Obra maestra absoluta que he entendido veinte años después de verla por primera vez.

Cuando vi la película por primera vez, poco después de su estreno en 2004, me gustó, pero me quedé en la superficie. Aspectos técnicos, artísticos, decisiones de guión, interpretaciones, vestuario, ambientación, música, etc. Me pareció un trabajo valiente y notable, pero sin duda mi juventud, falta de experiencia e insensatez me impidieron comprender todo lo que había debajo de ese trabajo técnico y artístico.


Pero ahora , veinte años más tarde, me dio de repente, no se por qué, por volverla a ver. Y ahora sí me ha impactado. Como la caída del caballo de Pablo. Sin duda ahora soy otra persona y he podido sentir, valorar y apreciar la auténtica fuerza de esta película: su mensaje. El mensaje de Jesús, al cual he estado negando o al menos, no dándole importancia, toda mi vida. Y ahora empiezo a comprender.

Gracias, Mel Gibson, por haber hecho ésta película, la cual sin duda está llena de una inspiración que va más allá de las palabras.

Una revelación inesperada en la madurez de mi vida.