Ex Machina refleja la duda que a todos nos surge sobre la IA en una película. Su director replantea muchas cuestiones que te hacen reflexionar acerca de ese futuro que al parecer nos espera.
Un ambiente frío y misterioso en el cual se cuida cualquier detalle imperceptible y en el que nos llevamos la sensación de que aparentemente no ocurre nada relevante, pero que en realidad no paran de suceder cosas, cada cual más decisiva que la anterior. Finalmente nos acaba volviendo a dejar en el aire el debate que se genera alrededor de si un robot podrá llegar a sentir cosas de verdad, o simplemente fingirá tener sentimientos para aprovecharse de nosotros, los humanos.