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Críticas ordenadas por utilidad
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5.6
19,625
5
16 de octubre de 2009
16 de octubre de 2009
42 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como su nombre indica, película que dice muchas verdades sobre el comportamiento sexual de hombres y mujeres heterosexuales cuando intentan relacionarse entre si. Todo un catálogo bastante útil y gracioso de esas cosas que nos pasan a todos en la vida real y que parece que sólo nos hacen reir al verlas en pantalla. Vamos, que muchos de sus chistes los hemos escuchado ya en un sinfín de monólogos, pero el humor basado en la comparativa de sexos siempre funciona. Me ha gustado su inicial valentía e irreverencia al expresar las cosas bien claritas y sin florituras, pero todo se desarrolla tal como me temía: su acidez intenta escocer pero sólo resulta ser una burda excusa para parecer gamberra, y el film desemboca precisamente en las típicas cursilerias que originalmente fingía despellejar. Ay, previsible Hollywood, intentas escandalizar con un par de palabrotas y escenas verdes imitando pobremente a los geniales hermanos Farrelli y luego lo empaquetas todo con un lazito rosa. Aquí en la España ya estamos curados de espanto.
Apruebo la frescura de su propuesta y la buena labor y química de los actores, pero su último tramo está cercano a la náusea que te puede provoca el olor a repollo cocido. Y ya que hablamos de una película que alaba el poder visual del sexo: un aplauso a la salida de la ducha del vecino buenorro. Mmmmmm...
Apruebo la frescura de su propuesta y la buena labor y química de los actores, pero su último tramo está cercano a la náusea que te puede provoca el olor a repollo cocido. Y ya que hablamos de una película que alaba el poder visual del sexo: un aplauso a la salida de la ducha del vecino buenorro. Mmmmmm...
17 de marzo de 2010
17 de marzo de 2010
33 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aqui una de las mayores desfacheteces del año, amén de uno de los sacrilegios más dolientes infligidos a la cultura griega clásica. Una enorme estupidez de película que pretende convertir la leyenda de Perseo en una ñoñada absurda adaptada a la cultura urbana del adolescente norteamericano moderno de clase pija. Habrá quien diga que es una buena forma de acercar la mitología a las nuevas generaciones. Yo sólo creo que servirá para meterles más aire en la cabeza y más caprichos materialistas, ya que el simpar Percy Jackson se ayuda de unas maravillosas Converse aladas y un flamante i-phone para cargarse a los malos. Acude a entrenarse a un campamento de verano de semidioses donde además de zurrarse cosa mala con los compañeros tiene sus momentos de ocio en una estupenda sala de relax repleta de televisores de plasma donde poder jugar a la x-box. Y en su aventura tendrá que visitar parajes tan exóticos como Nashville, Las Vegas (donde por cierto robará orgullosamente un mega cochazo) o Nueva York.
Resumiendo, Percy es el puto amo. No he bajado más la nota porque como entretenimiento no resulta del todo fallido, gracias al sentido del espectáculo de Chris Columbus (director de las dos primeras entregas de Harry Potter) que sobre todo hace un buen uso de los efectos especiales. Y, sobre todo, por Uma Thurman, estupenda en su papel de Medusa chic. Lo demás es, sencillamente, sonrojante y abominable.
Resumiendo, Percy es el puto amo. No he bajado más la nota porque como entretenimiento no resulta del todo fallido, gracias al sentido del espectáculo de Chris Columbus (director de las dos primeras entregas de Harry Potter) que sobre todo hace un buen uso de los efectos especiales. Y, sobre todo, por Uma Thurman, estupenda en su papel de Medusa chic. Lo demás es, sencillamente, sonrojante y abominable.

5.1
7,413
3
19 de junio de 2009
19 de junio de 2009
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
La escasez de ingenio hollywoodiense es patente desde hace años y esto era en cierto modo preocupante. Lo que de verdad me resulta sinceramente desastroso es que esa imaginería falle teniendo en las manos la adaptación fílmica de una obra literaria que homenajea de un modo absoluto el arte imperecedero de contar cuentos. La trilogía de Cornelia Funke, es cierto, no es original, ni siquiera es ingeniosa. Cuenta una historia banal y falaz que ya nos han ofrecido autores brillantes, desde Lewis Carroll, pasando por Perrault y los hermanos Grim y atracando en los más contemporáneos Roal Dahl o C. S. Lewis. Pero es rica en matices y ofrece la posibilidad de desplegar todo un tributo colorido y explosivo a esas historias mágicas sobre lobos travestidos en abuelas, magos que conceden deseos en ciudades esmeralda, guisantes bajo colchones de princesa o cerditos obreros frustrados.
La película de Iain Softley desaprovecha penosamente todas estas ventajas. El argumento es lineal, aburrido, y, lo peor: hasta dentro de su propia fantasía, resulta incongruente. Hará bostezar a los peques y los mayores sentirán un incómodo picorcillo asociado al ridículo. No hay nada que nos sorprenda, ni una escena que nos haga abrir la boca de asombro (como ocurre con los grandes cuentos), ni un luminoso haz digital que nos transporte a otro mundo. Todo parece lo que es: un rodaje. Y tan pobre artísticamente hablando que se podría haber grabado en un castillo de Alpedrete.
Atrás quedaron las historias donde de verdad sentías que tu realidad se mezclaba peligrosamente con la ficción ("La historia interminable", de Wolfang Petersen por ejemplo, o "El mago de Oz", tan cansinamente citado en la película). "Corazón de tinta" se conforma con insinuar una aventura, y solo produce resignación. ¡Por Dios, que estamos viendo un cuento, un poco de imaginación! ¿Y qué me dicen del reparto? Más soso que los calzones del Papa: sólo Hellen Mirren muestra algo de compromiso con su interpretación de simpática altivez británica. Y Andy Serkis... bueno, él siempre será Gollum.
La película de Iain Softley desaprovecha penosamente todas estas ventajas. El argumento es lineal, aburrido, y, lo peor: hasta dentro de su propia fantasía, resulta incongruente. Hará bostezar a los peques y los mayores sentirán un incómodo picorcillo asociado al ridículo. No hay nada que nos sorprenda, ni una escena que nos haga abrir la boca de asombro (como ocurre con los grandes cuentos), ni un luminoso haz digital que nos transporte a otro mundo. Todo parece lo que es: un rodaje. Y tan pobre artísticamente hablando que se podría haber grabado en un castillo de Alpedrete.
Atrás quedaron las historias donde de verdad sentías que tu realidad se mezclaba peligrosamente con la ficción ("La historia interminable", de Wolfang Petersen por ejemplo, o "El mago de Oz", tan cansinamente citado en la película). "Corazón de tinta" se conforma con insinuar una aventura, y solo produce resignación. ¡Por Dios, que estamos viendo un cuento, un poco de imaginación! ¿Y qué me dicen del reparto? Más soso que los calzones del Papa: sólo Hellen Mirren muestra algo de compromiso con su interpretación de simpática altivez británica. Y Andy Serkis... bueno, él siempre será Gollum.

7.9
18,043
8
27 de abril de 2009
27 de abril de 2009
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1934 Frank Capra, tras haber asimilado perder el Oscar al mejor director del año anterior, aceptó convertir en film un guión aparentemente mediocre sobre el amor que brota de modo inesperado entre dos personas opuestas en estatus y carácter. Un libreto que otros actores se habían negado a interpretar por considerarlo lo más imbécil que habían leído en la vida. En la ceremonia de los Oscar de 1935, "Sucedió una noche" se convirtió en la primera película de la historia en acaparar los cinco premios principales: película, director, actor, actriz y, por supuesto, guión. Pero lo más importante es que había nacido un nuevo género cinematográfico: la comedia romántica.
Desde el comienzo todo en esta historia transcurre flotando en una nube de deliciosidad y ternura cuyo mayor logro incide en no sobrepasar la línea que la separe de algo hortera y empalagoso. Se devora con placer y sin ansiedad y fue el primer producto de un Hollywood que apostaba por la simpatía. Lo más importante es que toda esa agradable atmósfera en que está envuelta la película no oculta en ningún momento la impresionante calidad de su fotografía, dirección e interpretaciones. Es el ejemplo perfecto del ejercicio cinematográfico íntimo: deslumbrar con humildad.
Claudette Colbert encaja perfectamente en el papel de niña bien rebelde y con carácter pero siempre risueña (no imaginaba ni por asomo ganar el Oscar y tuvieron que salir a entregárselo porque no asistió a la ceremonia). Pero la gran sorpresa del film es Clark Gable: es impresionante su recreación del truhán de buen corazón, a la altura del mejor Cary Grant o Jack Lemmon. Actúa con una naturalidad apabullante, enorme profesionalidad e intenso atractivo (genial la escena donde la provoca a ella quitándose prenda a prenda la ropa). Seguros todos estos logros debidos a uno de los mejores directores de todos los tiempos: el gran Capra, quien supo sin duda adelantarse a su época con productos redondos y taquilleros como este. Uno de sus clásicos más memorables, junto con "Arsénico por compasión".
Desde el comienzo todo en esta historia transcurre flotando en una nube de deliciosidad y ternura cuyo mayor logro incide en no sobrepasar la línea que la separe de algo hortera y empalagoso. Se devora con placer y sin ansiedad y fue el primer producto de un Hollywood que apostaba por la simpatía. Lo más importante es que toda esa agradable atmósfera en que está envuelta la película no oculta en ningún momento la impresionante calidad de su fotografía, dirección e interpretaciones. Es el ejemplo perfecto del ejercicio cinematográfico íntimo: deslumbrar con humildad.
Claudette Colbert encaja perfectamente en el papel de niña bien rebelde y con carácter pero siempre risueña (no imaginaba ni por asomo ganar el Oscar y tuvieron que salir a entregárselo porque no asistió a la ceremonia). Pero la gran sorpresa del film es Clark Gable: es impresionante su recreación del truhán de buen corazón, a la altura del mejor Cary Grant o Jack Lemmon. Actúa con una naturalidad apabullante, enorme profesionalidad e intenso atractivo (genial la escena donde la provoca a ella quitándose prenda a prenda la ropa). Seguros todos estos logros debidos a uno de los mejores directores de todos los tiempos: el gran Capra, quien supo sin duda adelantarse a su época con productos redondos y taquilleros como este. Uno de sus clásicos más memorables, junto con "Arsénico por compasión".

5.8
17,866
2
18 de noviembre de 2010
18 de noviembre de 2010
21 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Asistí a la sala entusiasmado y, lo que es peor, arrastrando a mi chico conmigo para ver lo que las críticas me habían reseñado como una frenética y entretenida peli. Y resultó ser un auténtico coñazo. Para que aquellos fans de Tony Scott (aquí ya he visto unos cuantos) no empiecen a despellajarme temprano, diré que dentro de ese grupo de directores bravucones del moderno Hollywood (véase Roland Emmerich, Michael Bay o Wolfang Petersen) no es el que más me desagrada. Ha hecho sus cosillas interesantes, algunas con gancho y cierta calidad, pero esta última es una mierda rodando a 80 km/h.
Para empezar, me revienta que se hagan los guays con esa fotografía a base de zooms con la que creen inventarse algo. Queda muy bonito pero está ya sobado de sobra. Luego comienzan a sobrevenir imparablemente los topicazos del cine de acción, aquellos que sólo resultan perdonables cuando la trama te entretiene, pero no es el caso. Desde hace mucho tiempo no veía una película más lineal, donde los únicos tres o cuatro golpes de efecto provocados a la fuerza resultan de lo más previsible. Los personajes no tiene ningún carisma: típico choque socio-racial-generacional entre veterano y novato con chiste sobre las hijas macizas incluido, muy rollo "Arma letal". Por más que miraba y miraba, no veía nada. Sucedía lo de siempre: el director de talento acomodado que tira de recurso fácil. Es una reinvención del cine de catástrofes a lo "Speed", sin el despliegue digital de obras como "2012" (lo cual también se agradece). Para colmo, encima de resultar tedioso, no te deja ni echar un sueñecito porque lo que es ruido y estrépito le sobra por un tubo. Pero casca pocas nueces.
Tony Scott nos presenta de nuevo al héroe americano en todo su esplendor: un tio de vida corriente, con sus problemillas familiares que alcanza la redención salvando los pellejos de unos miles. Con la aparición estelar de un marine recién llegado de Afganistán (¡válgame!) y un gordo inútil como el de "Parque Jurásico" que monta todo el pitote. Espero que algún día el hermano pequeño de Ridley se deje de jugar a los trenecitos y vuelva a colaborar con Tarantino. Pero me temo que ése es un vagón que no podrá volver a coger.
Para empezar, me revienta que se hagan los guays con esa fotografía a base de zooms con la que creen inventarse algo. Queda muy bonito pero está ya sobado de sobra. Luego comienzan a sobrevenir imparablemente los topicazos del cine de acción, aquellos que sólo resultan perdonables cuando la trama te entretiene, pero no es el caso. Desde hace mucho tiempo no veía una película más lineal, donde los únicos tres o cuatro golpes de efecto provocados a la fuerza resultan de lo más previsible. Los personajes no tiene ningún carisma: típico choque socio-racial-generacional entre veterano y novato con chiste sobre las hijas macizas incluido, muy rollo "Arma letal". Por más que miraba y miraba, no veía nada. Sucedía lo de siempre: el director de talento acomodado que tira de recurso fácil. Es una reinvención del cine de catástrofes a lo "Speed", sin el despliegue digital de obras como "2012" (lo cual también se agradece). Para colmo, encima de resultar tedioso, no te deja ni echar un sueñecito porque lo que es ruido y estrépito le sobra por un tubo. Pero casca pocas nueces.
Tony Scott nos presenta de nuevo al héroe americano en todo su esplendor: un tio de vida corriente, con sus problemillas familiares que alcanza la redención salvando los pellejos de unos miles. Con la aparición estelar de un marine recién llegado de Afganistán (¡válgame!) y un gordo inútil como el de "Parque Jurásico" que monta todo el pitote. Espero que algún día el hermano pequeño de Ridley se deje de jugar a los trenecitos y vuelva a colaborar con Tarantino. Pero me temo que ése es un vagón que no podrá volver a coger.
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