marcando siempre el mismo gol... (es el personaje que menos cuaja), pero me enamoré profundamente de los roles secundarios: de la madre y la madrina; imperfectas, guerreras, humanas.
Rescato del guión, el acento que pone en las conexiones interpersonales como red de rescate de todo ser humano. En una sociedad putrefacta y caprichosa en donde cada vez más prima el deseo individual sobre el resto de las cosas, encuentro muy valioso que se destaque el valor de la familia y de la amistad; la necesidad de un abuelo que sepa cuándo decirte basta, de una madre que te tire las drogas por el inodoro, de una amiga que te deje claro que estás en la mierda... y el factor común de todos ellos: el amor, su mano extendida y su presencia.
En un mundo en el que se celebra estar desconectados de la tierra y del firmamento, convirtiéndonos en presa fácil del consumo y las adicciones, resulta muy valiosa una historia como ésta. Los ángeles existen, y a veces se esconden allí donde menos queremos mirar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Por qué me quedo entonces en un 5?
En primer lugar está todo el "jiji-jaja" del principio. En la sinopsis de la película ya hablan de una tragedia y estás allí esperando que ocurra lo peor desde el minuto cero. A cambio, te encuentras con personajes excesivamente eufóricos y amorosos, elaborados con mucha rapidez, riéndose a las carcajadas de la nada... entiendo que ese climax de felicidad se quería construir para contrastar con la noticia que se viene luego, pero para mí fue demasiado. Me faltó que se hilara un poco más, para hacerlo quizás más convincente.
Y por otro lado, está el final. Todos sabíamos que Morgan iba a morir, tenía que ir a ocupar ese sitio en el cielo que se ganó gracias a Allison, pero ¿ese final tan pastel? ¿construido a golpe de guión para darnos esperanzas de un futuro feliz para todos?
Si yo fuera la creadora detrás de esa maqueta de modelismo ferrovairio, lo habría dejado varios minutos atrás, cuando Allison mira la hora en su Casio, el mismo que se compró con su sueldo de guardarropas después de vender el Rolex de su padre.
¿Un Rolex por un Casio? ¿Esto es coña o es casualidad? Nunca se sabrá... pero, retomo, con eso ya quedaba clara su moraleja sin necesidad de una misteriosa carta escondida en el sótano: a veces la Vida nos cambia el Rolex por un Casio, a veces, incluso, nos deja sin reloj... nos encarnamos en esta aventura humana para vivir retos, para escalar montañas... y aprender a amar nuestro destino tal cual es, nos puede dar las llaves del paraíso.
En primer lugar está todo el "jiji-jaja" del principio. En la sinopsis de la película ya hablan de una tragedia y estás allí esperando que ocurra lo peor desde el minuto cero. A cambio, te encuentras con personajes excesivamente eufóricos y amorosos, elaborados con mucha rapidez, riéndose a las carcajadas de la nada... entiendo que ese climax de felicidad se quería construir para contrastar con la noticia que se viene luego, pero para mí fue demasiado. Me faltó que se hilara un poco más, para hacerlo quizás más convincente.
Y por otro lado, está el final. Todos sabíamos que Morgan iba a morir, tenía que ir a ocupar ese sitio en el cielo que se ganó gracias a Allison, pero ¿ese final tan pastel? ¿construido a golpe de guión para darnos esperanzas de un futuro feliz para todos?
Si yo fuera la creadora detrás de esa maqueta de modelismo ferrovairio, lo habría dejado varios minutos atrás, cuando Allison mira la hora en su Casio, el mismo que se compró con su sueldo de guardarropas después de vender el Rolex de su padre.
¿Un Rolex por un Casio? ¿Esto es coña o es casualidad? Nunca se sabrá... pero, retomo, con eso ya quedaba clara su moraleja sin necesidad de una misteriosa carta escondida en el sótano: a veces la Vida nos cambia el Rolex por un Casio, a veces, incluso, nos deja sin reloj... nos encarnamos en esta aventura humana para vivir retos, para escalar montañas... y aprender a amar nuestro destino tal cual es, nos puede dar las llaves del paraíso.

5.3
8,989
4
31 de mayo de 2023
31 de mayo de 2023
42 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahí estaba yo con 4 años, sujetando la mano de mi mamá. Llegamos tarde a la peli... éramos 8 primos, llegar a la hora era imposible. Entramos rápidamente por el pasillo central y nos acomodamos en las últimas filas, no cabía un alfiler en la sala. Una enorme e intimidante sala negra, pronto entendí hacia donde tenía que mirar.
Y ahí estaba ella, con su melena color frambuesa, coleccionando objetos de mundos lejanos... Ariel, nadando entre burbujas, bajo el mar.
34 años más tarde, Disney, ávido de dinero y falto de ideas, decide sacar un remake de carne y hueso. Unas olas poderosas te dan la bienvenida en esta nueva versión, para luego sumergirte en las profundidades del océano.
"Una sirena no tiene lágrimas, por eso es mayor su sufrimiento", nos recuerda una frase sacada de la novela original. Un comienzo emocionante en el que la cámara te invita a descender en primera persona, para descubrir poco a poco una Atlántica algo insipida y sombría.
Para mis hijos la película no estuvo mal. Se enamoraron de Sebastián y de Max, medio disfrutaron el nuevo rap de Lin-Manuel Miranda... (¿qué pasó ahí Lin-Manuel?) Se sumergieron completamente en la historia, no sin notar los agujeros del guión, haciéndome preguntas sin parar: ¿Mamá, pero dónde está su mamá? ¿Por qué Úrsula es un pulpo, si es hermana de Tritón? ¿Por qué sus hermanas son todas tan distintas? ¿Son todas hijas de la misma mamá, mamá? ¿Por qué Tritón manda a un cangrejo a cuidar de su hija y no va él mismo?...
En mi caso, me resultó imposible no comparar las dos versiones. 1989 vs 2023; una película que acompañó la infancia de mi generación vs su copia de 200 millones de dólares. Así que teniendo en cuenta el listón, pero también las decepciones (todo hay que decirlo), de la primera, hablaré de esta versión live action que tanto se hizo esperar.
Empecemos por el contexto histórico-geográfico. ¿Por qué trasladar toda la trama al Caribe si ni siquiera te vas a tomar la molestia de filmar en el Caribe? Pusieron unas palmeras alrededor del castillo, creyendo que con eso bastaba, pero esas playas rocosas no nos engañan... Las escenas exteriores fueron filmadas en Cerdeña (otras en Londres). No, señores de Disney, el Caribe no se parece al Mediterráneo, por mucho reggae y salsa que pongan de fondo.
Se supone que ahora Eric vive en una isla ficticia del Caribe. Una isla imaginaria en donde funciona una monarquía absoluta, y en donde hay un castillo que resulta muy europeo, entre unos riscos muy europeos. El príncipe, europeo o no, es clavado al de 1989, pero se inventan un enredo de una adopción para justificar que su madre, la reina, sea negra. Porque parece que esta ficticia isla caribeña no fue tocada por la colonia ni la esclavitud, tampoco quedan rastros de los pueblos indígenas pre-conquista. ¿No habría sido más fácil dejar la trama tranquila en Europa? ¿O directamente no darle ningún tipo de contexto real y hacerlo todo fantasía?
Quisieron hacer una película súper incluyente y diversa, pero tanta diversidad queda forzada. Se les coló por ahí un señor japonés, criados traídos de Pakistán, señoras blancas con pinta de esclavistas repartiendo frijoles gratis en la playa... pero ¿qué pasó con la agenda "body positive"? La única con kilos de más es la mala más mala y más bruja del océano, que se vuelve talla XS para ganarse al príncipe... Uy Hollywood, me parece que ahí te pillamos, ¿no estarás escondiendo tu doble rasero de la inclusión?
Halle Bailey nos regala a una Ariel guapísima, con una sonrisa cautivadora y una voz espectacular. Su actuación, sin embargo, no acabó de convencerme. Entiendo que era un trabajo difícil hablar la mitad de la película con un pez anoréxico y la otra mitad ser muda. Las rastas están geniales, pero hicieron que el chiste de peinarse con un tenedor perdiera toda su gracia.
Sacaron la cara los roles masculinos. Javier Bardem hizo lo mejor que pudo con lo que le dieron para encarnar a Tritón. El príncipe Eric, en principio el personaje más soso de la historia, logra ser convincente. Y bueno, qué decir de Sebastián, volviendo a conquistar corazones con una de las canciones más legendarias de Disney, "Bajo el Mar".
Creo que faltó más despliegue de imaginación en cuanto a vestuario y maquillaje. Estamos en 2023, el maquillaje profesional tiene un nivelazo, pero se limitaron a abusar de la purpurina y de las sombras para ojos con brillitos, dejándole el resto al CGI.
Había leído críticas sobre los problemas de iluminación y la cosa es REAL. En la mayoría de escenas hay que hacer un esfuerzo para descifrar lo que está ocurriendo en la penumbra. Sí, vale, son las profundidades del mar, pero somos humanos a este lado de la pantalla, nuestra pupila no tiene esa capacidad de dilatación. ¿Costaba mucho subirle 3 puntitos a la exposición y a la saturación?
Opuesto a esto tenemos el brillo excesivo de las escenas diurnas sobre la superficie del mar. Cuando Tritón sale a flote dan ganas de llorar, tiene todo el sol del mediodía en la cara, unas sombras rarísimas, se marca cada gota de agua resbalando... ¡Es el rey del océano! Un poco de respeto, por favor.
¿Tanta prisa tenían por terminar la película? Un coco-loco en la playa y 3 horas más tarde la escena final habría quedado de cuento de hadas. Ah no, perdón, que en Cerdeña no hay cocos... Ah no, perdón, que ya no es un cuento de hadas...
Y ahí estaba ella, con su melena color frambuesa, coleccionando objetos de mundos lejanos... Ariel, nadando entre burbujas, bajo el mar.
34 años más tarde, Disney, ávido de dinero y falto de ideas, decide sacar un remake de carne y hueso. Unas olas poderosas te dan la bienvenida en esta nueva versión, para luego sumergirte en las profundidades del océano.
"Una sirena no tiene lágrimas, por eso es mayor su sufrimiento", nos recuerda una frase sacada de la novela original. Un comienzo emocionante en el que la cámara te invita a descender en primera persona, para descubrir poco a poco una Atlántica algo insipida y sombría.
Para mis hijos la película no estuvo mal. Se enamoraron de Sebastián y de Max, medio disfrutaron el nuevo rap de Lin-Manuel Miranda... (¿qué pasó ahí Lin-Manuel?) Se sumergieron completamente en la historia, no sin notar los agujeros del guión, haciéndome preguntas sin parar: ¿Mamá, pero dónde está su mamá? ¿Por qué Úrsula es un pulpo, si es hermana de Tritón? ¿Por qué sus hermanas son todas tan distintas? ¿Son todas hijas de la misma mamá, mamá? ¿Por qué Tritón manda a un cangrejo a cuidar de su hija y no va él mismo?...
En mi caso, me resultó imposible no comparar las dos versiones. 1989 vs 2023; una película que acompañó la infancia de mi generación vs su copia de 200 millones de dólares. Así que teniendo en cuenta el listón, pero también las decepciones (todo hay que decirlo), de la primera, hablaré de esta versión live action que tanto se hizo esperar.
Empecemos por el contexto histórico-geográfico. ¿Por qué trasladar toda la trama al Caribe si ni siquiera te vas a tomar la molestia de filmar en el Caribe? Pusieron unas palmeras alrededor del castillo, creyendo que con eso bastaba, pero esas playas rocosas no nos engañan... Las escenas exteriores fueron filmadas en Cerdeña (otras en Londres). No, señores de Disney, el Caribe no se parece al Mediterráneo, por mucho reggae y salsa que pongan de fondo.
Se supone que ahora Eric vive en una isla ficticia del Caribe. Una isla imaginaria en donde funciona una monarquía absoluta, y en donde hay un castillo que resulta muy europeo, entre unos riscos muy europeos. El príncipe, europeo o no, es clavado al de 1989, pero se inventan un enredo de una adopción para justificar que su madre, la reina, sea negra. Porque parece que esta ficticia isla caribeña no fue tocada por la colonia ni la esclavitud, tampoco quedan rastros de los pueblos indígenas pre-conquista. ¿No habría sido más fácil dejar la trama tranquila en Europa? ¿O directamente no darle ningún tipo de contexto real y hacerlo todo fantasía?
Quisieron hacer una película súper incluyente y diversa, pero tanta diversidad queda forzada. Se les coló por ahí un señor japonés, criados traídos de Pakistán, señoras blancas con pinta de esclavistas repartiendo frijoles gratis en la playa... pero ¿qué pasó con la agenda "body positive"? La única con kilos de más es la mala más mala y más bruja del océano, que se vuelve talla XS para ganarse al príncipe... Uy Hollywood, me parece que ahí te pillamos, ¿no estarás escondiendo tu doble rasero de la inclusión?
Halle Bailey nos regala a una Ariel guapísima, con una sonrisa cautivadora y una voz espectacular. Su actuación, sin embargo, no acabó de convencerme. Entiendo que era un trabajo difícil hablar la mitad de la película con un pez anoréxico y la otra mitad ser muda. Las rastas están geniales, pero hicieron que el chiste de peinarse con un tenedor perdiera toda su gracia.
Sacaron la cara los roles masculinos. Javier Bardem hizo lo mejor que pudo con lo que le dieron para encarnar a Tritón. El príncipe Eric, en principio el personaje más soso de la historia, logra ser convincente. Y bueno, qué decir de Sebastián, volviendo a conquistar corazones con una de las canciones más legendarias de Disney, "Bajo el Mar".
Creo que faltó más despliegue de imaginación en cuanto a vestuario y maquillaje. Estamos en 2023, el maquillaje profesional tiene un nivelazo, pero se limitaron a abusar de la purpurina y de las sombras para ojos con brillitos, dejándole el resto al CGI.
Había leído críticas sobre los problemas de iluminación y la cosa es REAL. En la mayoría de escenas hay que hacer un esfuerzo para descifrar lo que está ocurriendo en la penumbra. Sí, vale, son las profundidades del mar, pero somos humanos a este lado de la pantalla, nuestra pupila no tiene esa capacidad de dilatación. ¿Costaba mucho subirle 3 puntitos a la exposición y a la saturación?
Opuesto a esto tenemos el brillo excesivo de las escenas diurnas sobre la superficie del mar. Cuando Tritón sale a flote dan ganas de llorar, tiene todo el sol del mediodía en la cara, unas sombras rarísimas, se marca cada gota de agua resbalando... ¡Es el rey del océano! Un poco de respeto, por favor.
¿Tanta prisa tenían por terminar la película? Un coco-loco en la playa y 3 horas más tarde la escena final habría quedado de cuento de hadas. Ah no, perdón, que en Cerdeña no hay cocos... Ah no, perdón, que ya no es un cuento de hadas...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se supone que esta versión de La Sirenita nos iba a mostrar una Ariel empoderada y feminista que no cae ante los encantos del primer guaperas que se le cruza por el camino. Los realizadores aseguraban que el amor romántico ya no sería el eje de la trama, poniendo por delante la determinación y el coraje de la joven sirena.
Bueno, pues todo eso que dijeron es básicamente mentira publicitaria... Y no me parece mal, si la chica se enamora, pues se enamora. Ariel se obsesiona con Eric según lo ve en el barco, como en 1989, queda loca perdida cuando le canta en la playa, como en 1989, la estatua del príncipe es su tesoro humano favorito, como en 1989...
Ahora le añadieron un twist al guión para que a Ariel se le olvide que necesita desesperadamente un beso y cambiaron la letra de "Bésala" para recordarle a Eric que "no es no". Pero la historia es la misma, solo que innecesariamente más larga. Dejad que el chico mate a Úrsula, nos han mostrado toda la película que es un crack con los barcos y al final se queda allí parado colgado de un mástil.
No pido un cambio en la historia de amor, yo qué sé, por lo menos ahora no se casan en el día 5 de su relación. Pero lo que sí creo es que Disney tenía la oportunidad de darle a la sirenita la familia que siempre le faltó. Podrían haber sacado de las cenizas a la abuela, que sí figura en la historia original de Hans Christian Andersen, o haberle regalado cierto tiempo de calidad junto a Tritón; quizás una conversación profunda con alguna de sus hermanas o un recuerdo más presente y amoroso de su madre fallecida... pero se conformaron nuevamente con jugar la carta de la doncella sola y perdida.
También tenían la oportunidad de reescribir la historia de Úrsula, de explicar el origen de su rencor, el motivo de su transformación... ahí hay una mina para cualquier guionista. Pero se conformaron nuevamente con el estereotipo de la tía bruja, gorda y fea que es mala porque sí.
Parece que lo único que este remake quería cancelar era la tez blanca de la sirena anterior, y el hecho de que los humanos comemos pescado y mariscos. Más allá del veganismo, el toque de "modernidad" que tanto promocionaron, no lo vi por ninguna parte. Pero ya sabemos lo que modernidad significa para la reciente industria cinematográfica.
Todo acaba con una lágrima deslizando por la mejilla de Ariel, demostrándonos que nuestra heroína ha conseguido el alma inmortal que buscaba en la novela original. ¿A qué precio, Sirenita? aún no sabes cuánto duele caminar en tierra firme, ni cuánto se echa de menos la vida bajo el mar.
Bueno, pues todo eso que dijeron es básicamente mentira publicitaria... Y no me parece mal, si la chica se enamora, pues se enamora. Ariel se obsesiona con Eric según lo ve en el barco, como en 1989, queda loca perdida cuando le canta en la playa, como en 1989, la estatua del príncipe es su tesoro humano favorito, como en 1989...
Ahora le añadieron un twist al guión para que a Ariel se le olvide que necesita desesperadamente un beso y cambiaron la letra de "Bésala" para recordarle a Eric que "no es no". Pero la historia es la misma, solo que innecesariamente más larga. Dejad que el chico mate a Úrsula, nos han mostrado toda la película que es un crack con los barcos y al final se queda allí parado colgado de un mástil.
No pido un cambio en la historia de amor, yo qué sé, por lo menos ahora no se casan en el día 5 de su relación. Pero lo que sí creo es que Disney tenía la oportunidad de darle a la sirenita la familia que siempre le faltó. Podrían haber sacado de las cenizas a la abuela, que sí figura en la historia original de Hans Christian Andersen, o haberle regalado cierto tiempo de calidad junto a Tritón; quizás una conversación profunda con alguna de sus hermanas o un recuerdo más presente y amoroso de su madre fallecida... pero se conformaron nuevamente con jugar la carta de la doncella sola y perdida.
También tenían la oportunidad de reescribir la historia de Úrsula, de explicar el origen de su rencor, el motivo de su transformación... ahí hay una mina para cualquier guionista. Pero se conformaron nuevamente con el estereotipo de la tía bruja, gorda y fea que es mala porque sí.
Parece que lo único que este remake quería cancelar era la tez blanca de la sirena anterior, y el hecho de que los humanos comemos pescado y mariscos. Más allá del veganismo, el toque de "modernidad" que tanto promocionaron, no lo vi por ninguna parte. Pero ya sabemos lo que modernidad significa para la reciente industria cinematográfica.
Todo acaba con una lágrima deslizando por la mejilla de Ariel, demostrándonos que nuestra heroína ha conseguido el alma inmortal que buscaba en la novela original. ¿A qué precio, Sirenita? aún no sabes cuánto duele caminar en tierra firme, ni cuánto se echa de menos la vida bajo el mar.

7.3
16,963
6
7 de enero de 2024
7 de enero de 2024
31 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia que nos invita a convivir durante 2 semanas con las pobres almas que se han quedado solas por Navidad (en un colegio masculino ultra-burgués... que conste el matiz).
La película empieza con chistes básicos y clichés de la educación burguesa... haciéndonos partícipes de las aventuras y desventuras de los cinco "Holdovers": los estudiantes que sus padres no reclaman para Navidad y deben quedarse en el internado con el profesor pringado de turno y alguien que les cocine.
Una introducción jovial y sencilla que nos hace bajar la guardia ante el cambio de ritmo y tono que se vendrá más adelante.
Banda sonora extremadamente agradable y acertada. Ambientación setentera muy bien lograda. Actuaciones sobresalientes, en especial la de Paul Giamatti y la del simpático niño mormón.
Cuando ya nos hemos relajado en nuestra silla, esperando una especie de híbrido entre "Home Alone" y "La Sociedad de los Poetas Muertos", el guionista decide hacer aterrizar un helicóptero en medio del campus con el fin de deshacerse de los personajes superfluos.
A partir de ese momento nos quedamos con un trío de almas solitarias, que será el responsable de arrancarnos unos cuantos lagrimones. Las vicisitudes se van tornando más profundas a medida que vamos conectando con cada uno de ellos.
Un alumno rebelde, un profesor gruñón y una cocinera en duelo, terminarán compartiendo sus festividades de fin de año con nosotros, llevándonos de viaje por la condición humana y por el verdadero significado de familia.
La familia no es en vano un pilar de la Navidad, biológica o construída, son nuestros seres queridos quienes nos afirman y nos dan la mano para atravesar las noches más oscuras.
Citando un poco a la película... en un mundo en el que todo parece estar cada vez más patas arriba, mensajes como estos se hacen más valiosos e imprescindibles.
La película empieza con chistes básicos y clichés de la educación burguesa... haciéndonos partícipes de las aventuras y desventuras de los cinco "Holdovers": los estudiantes que sus padres no reclaman para Navidad y deben quedarse en el internado con el profesor pringado de turno y alguien que les cocine.
Una introducción jovial y sencilla que nos hace bajar la guardia ante el cambio de ritmo y tono que se vendrá más adelante.
Banda sonora extremadamente agradable y acertada. Ambientación setentera muy bien lograda. Actuaciones sobresalientes, en especial la de Paul Giamatti y la del simpático niño mormón.
Cuando ya nos hemos relajado en nuestra silla, esperando una especie de híbrido entre "Home Alone" y "La Sociedad de los Poetas Muertos", el guionista decide hacer aterrizar un helicóptero en medio del campus con el fin de deshacerse de los personajes superfluos.
A partir de ese momento nos quedamos con un trío de almas solitarias, que será el responsable de arrancarnos unos cuantos lagrimones. Las vicisitudes se van tornando más profundas a medida que vamos conectando con cada uno de ellos.
Un alumno rebelde, un profesor gruñón y una cocinera en duelo, terminarán compartiendo sus festividades de fin de año con nosotros, llevándonos de viaje por la condición humana y por el verdadero significado de familia.
La familia no es en vano un pilar de la Navidad, biológica o construída, son nuestros seres queridos quienes nos afirman y nos dan la mano para atravesar las noches más oscuras.
Citando un poco a la película... en un mundo en el que todo parece estar cada vez más patas arriba, mensajes como estos se hacen más valiosos e imprescindibles.
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