Si se utiliza un hecho real para una película, lo menos que puede hacerse es ceñirse lo más posible a dicha realidad, y no inventarse otros hechos, manipulando la historia y obviando la verdadera personalidad del personaje principal: un activista del PSUC y sindicalsta de CCOO. Supongo que queda más comercial y más cercano a la patata del personal en general decidir que en lugar de un hijo, como era en realidad, tenga una tierna hija porque sí, y ya está. El protagonista aparece como un tipo rebelde pero individualista, que se monta por su cuenta la proeza, cuestión muy alejada de la forma en la que se gestaron los hechos, que fueron liderados por Manuel, pero planificados por dichas organizaciones. La calificaría con un 2, pero no puedo pasar por alto las grandes interpretaciones de todo el elenco, con las que, a pesar de todo lo dicho, he disfrutado a placer.

Llevo 4 capítulos de esta serie que encontré por casualidad, y estoy enganchado. Las situaciones, los diálogos, las interpretaciones, todo es una delicia. El guión, escrito por los dos protagonistas, rebosa inteligencia por los cuatro costados. La calificaría como un céfiro fresco en el rostro, sentado en el sofá, sin tener que desplazarse a la playa. Y para redondear totalmente este acierto televisivo, hay que resaltar el sobresaliente y brillante doblaje de ella, que hace que la espontaneidad y la interpretación de la actriz sea magistral. Un 10.

La serie te atrapa y te pasas los 8 episodios enganchado, sin respirar. Una maravilla. Pero habría que regular la puta costumbre comercial y estafadora de cortar cuando la trama (en este caso, tramas) está sin resolverse. Es como si alguien levantase un puñal para ensartarlo en la garganta de otro y en ese momento pusiese The End. En estas temporadas que nunca se sabe a ciencia cierta si habrá continuidad de una nueva, tardan meses, incluso en algunos casos años, en reaparecer. O sea, que muchos espectadores quizá la hayan palmado antes de tener la oportunidad de poder disfrutarla. En esta serie, con tres o cuatro tramas simultáneas, ninguna de ellas queda cerrada, sino más bien en todas con un cuchillo en el aire. ¡Respeto a los espectadores ya!

Una serie que merece la pena verla sólo por disfrutar de las actuaciones. Desde los papeles más protagonistas, pasando por los niños y niñas, hasta los distintos cameos, todas y todos, en cada minuto de su presencia en pantalla, hacen que sonrías continuamente. A destacar, muy por encima de todos, María León, que hace una interpretación magnífica, con la cámara en primer plano, donde se ven hasta los poros de su rostro. Una auténtica gozada. Un maratón con los seis episodios sin dejar de sonreír.

Es una serie que entretiene, en unos capítulos más que en otros, donde hay tramas de relleno sin tener mucho sentido. A destacar, los actores y actrices, en su totalidad. Pero tiene cosas infumables. Y ya, para mayor inri, la falta de respeto total (cada vez más generalizada, y admitida con resignación y sumisión por el personal borreguil) al "finalizar" esta primera temporada, como se suele decir, con el malo levantando el cuchillo, y sin saber si lo clava o no, aparece el FIN. Una estafa. Y además tienen el descaro de incluso no estar seguros de que haya una segunda temporada, así sin más, o sea, que los espectadores se quedan con la boca abierta esperando nada. Seguramente habrá algunos que ya no podrán ver la segunda temporada porque la habrán palmado. Y lo mismo, si no les cuadra a los artífices del timo, no habrá más temporadas. O sea, que te quedas como cuando te dicen: "Venga, a Parla". Qué descorazonador todo.