Fallido título por el mal trabajo de su director, empeñado en que se note constantemente su mano con encuadres horribes, movimientos de cámara que impiden saber qué pasa y abuso continuo de super-primeros planos.

El ciudadano Mann debería haber aprendido a estas alturas que lo fundamental en una película es contar una historia y no intentar un continuo ejercicio de estilo.

El trabajo de los actores (ambos de primera fila), se diluye entre planos, ruidos y falta de continuidad y ritmo.

Una pena.

A lo que vamos al cine a ver este tipo de película se ve plenamente satisfecho en esta ocasión.

Guión simple, estereotipos claros, efectos espectaculares y acción, mucha acción.

Si a esto se le añaden los momentos coñeros de autoparodia, que revelan el toque de Stephen Sommers, con la inclusión de actores de la saga de la momia, nos encontramos ante un producto refrescante, entretenido y que ofrece lo prometido.

Para otras espectativas, existe otro cine.