Las buenas críticas profetizaban una buena película. Después de ver semejante bodrio, no las entiendo si no es porque sean interesadas.
“La primera profecía” presenta una narrativa que, aunque prometedora en su premisa, no logra mantener el interés del espectador debido a su ritmo lento y falta de momentos impactantes. La ausencia de sustos hasta el final puede dejar al público decepcionado, ya que en un género como el thriller sobrenatural se espera una dosis de tensión constante. Las críticas positivas solo las podría entender en relación a cuestiones técnicas y visuales, pero como película es malísima.

Una lástima porque la historia es buena. Pero está mal contada, es repetitiva, lenta, con confusos saltos en el tiempo de décadas que no parecen afectar en nada al físico del protagonista. Carece de una propuesta formal innovadora, no podía faltar tampoco el tradicional sesgo político del cine español. Pero lo peor en mi opinión es el casting, con actuaciones penosas exceptuando a Fermí Reixach y empezando por el protagonista.
A pesar de su dilatada trayectoria y el respeto que se ha ganado en el cine español, Eduard Fernández no consigue dar con el tono adecuado en Marco. Su vocalización dificulta la comprensión de sus diálogos, lo que impide que el espectador se sumerja por completo en la historia. Además, su interpretación queda en un incómodo punto intermedio: no logra despertar ni empatía ni rechazo hacia el personaje, lo que resulta fatal para una historia que depende del impacto emocional que genera su protagonista. Lejos de hacer que nos creamos la historia, su actuación nos recuerda constantemente que estamos viendo a un actor interpretando a un personaje, sin lograr la naturalidad que haría que la mentira de Marco nos resultase tan seductora como lo fue en la vida real.