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Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
17 de julio de 2016
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Será que necesitamos una obvia, evidente y palpable crítica histórica para limpiar nuestras conciencias de los lodos que han traído aquellos polvos? ¿Será que necesitamos pensar que la injusticia y la barbarie se quedaron allí, en el siglo XX, y ahora hablamos de guerras justas, preventivas y de daños colaterales? Todo mucho más light y digital, ahora, todo mucho más autocomplaciente.

La película está narrada, ambientada e interpretada magníficamente y, precisamente, por haber visto otras películas con guiones similares, nos damos cuenta de la diferencia de los recursos narrativos de los países del norte. Estoy hablando de Finlandia, claro está, pero también de Noruega, Suecia y, por supuesto, Dinamarca. Siempre me resulta admirable el modo de narrar las relaciones humanas, entre la profundidad y la fría distancia, por ejemplo en Kaurismaki, en lo más aprovechable de Dogma, en Bier o en otros, que, por desgracia, no conozco en profundidad ¿Será que recibieron y se identificaron con las lecciones del gran maestro Dreyer?

En mi opinión ésta no es una película que hable de la "extinta" Unión Soviética. Si por algo me ha sorprendido no es por el guión, ni por la crítica histórico política. Es porque habla de personas sin acudir al sentimentalismo, sino a la sensibilidad. De las luchas internas, del amor, de la confianza, de la fuerza de la confianza. De la fuerza que siente quien la deposita con sinceridad y de quien lucha por quienes han confiado en él. Me impresiona la claridad con que está narrado lo irreversible que resulta saber que alguien confía en ti, sobre todo si se trata de niños que han vivido ya demasiado para ser niños. Estas situaciones han pasado y siguen pasando. Y, si queremos, nos pueden tocar cada día la conciencia. Por ello no me importa en absoluto que lo que vaya a ocurrir sea esperable, lo realmente excepcional en esta película no es el qué, sino el cómo.

Sensibilidad.

A lo mejor es eso. A lo mejor es que echo mucho en falta para el cine menos sentimentalismo y más sensibilidad.
30 de marzo de 2015
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué cuando el cine decide narrar una relación profesor/alumno tiende a inundarnos de topicazos, en ocasiones, hasta peligrosos? ¿Será que no existe un buen conflicto aprovechable que echarse a la boca en cualquier tipo de aula? O, a lo mejor, es que la propia realidad educativa se ha tragado sin remilgos los topicazos del cine y los reproduce, como un espejo enfrente de otro, de modo que ya nunca podremos escapar de esa mentirosa imagen infinitamente multiplicada. No lo sé realmente

El asunto se pone más crudo cuando la escuela es de arte, del arte que sea. Será porque vimos demasiados capítulos de Fama cuando teníamos las cabezas también demasiado tiernas. En estas películas se repite constantemente la idea de sacar lo que uno lleva dentro. Hígado, pulmón, riñones, corazón y vísceras en general, por desgracia, de dentro, no hay mucho más que sacar. Pero si de formarse como artistas estamos hablando, hay mucho que introducir y hacer crecer, y desarrollar. Pero bueno, tal vez ese sea un tema tremendamente aburrido impropio de un guión de cine. Por ello, en estas películas, se habla poquito de aprender, de aprender lo que es arte y cuáles son sus mecanismos. De mirar al arte a la cara y comprender que va mucho más allá de conseguir una, más o menos, depurada técnica en una disciplina artística concreta porque, el resto, ya lo traía puesto el futuro artista en cuestión. Pero, claro, visto así, desde esa perspectiva, los artistas dejarían de ser seres humanos tocados por los dioses que son capaces de sacar de sus cabezas, como Zeus, una Palas Atenea, así de la nada, idea que no le interesa difundir ni a los mismos que están haciendo la película. Es duro descorrer el velo. A lo mejor, así, un artista dejaría de ser un suicida en potencia, o un tirano desmedido, o un extraño y bipolar ser humano. Sería mucho mas normal, pero mucho menos cinematográfico......, ¿o no?

¿Y de Whiplash qué? Pues una magnífica interpretación de Miles Teller, y ya.

Responder a una película, con otra película: " Pina" de Wenders....... danza por amor.
28 de octubre de 2013
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que la culpa la he tenido yo por ver otra película del director de “American History X”. Película de la que, por suerte, apenas recuerdo nada, salvo la sensación que me dejó de haber perdido el tiempo viendo una película completamente superflua y también que, para que me contaran que eso de ser neonazi es muy malo, me tuve que comer cómo machacaban a una persona la cabeza contra el bordillo de una acera. Incoherencias de discurso, supongo.

“El profesor” no es una película sobre la problemática de los institutos. Daría igual que se tratara de una granja de pollos. Cada personaje vive y revive su drama personal, en general muy mal explicado, con ninguna profundidad. El profesor podría trabajar en un instituto o en un supermercado.

Las tomas con gran angular, los movimientos exagerados de la cámara, los cortísimos planos están muy bien cuando van anclados en algo con un poco de sustancia, de lo contrario, quedan tan vacíos como todo lo demás. Y los dibujos aclaratorios de la pizarrita resultan exasperantes, además de explicar necedades con metáforas simplonas de modo que parece que están llamando idiota al espectador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Metiéndonos en el tema. El enrollado profesor sustituto sólo tiene una regla “si no queréis estar aquí no vengáis” y ¡ya está! ¿Qué pasa con la escolarización obligatoria, los deberes de custodia del centro hacia los alumnos,….? La realidad es muy distinta y la gran frase es una banalización de esa realidad, que da al traste con los esfuerzos de un montón de profesores que, cada día, tratan de hacer las cosas lo mejor posible con alumnos que no quieren estar allí.

El modo en el que los profesores se meriendan la violencia ejercida sobre ellos no tiene sentido, o al menos eso no es educar. Véase el escupitajo sobre la profesora Madison o cuando le cogen la cartera al maravilloso profesor y se la tiran contra la pared después de insultarle. “Lo que me digan a mí no importa” “Debe ser que me he acostumbrado” Nadie se acostumbra a eso y la solución es intentar conservar la dignidad sin dejarse contagiar por su violencia ¿Qué no es fácil? Ya lo sabemos. A tener dignidad también se aprende, y se enseña con el ejemplo. Flaco favor se hace a unos chicos con la autoestima por los suelos consintiendo que a uno lo pisoteen sin hacer nada ¿Cuántas veces les habrán pisoteado a ellos y no habrán podido hacer nada? Muchos profesores se enfrentan a ese dilema cada día, y lo resuelven. Comerse las agresiones para evitar la confrontación es la solución más fácil, que también se da en las aulas, claro que sí, pero no se puede decir que lo hagan profesores ejemplares precisamente.

Luego está el suicidio de la pobre Meredith con su negra madalena. Que no se sabe por qué ocurre, o puede ocurrir por cualquier cosa, que para el caso es lo mismo. Porque es gorda, sus padres no la entienden y su profe nuevo no la quiere lo suficiente. En fin, una crisis adolescente tan común que nadie se suicidaría por ello. Será porque tenía una vena artística y, ya se sabe, todos los artistas son suicidas en potencia. El topicazo ese del artista suicida es ya aburridísimo.

Y podría seguir, seguir y seguir y no pararía de criticar negativamente una película tan fuera de la realidad, tan poco comprometida y tan pretenciosa que sonroja que se la considere “una picadura de avispa en el cerebro” (de una mosca, supongo) o que, “al final, convence”. A mí, de no volver a ver jamás una película de Kaye.
3 de noviembre de 2013
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo el ensañamiento con este Drácula de Argento. Reconozco tener debilidad por ambos con lo que puede que mi crítica no sea muy objetiva. Pero hay que ser ecuánimes con esta película.

Debo decir que la he visto en 2D y versión original, que seguramente es el modo que más la favorece.

De imagen, rodaje y montaje es perfecta ¡que lección de cine!, luego tiene sus “cosillas” de interpretación y guión, pero tampoco es para tanto y es, en mi opinión, la crítica iconográfica más interesante que he visto de lo que se ha hecho sobre Drácula en el cine.

Homenajea, recorta, pega. Sí, claro que lo hace, pero con un criterio con el que no puedo estar más de acuerdo, donde ridiculiza lo que debe y ensalza muchas cosas ensalzables de otras películas.

La ambientación es magnífica, los espacios, la luz… Lo que peor llevo es el castillo del conde, del que podrían salir Capuletos o Montescos a recibirnos, mejor que Drácula. Lo cierto es que resulta muy poco carpatiense, carpatiano o como se diga, que no lo sé bien.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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¿Por qué digo que por fin se ha hecho justicia? Pues porque ¡por fin! alguien se ha atrevido a cargarse a Jonathan de una vez ¡Por Dios! Qué ganas tenía de que se muriera desde la primera película, la de Murnau, y no la pobre Mina. Por no hablar de Keanu Reeves, que dan ganas de matarlo desde el primer fotograma en la de Coppola. Cuando por fin Van Helsing (Rutger Hauer) lo mata, el pobre idiota sale del ataúd sin un ápice de dignidad de vampiro, como un adolescente que la noche anterior se ha pasado de rosca y, cuando se levanta, no sabe ni quién es. Bien muerto. Gracias Argento.

Las imágenes de las travesías a caballo por el bosque, con la luz pasada de contraste, son un maravilloso homenaje a las secuencias en negativo de la de Murnau. Y esos pobres lobitos, que dan más pena que otra cosa, son idénticos a las pobres hienas que salen en el Nosferatu de Murnau. Lo deja idéntico. Homenaje entrañable a la difícil realización de la primera película sobre Drácula.

El personaje de Tania y la música son su homenaje a la Hammer y a los dráculas de Christopher Lee. Esas mujeres de enormes pechos, desconcertantes siempre en ese ambiente que debería ser tan gótico por el tema. Parecían raptadas de una discoteca en la que seguramente estarían bailando tranquilamente con su sesentera/setentera minifalda. Y Tania es genial. La típica ligera de cascos que ¡pobre! siempre se enamora, hasta del conde, y llora desconsoladamente porque a Drácula realmente le gusta Mina. Y cómo se venga Argento del idiota que se acuesta con ella, pero no la quiere, y la deja tirada la noche de Valpurgis. Justísimo hachazo en la cabeza.

No he visto en mi vida, y va muy en serio, un Drácula mejor elegido e interpretado. Donde Coppola ponía al bichito de turno para sustituir la forma humana del conde (o sea Gary Oldman), con una enorme valentía, Argento le deja a él, morder, chupar y ser a vez tan repulsivo y salvaje como elegante y seductor. Me parece dificilísimo y Argento y Kretschmann lo consiguen.

La película está llena de pequeños magníficos detalles, que no voy a contar todos, por supuesto.

Reproduce al conde arrastrándose por la pared del castillo, idénticamente al Drácula de Coppola, pero aquí queda ridículo (a mi juicio completamente a propósito), pues daba miedo, sí, pero no venía muy a cuento que Drácula hiciera eso teniendo esos superpoderes, más poderosos que nunca en la versión de Coppola. Y además, el efecto estaba copiado de El exorcista III.

El artesano van Helsing, especialista en vampiros, se echa un ajo a la boca (como quien pica mientras cocina) cuando saca el jugo a los ajos para untar las balas que matarán a Drácula. Me parece fantástico. A partir de ahí hay un giro interesantísimo en el que todo se vuelve ridículo. Sobre todo la explicación final de Mina, disculpándose de haber dicho que amaba al conde. Cual adolescente (o no tan adolescente) echando balones fuera y diciendo que fue por la hipnosis, que ella no quería. Vamos, que fue el alcohol y que fue sin querer porque estaba borracha.

Y es la parte más ridícula, porque es la muerte de Drácula. Dice van Helsing: “¡Menos mal que le puse suficiente ajo a las balas!” ¡que idiotez más maravillosa! Todo esto hace absolutamente increíble esa muerte ¿por qué? porque Argento sabe, yo lo sé… y todo el mundo sabe también que no se puede matar al conde. Porque Drácula nunca muere. Drácula es mucho más que un personaje, mucho más que una película, mucho más… Es una parte irrenunciable de la vida.

Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien viendo una película.
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