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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
10
17 de febrero de 2014 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando ya llevaba vistos 30 minutos de esta película pensé: ¿cómo puede hacerse una película que con semejante follón? Ante este sin sentido, para combatirlo, o quizá solo para hacerlo soportable, están los comentarios del personaje del guionista que nos ofrecen una interpretación de todo lo que vamos viendo, como la frase que he puesto en el título.
Aun así según van pasando los minutos, incluso una vez que se ha terminado el film, todo va ordenándose poco a poco. Más que ordenándose, perdonadme la imprecisión, hablaré de lo que me ha ocurrido a mí, lo que he hecho ha sido ir identificándome. No deja de ser curioso; no soy cineasta ni ejerzo ninguna otra profesión artística, tampoco mentiroso (no soy tan listo), ni infiel, ni creyente. Aun así esta película me muestra aspectos tan íntimos que me revuelven las tripas. Por ejemplo, su obsesión y su incapacidad para hacer algo sincero, la sensación continua de traicionarse a sí mismo, su inconstancia. No se puede decir la verdad si no se conoce. No se puede decir lo que uno quiere cuando es imposible conocerse a sí mismo. Curiosa esta última expresión ¿verdad? “conocerse a sí mismo”. Es la segunda vez que la utilizo y tiene un algo de odioso, de incoherente, de redundante, como poner un espejo frente a otro y nunca llegar a ver lo que reflejan.
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Entrando en detalle, me ha impactado mucho la parte en la que el protagonista tiene que elegir a los personajes para su película y las personas a las que interpretan los están viendo; sin olvidar que estos son a su vez personajes de otra película.
También merece un comentario la escena en la que recuerda cuando machacaba la uva de niño con sus hermanos, los besos de su madre y las historias que le contaba su hermana. Es escalofriante y tierna.

¿Qué conclusión podríamos sacar de 8 ½? ¡Menuda pregunta! Como si todo tuviese, por necesidad, que reducirse a unas pocas palabras. No son acaso las palabras engañosas, impotentes, para describir la realidad y más aún el rompecabezas que somos. Paradójicamente quizá es esa la “esencia” de la película: uno cree comprender pero, realmente, es una ilusión. Y de esta gran confusión se desprende hasta la impotencia del protagonista para demostrarle su amor a su mujer, más aun, para amarla y adorarla como querría hacerlo.

Gracias.
19 de junio de 2013 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil sacar una conclusión sobre una película como esta: su lenguaje es la parábola y todo lo que vemos tiene que ser interpretado, transpuesto a nuestra experiencia. Esto puede darnos a cada uno resultados muy diferentes pero aun así no es como encontrarle formas a las nubes. A nadie se le escapa que la película tiene un “mensaje” ecologista, como he leído en otras críticas. Es cierto, pero también es una lástima no ver un poco más allá. Esta timidez de los espectadores quizá se debe a la complejidad de la película. Y hay que decir que con razón a más de uno le parecerá que ir más allá de la moraleja de esta historia es pura especulación. A pesar de estos riesgos, en lo que sigue voy a aventurarme a hablar de los detalles sueltos que me han llamado la atención de la película.

El mundo que nos presenta la película es un mundo fantástico. En él, los animales son mucho más grandes que en el nuestro y su vez son dioses.
Aquí hay algo curioso porque son una especie de dioses terrenales, no de espíritus, que por lo tanto sufren, mueren y están sujetos a las pasiones que solemos achacar a la carne. Lo gracioso, es que podríamos decir que estas divinidades lo único que tienen de dioses es el nombre; que los hombres los llaman así. Este punto me ha gustado especialmente porque todo lo desconocido tiene que ser de procedencia divina. Me ha hecho pensar en los orígenes del hombre. Ciertamente el miedo y la admiración agrandan su objeto: por eso quizá los animales son más grandes.

En este mundo los animales también hablan; pero más curioso aun es que parece que solo hablan con quienes quieren escucharlos. Hablan entre ellos, con la princesa Mononoke, con Ashitaka y con la hechicera del principio. En ningún momento lo hacen con la lady Eboshi, ni con otros humanos. Si lo hubiesen hecho no hubiese cambiado en nada la historia.
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En este contexto ocurre algo que por ser común no deja de ser menos fantástico; Ashitaka y la princesa Mononoke se enamoran. Cuando Ashitaka está ayudando a unos heridos que se ha encontrado en un rio ve en la otra orilla a la princesa salvaje, absorbiéndole la sangre de una herida a su madre loba para curarla. Ella escucha un ruido, se gira y ve a Ashitaca observándola tras una rama. Nosotros también es la primera vez que vemos, si saber quién es, a la princesa. Se queda erguida mirando a Ashitaca con la cara llena de sangre. Es un momento emocionante y en la que el espectador también es cautivado y hasta se enamora de ella.

Otra cosa que no merece la pena pasar por alto es la agresividad de la historia; que resulta atractiva por su nobleza. Hay una cierta belleza cuando la loba le dice a Ashitaca “te habría arrancado la cabeza si te hubiese escuchado quejarte”.
La lucha parece como algo unido a vivir, pero más allá de una necesidad, es un placer. Los lobos no temen morir porque morirán luchando. En nuestro mundo en cambio, tenemos que conformarnos normalmente con morir en un accidente de tráfico o en un hospital por alguna penosa enfermedad, lo que tristemente es una suerte. En la película, lobos y jabalís van a luchar sin importarles morir; no se entregan a una gran causa, para ellos no hay otro modo de vivir; son ellos o los hombres, no los dos. Hay una cierta ternura en ello.

Por el lado de los hombres; se ve su humillación ante la grandeza de los animales. Lady Eboshi quiere cambiar las tornas; los lobos hacen su ley, y ella quiere hacer la de los suyos cueste lo que cueste. Quizá es eso lo que se puede ver en sus ansias de matar al dios ciervo y en sus cuidados a los leprosos que son muertos vivientes. Se rebela contra el orden establecido y por esto poco a poco se van desdibujando todas esas divinidades y mitos: las criaturas grises sin cara se convierten en monos por ejemplo.

El final no me parece que merezca ningún comentario ni bueno ni malo. En general es una película agradable que engancha y deja con buen sabor de boca.

Gracias
10 de febrero de 2013
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La comedia romántica es el mejor género del cine”. Es algo que suelo decir exagerando un poco pero creo que no sin motivos.

Es un tipo de película muy criticado aunque no siempre de una manera justa. Suele decirse de ellas, también yo lo digo, que son unas chorradas, agradables pero, eso sí, en ningún caso dignas de recuerdo: aunque haya que decir que ciertas películas estarían mejor olvidadas.
Habré visto como poco un centenar de comedias románticas y, es cierto, rara vez me han impresionado pero tampoco decepcionado. Quizá esto se debe a una cuestión personal de expectativas o quizá de la estructura que impone el género a la historia o, seguramente, depende un poco de las dos cosas como suele pasar con todo.

En Página en blanco me gusto mucho el papel del marido abandonado (Cary Grant) que con sus ideas extravagantes intenta recuperar a su mujer. Esta es la clave de humor. Es curioso que esto se consiga a través de una situación que de primeras parece trágica: la infidelidad de la mujer después de largos años de matrimonio y tras tener dos hijos. Pero en fin, es lícito bromear con todo siempre que se logre hacer reír. Yo me he reído a pesar de todas las sutilidades que solo he llegado a intuir y no a pillar cómo, por ejemplo, el choque de lo americano con lo inglés o lo del cuco y Shakespeare.
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Me impresionó que los personajes al final sigan actuando como si nada hubiese pasado. Durante toda la película es gracioso que todos actúen en una farsa que ninguno se cree y de la que, además, saben que tampoco se creen los demás. Pero el final es en cierta medida una continuación. Muy decorosamente la mujer rectifica y los demás aceptan, como si nada hubiese pasado. Puede que sea algo muy inglés y es por lo me cuesta aceptarlo; en ese fianl veo la sombra de una moraleja que no me gusta: aunque esto es rizar el rizo. Me hubiese gustado más si algún personaje se hubiese salido del juego y hubiese ver a los otros que se estaban comportando como locos y asi apreciar el efecto que habría tenido poner en palabras lo que todos saben. Pero esto ya sería otra película...

Quizá me ha faltado un poco de complicidad con la película, probablemente porque va dirigido a otro público, de otra época y otro sitio. Pero esto lo compensa la película con buen ritmo, humor y hasta con un cierto toque de intriga.
Gracias.
29 de agosto de 2011 Sé el primero en valorar esta crítica
Es una comedia romantica floja, protagonizada por la actriz de moda en Francia, en la que se busca profundidad en la relación amor-odio de un padre y su hija y humor en las extravagancias de los personajes; pero no encuentra ni una cosa ni la otra.
27 de mayo de 2013 0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leyendo algunas de las críticas anteriores a la mía he podido comprobar que La ciencia del sueño por lo general aburre más que apasiona. Yo ya la he visto un par de veces y me gustó mucho, es más, me sorprendió. Después me he animado a ver más cosas de este director: encontré algunas muy buenas y una bastante mala (su último estreno, l’écume des jours). A pesar de esta mala experiencia, pocos reproches se me ocurren a La ciencia del sueño.

Por ejemplo, puedo decir que la traducción del título al español no me parece buena. En inglés es “The science of sleep”. Creo que en inglés “sleep” solo quiere decir dormir, o incluso sueño pero en el sentido de tener ganas de dormir (que es a lo que me hace pensar la traducción al español). En cambio el título que me parece más adecuado es “La science des rêves” en francés, aunque no sé si es el original con esto de que se trata de una coproducción. Como decía, “les rêves” son los sueños, en plural, es decir, las representaciones psíquicas que se producen durante mientras dormimos y que es de esto de lo que habla la película, y no del sueño.

Antes que una gala de efectos de celofán, como a muchos les ha parecido, yo creo que la película es ante todo una comedia. Michel Gondry, el director y guionista, desde el principio va con todo; estoy pensando en el primer sueño. Su máxima parece “lo bueno si es doble dos veces bueno”. No da tregua y va aumentando, según va pasando el tiempo, la cantidad de locuras por secuencia hasta llegar al final que es incomprensible. Es ahí donde se logra entrever eso, que sin saber lo que es, llamamos realidad.

También los critican al film dicen que tiene una historia vacía. He leído muchísimas comparaciones con ¡Olvídate de mí! y muchas lamentaciones por la ausencia de Charlie Kaufman como guionista. No puedo estar más en desacuerdo. ¡Olvídate de mí! pertenece al género fantástico, inevitablemente los espectadores estamos más lejos de esa situación (que es imposible) y en consecuencia también estamos más lejos de su protagonista. Sin embargo en La ciencia del sueño todo es normal salvo el personaje. El protagonista, Stephane distorsiona la realidad, según progresa la película más la confunde con los sueños y cada vez es más difícil saber cuándo pasa qué, si lo que vemos es un sueño o no. Íntimamente creo que da igual y creo que ni el mismo Michel Gondry sabe cuándo qué es qué. Todo es lo mismo, la realidad es un sueño, es decir, “la vida es sueño”.
He leído que a la película le faltaba una “columna vertebral”, critica un poco menos dura que la anterior. Yo, en cambio, en el film veo una estructura clara: el romance. El chico quiere a la chica y viceversa, pero surgen obstáculos. ¿Qué más se puede querer? Recientemente he visto Taxi driver y Chinatown. Me ha parecido que estas historias tenían más huecos que La ciencia del sueño y que había que echar mano más a menudo a la imaginación para llenarlos. Quizá este es el problema, film depende demasiado del espectador: nuestra experiencia debe poder amoldarse mínimamente a la historia para completarla y que el todo ruede. Pero cada persona es un mundo. Análogamente a lo que dice Borges de la poesía, una película es el resultado de la relación entre la obra y el espectador; una película proyectada en una sala vacía no es nada y si lo es en una sala llena será tantas películas como espectadores haya. Esto no exime todas las opiniones: muchos factores se entremezclan para producir un juicio sobre una película y entre ellos está también el tener el mal gusto.
Aun así si tuviese que dar un consejo a alguien que no ha visto aun la película le diría que más de tratar de comprenderla, la aceptase se entregase a la historia sin pensar en nada más (puede que sea así como deberíamos verlas todas).
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Entre las cosas buenas que se han dicho sobre la película me ha sorprendido ver varias veces que se remarcase la inseguridad del protagonista. Es curioso ya que es algo que a mi parecer se hace referencia de manera indirecta. Es algo más grave lo que le pasaba a Stéphane; tanto sus deseos como sus miedos transformaban su realidad y se imponían a ella. Es curioso. En cierta medida el mundo se convertía en lo que él quería o temía, es a su vez esclavo y dios, como somos todos en los sueños. También la realidad condicionaba sus sueños. En fin, un difícil flujo en el que todo influye a todo y una cosa se impone a otra gracias a ella.

El personaje de la chica, que tampoco se ha salvado de las malas críticas, a mi me ha parecido muy bueno. Ella ama a Stéphane pero se resiste a entregarse a él porque está simplemente loco. No sé cómo decirlo, así que voy a decirlo malamente: todos podemos amar al genial Don Quijote pero solo un tonto unió su destino a los ademanes de su locura.
El final se distancia de la clave de humor; en él vemos a Stéphane llorando en la cama de Stéphanie, comportándose como un niño pequeño. Es la primera vez que se nos muestra tan claramente pero esto sirve para levantar el velo de nuestro recuerdo y dejarnos ver que él siempre ha sido así.

La película después de tantas risas deja un sabor triste que podría traducirse mal y rápido por esto: locos o no todos somos intratables y cualquier persona que ame a otra tiene que afrontar ese horror.

Es posible que en la película no haya ni la mitad de las cosas que he dicho y que tenga muchas otras que no he visto. En todo caso esta caricatura ha sido la ciencia de los sueños para mí.

Gracias.
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