Estamos ante una película que es todo un tributo al cine de los años ochenta y más concretamente a todo lo que Spielberg produjo entonces. Creo que este es el gran atractivo y el gran problema que tiene este relato; Abrams, al que admiro porque ha conseguido que su tributo a la época no acabe siendo un pastiche sin sentido, se ha esforzado demasiado en hacer las mismas películas que su productor apoyó entonces. Seguramente estamos de acuerdo en que Gremlins, Goonies, E.T o Regreso al futuro, son grandes títulos que revisitar de vez en cuando, pero no necesitan estos 112 minutos de metraje para hablar por ellos.

Creo que es una buena película, fantásticamente dirigida por el señor Jeffrey Jacob, que, por supuesto, merece un revisionado, pero que sus tópicos no siempre bien llevados harán que la olvidemos fácilmente. Un film bastante correcto, pero en el que estoy seguro, los implicados podrían haber dado mucho más.