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Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
5
30 de marzo de 2015 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película, como casi todas, tiene su lado positivo y su lado negativo. Pero en este caso podemos encontrar fallos garrafales y verdaderas genialidades.
Destacar el papel de Elijah Wood que, aunque similar al que ya hizo en Sin City (salvando las distancias), nos demuestra que sirve para hacer de hobbit bonachón tanto como para hacer de perturbado asesino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Procedamos ahora a mencionar algunos de los fallos de la película, casi todos caídas en clichés que, pese a ser un remake, podrían haber sido evitados:
-Él, que trabaja restaurando antigüedades, lo hace en un taller atestado de partes de maniquíes, laberíntico y muy mal iluminado. Todo por darle un aspecto tétrico a todo lo que hace.
-Cuando persigue a la gimnasta, ella corre por el metro y la calle gritando. No hay nadie y nadie le ayuda. Pero ella, en pleno siglo XXI, no tiene móvil, cuando en la película posee uno todo el mundo. Pero claro, igual con móvil, llama a la policía y no puede matarla. Así que se mete en un parking que se puede cerrar con una valla.
-Durante toda la película mata a sus víctimas tocándoles por todas partes sin guantes, ni protección, ensañándose, y la policía es incapaz de descubrirle por sus huellas.
-Al final de la película, los SWAT aparecen en su casa cuando en ningún momento ha habido alguien que avisara la policía o, incluso, supiera lo que hacía y donde vivía. Al menos nadie que viviera para contarlo.
-Y no mencionaremos los "efectos especiales" que, en un remake, deberían ser mejores, pero que nos dejan perlas como el cuchillo en la boca o los "cortes de pelo".

Por otro lado, en la parte buena:
-El recurso de la cámara en primera persona (muy utilizado para crear conexión entre personaje y espectador) unido a la calidad de una grabación actual, potencia el efecto deseado. Aunque es una lástima esos recursos tan manidos como la visión borrosa y los tambaleos, para tratar de darle un aspecto más perturbador al personaje y explicado pobremente con unas migrañas.
-A simple vista puede parecer que su locura asesina y su trauma infantil con la madre no tienen relación, pero si sabes leer la película, encuentras una genialidad metafórica.
La única escena en la que sale interactuando con su madre de forma cariñosa y sin que ella esté follando delante de él o drogándose, es cuando él le cepilla el pelo y ella le dice que "el pelo es lo único que se queda para siempre". El resto del tiempo su madre no está, su madre se ha ido. No ha tenido madre en su infancia y cuando crece ya no está porque ha muerto, así que él es un niño que recuerda a su madre, encogido en el interior de un cuerpo adulto.
Mata a las mujeres y les roba su pelo para que alguien se quede con él para siempre, para que no le abandonen.
Él se enamora de Ana y quiere que ella no le abandone nunca, no quiere matarla, pero es su pasado más reciente (los asesinatos) los que provocan que tenga que matarla si quiere que no se vaya también.
Por eso, tras " casarse" con ella, las víctimas anteriores le acosan con aquello que pueden separarle de Ana.
Por eso "se la roban" y por eso "le matan", porque por conseguir que alguien no huyera de su vida, tuvo que matar a la única persona que lo hubiera hecho por voluntad propia.
De ahí que, cuando llegan los SWAT, se encuentren al maniquí que le representa de niño. Sus víctimas le arrancan piernas, brazos y piel y, debajo, sólo queda el niño que ha sido siempre.
El niño que no tuvo madre.
31 de marzo de 2015 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente una de las películas más ingeniosas de los últimos años, un constante desprecio a todo lo que es el cine actual: fotografía impactante, humor crítico muy negro, sangre y decadencia... El Gran Hotel Budapest nos ofrece una película aparentemente sencilla con una fotografía que inevitablemente recuerda a los cómics de Tintín, plagada de un humor blanco que finge ocultar una profunda crítica al cine detectivesco.
La obra demuestra que no es necesario un escenario intimidante, personajes sucios y decadentes o humor ácido y negro para hacer una película crítica o de calidad, algo que en los últimos años el cine parecía haber olvidado.
Wes Anderson nos transporta a tiempos pasados no sólo en la historia, sino también con la elaboración a la película, que es una joya del pasado y del presente.
Enaltecer, a su vez, el trabajo de Ralph Fiennes, que borda un papel delicado a la par que mordaz.
Por contra, da cierta lástima que se haya tratado de potenciar la calidad de la obra copando el reparto de caras conocidas completamente prescindibles.
Adrien Brody, Willem Dafoe, Bill Murray o Edward Norton tienen papeles que podría haber interpretado cualquier otro actor al mismo nivel y hubiera reducido mucho el coste de la realización. Pero al no hacer tampoco un mal trabajo, no es algo verdaderamente criticable.
Lo que sí lo es, y posiblemente es lo único negativo que se puede sacar a la película, es el atropellamiento de algunas situaciones, que se presentan a trompicones, pero que tampoco estorban al desarrollo de una típica y sencilla trama de cualquier película de aventuras.
Para concluir, las críticas negativas que se ven sobre la película son comprensibles: en la última década se nos venden como excelsas películas con un trasfondo retorcido y una aparente complejidad intelectual a las que esta película desprecia sin miramientos. Y claro, la gente no está acostumbrada.
30 de marzo de 2015 Sé el primero en valorar esta crítica
Ridley Scott se lanza de cabeza a grabar una película sobre Moisés y no se le ocurre nada mejor que utilizar a Christian Bale para el papel. Y que no se arrepienta. Bale me sorprendió para bien.
Pero era evidente que, juntando a Christian Bale y al director de Gladiator, no podía salir una apacible película bíblica. Litros de sangre, violencia, masacres... Quien esperara un segundo Príncipe de Egipto acabaría en el hospital con un infarto.
Como de costumbre, realizaré un pequeño repaso por lo bueno y lo malo de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Lo malo:
-Poquísimo rigor histórico en la reconstrucción del pueblo egipcio.
-Algunos fallos en la mitología bíblica, en un vano intento de tratar de racionalizar plagas y milagros, pero viéndose incapaz de explicar algunas cosas y, por tanto, dejando un efecto inacabado.
Ah, y por cierto, amigo Ridley, no era necesaria una película de dos horas y media para contar esta historia. Has creado un tedio enorme entre momentos cumbres introduciendo escenas y tramas insulsas, pero no criticaré las escenas de acción increíbles e injustificadas porque tampoco esperaba nada diferente viniendo de ti.

Por el lado bueno, no voy a dejar sin mencionar la increible labor de los efectos especiales, la buena fotograf ía buscando impresionar y una banda sonora muy bien ubicada.
Pero destacaré sobre todo que se presente a un Moisés humano e imperfecto, rebelde. Un Moisés que sufre y pierde la paciencia, que no entiende, que cuestiona a Dios y se enfrenta a él.
Un Moisés que, viendo que Dios no hace nada, decide actuar por su cuenta, aunque su dios tenga que acabar arreglando sus fracasos.
1 de abril de 2015
1 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Alguna vez te has sentido aburrido a las 4 de la tarde? ¿No tenías con quién salir y tus padres no estaban en casa? ¿El gato te había arañado esa misma mañana?
Si te ha ocurrido, no sé por qué no eres tú el director de esta película.
La sala de los suicidas es un compendio de clichés unidos por los lamentos de todos aquellos que lloran por las esquinas de internet suplicando por quien les preste atención.
Van spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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El protagonista es un chaval malote, borde con todo el mundo, que no ve con su flequillo al que un día putean por Facebook porque se ha empalmado al luchar en Yudo con el chico que le gusta. Monta un drama y deja de ir a clase. Se tira diez días sin comer y sus padres ni se enteran porque trabajan mucho. Ya se encargan, entre cambios de escena aleatorios, de mostrar lo malos que son los padres por no pasar casi tiempo con él y trabajar mucho ambos. Hasta se ponen los cuernos. Uh, qué malos son con él, uh. La asistenta llama a la policía y estos entran en casa y se llevan al chaval, que está en pelotas cortándose con un jarrón que acaba de romper, sin permiso de los padres. Van a buscarlo al hospital, pero resulta que ahora el chaval es mayor y no quiere ni hablar con ellos así que les invitan a irse. Tratan de hablar con él en un McDonalds pero el chaval se calla incluso cuando le suplican que quieren ayudarle. Así que prefiere conectar por internet con un grupillo de avatares virtuales tras los que se esconden personas como él. Allí conoce a una chica que se le presenta enseñándole un corte, muy maja ella, y que le ánima a acojonar a todo su instituto. Por tanto, como hariamos cualquiera, el chico se va a clase maquillado como un mapache, con una pistola, pero al final no hace nada más que aguantarle la mirada al chaval que le gusta, lo que le hace ponerse eufórico. Es todo un luchador.
Ah y los padres siguen siendo muy malos porque se preocupan por sus estudios y tratan de hablar con él. Muy malos.
El chaval pasa mucho tiempo encerrado en su habitación, se enamora de la chica de internet con la que tiene conversaciones dignas de Poe y Bukowski, y esta le pide que consiga pastillas para suicidarse juntos. Toda una romántica. Mientras tanto los padres hablan con un psicólogo que no quiere recetarle nada sin hablar con él, así que llaman a una psiquiatra que pasa de él como de la mierda y lo empastilla, en lo que insisten, mucho mejor. Lo único salvable de la película es esta crítica a la labor de algunos psiquiatras.
El chico no quiere que ella se suicide, pero si no le da las pastillas ella dejará de hablarle (que si se mata no, eh, ojocuidao), así que quedan para dárselas. El padre se harta en ese momento, arranca el router porque no hay otra manera de apagar internet y le grita para que salga, una medida muy inteligente. La madre, harta, va a poner el router , la mejor solución sin duda, y el padre le pega. En ese instante sale el chaval, harto y se tira al suelo llorando. Se abrazan como una familia feliz.
Como siguen sin darle internet, decide ir a un bar a probar en el mundo real a ver si la encuentra. Allí va a tirar las pastillas, pero las tira poco a poco y, evidentemente porque no podía ser de otra forma, se acaba tomando un puñado de tranquilizantes (una dosis con la que se muere un bebe y dando gracias) y, tras hacer un poco el subnormal delante del móvil de unos borrachos, se corta la escena.
La siguiente es su madre entrando en el mundo virtual a contarles a los otros chicos que ha muerto, lo típico. Cualquier madre entraría al LoL si su hijo se muriera.
Entonces la chica que estaba enamorada sale de su encierro de años en la habitación para irse a tirar al campo a llorar, muy profundo todo.
La película termina con los padres separados porque son muy malos.
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