Quizás yo la hubiera llamado Relatos Miserables, aunque me cuesta distinguir si lo miserable son los personajes, el guión, la película en sí, la propaganda barata que se le hizo o para peor, el público cuando la ve.
No quiero ser el público que se ríe en una de las peores escenas de violencia innecesaria que he visto en mi vida (la de los conductores cavernícolas). No quiero tener que ver con la gente que saca su morbo a relucir sin empacho porque sabe que está acompañada por otros iguales a ella. Ahora que lo escribo recuerdo el personaje de capusotto (Matías Sarrasani) que canta canciones donde diluye sus atrocidades en la idea de que todos lo hacemos.. Yo soy de esos extraños seres, junto con dos o tres más que la cantidad de agresión explícita nos resultó revulsiva, nos dejó sin poder respirar, mucho menos de poder juntar aire para reír o ganas de aplaudir como luego de apreciar un gran circo romano.
No entiendo. Es el mismo Damián Szifron (su director) que escuché tan lúcido, progresista y ubicado en "la mesa de Mirtha", el que elige bombardear con violencia de clase media y alta sin tener un solo momento de reflexión sobre la misma? El que parece llegar a justificar esos actos como una especie de justicia por mano propia, como única salida ante un mundo que "te" violenta? El que muestra que los pobres y las mujeres tienen un precio?
No aplaudo una sola cosa de este film, no sólo por la razones relacionadas con la temática, sino porque además por momentos está mal actuada, porque a veces buscando ser realista se vuelve vulgar, porque cuando hay que ser crítico incluye un supuesto chiste de humor negro que lava todo, porque creo que saca lo peor de la argentinidad (si es que algo así existe).
No niego a nadie la oportunidad de verla y de sacar sus propias conclusiones por eso a continuación dejo el trailer pero aviso que quienes descubran mensajes encriptados e iluminado en esta película se abstengan de querer convencerme de que los mismos existen porque ni no los vi, ni podré verlos.