El guión resulta previsible y poco verosímil, así como el desenlace de los acontecimientos. Más allá de que no se pueda clasificar en un género concreto -no es comedia ni drama-, el principal problema es que la trama principal no es creíble y no despierta interés. Además, la interpretación de Álvaro Cervantes es plana, no transmite absolutamente nada. Sin ser un metraje especialmente largo, se hace pesada por esa constante falta de ritmo y ausencia de una trama narrativa.

En Cinco Lobitos, la película anterior de Alauda, había algunas situaciones un poco forzadas y lugares comunes en algunos diálogos, pero estaba bastante bien. La historia era consistente y la película tenía un por qué. No entiendo qué necesidad tenía de embarcarse en este proyecto. Esperemos que la próxima le salga mejor.

En resumen, otro producto insulso de Netflix que debería cuidar más la calidad sobre la cantidad, con tantas películas y series que saca como churros sin poner un mínimo de atención.