Se queda a caballo entre película y documental sin llegar a ser claramente ni una cosa ni la otra.
A veces lenta, y con un guión algo caótico, que salta de una historia a otra para intentar crear un mundo que refleje la totalidad de la corrupción en la que viven los personajes a diario. Un mundo lleno de violencia, amenazas y dinero negro, del que parece no poder salir nadie. Sin embargo el hilado entre una historia a otra deja un mal sabor de boca, como si faltara algo, queda inconexo, deshilachado, soso.
En mi opinión, el film es salvado por la actuación de dos chicos que interpretan a la perfección la personalidad de dos jóvenes que han crecido bajo la violencia extrema y la corrupción, Marco y Ciro, creando dos personas cuyos valores están altamente trastornados como poco.
Aun así, como película, deja mucho que desear y solo puedo elogiar el gran trabajo de actoral en general.