Presenta un mensaje poderoso y relevante sobre la pérdida de control, en un intento por alcanzar algo más grande o escapar de la realidad, las personas pueden verse atrapadas en sistemas opresivos que anulan su autonomía. Sobre todo en la sociedad en la que vivimos de la influencia de los medios, olvidando la importancia de la libertad de pensamiento y la autenticidad personal es uno de sus mayores logros.

La película no aprovecha al máximo su potencial. Aunque algunos encuadres son efectivos, el uso excesivo de efectos especiales y sangre distrae más de lo que aporta. El enfoque parece estar más en el impacto visual que en la construcción de una atmósfera de verdadero suspenso. Además, el ritmo es irregular, con escenas que se alargan sin razón aparente, lo que afecta negativamente la fluidez de la película.

Es una hermosa exploración de las emociones humanas más íntimas. La película destaca por su narrativa visual, la habilidad para plasmar todos los detalles de cada escena, los temas como la pérdida, el crecimiento personal y la importancia de las relaciones humanas. Con una dirección que apuesta por la sensibilidad y la autenticidad, cada escena es visualmente cautivadora, aprovechando la luz y los espacios para reflejar la profundidad emocional de los personajes. Las interpretaciones son sinceras y conmovedoras, especialmente la de la protagonista, cuyo viaje resuena profundamente.
Un trabajo que confirma el talento de Palomero en el cine español.