¡Qué historia! ¡Qué guion! ¡Qué ambientación! ¡Qué actuaciones! ¡¡¡Qué música!!! Posiblemente estemos hablando de una de las pocas películas que se pueden considerar perfectas objetivamente hablando. Luego está lo que una película pueda trasmitir a unas personas, en mi caso, es una admiración total por el 100% del metraje. Tiene tantas escenas icónicas que hace que no baje el ritmo prácticamente ni un momento, y ¡qué final! ¡qué escena la de la composición del Requiem! Sin palabras.

Entiendo que haya gente que le puede gustar menos porque lógicamente esto va por gustos, pero los que no tienen razón son aquellos que dicen que el fallo de la película es que no es histórica. En primer lugar, no pretende serlo, si quieres saber más sobre Mozart y Salieri hay muy buenos documentales y libros al respecto. Y en segundo lugar, hay que considerar el punto más fuerte de la película y el juego tan inteligente que hace, por el cual la considero una auténtica obra maestra, y es que ¿quién está contando la historia? Un senil y demente Salieri, es decir, literalmente podría contar lo que quisiera porque el espectador nunca va a saber si lo que pasó es verdad o no, solo está viviendo la historia que está contando un anciano, y la historia es totalmente alucinante.

8 Oscars la avalan incluyendo mejor película, director, guion adaptado y mejor actor principal logrado por F. Murray Abraham (perfectamente podría haberlo logrado su compañero de reparto Tom Hulce). Y es que la actuación de Murray es absolutamente sublime, realizando el rol de Salieri de adulto majestuosamente y de anciano de una manera que jamás he visto en ninguna otra actuación en la historia del cine. La expresión que tiene el actor de odio y admiración a la vez cuando habla de Mozart me parece algo divino.

La he visto mil veces y la veré mil más, nunca me canso.

Gracias Milos Forman.