Cansado de que nos vendan humo con películas sin ritmo, sin argumento, sin historia que te atrape, sin personajes que te enganchen; eso sí políticamente actual y aceptable a los clichés sociales para pasar el filtro. Vamos al cine a sentir, a ser sorprendidos, embriagados y en algún caso asombrados por las diferentes situaciones que plantea la película, no para sufrir una lobotomía de cómo hay que ver la vida o cómo quieren que la veamos. La libertad de pensamiento es digna y de derecho para tener que estar continuamente alardeando de películas que carecen de alma por seguir unos cánones social políticos aceptables para este grupo emergente de cineastas. Quien pierde??? EL CINE Y LOS ESPECTADORES que ansiamos volver a las épocas del buen cine. Soy pasto de plataforma olvidable y una sala de cine con cuatro personas, una pena de verdad.

La segunda temporada pierde en ritmo e intensidad con respecto a la primera. Sigue teniendo gran calidad de fotografía y de vestuario, pero el alargamiento excesivo de conflictos sin apenas desarrollos, hace que se convierta en tedioso el episodio. Una lástima; nunca me aburrí con ningún capítulo de su predecesora.