Rara vez encuentro un trabajo que me cautive a la vez desde el aspecto visual como desde la historia que nos cuenta. La película se desarrolla en un teatro de Broadway donde Michael Keaton hace una gran interpretación de un actor en decadencia que busca volver a emerger en un último intento desesperado.

Y eso es lo que consigue transmitirme el tratamiento visual de Emmanuel Lubezki en cada escena, desesperación a través del continuo plano secuencia que en algunos momentos puede llegar a resultar agobiante , pero que mantienen la fuerza durante toda la duración del film. Conjunto a un humor irónico Una visión en la cual parece que la cámara ahoga a los actores, los persigue y los acorrala buscando sacar lo que se esconde entre el backstage.