Señores y señoras, damas y caballeros, objetiva y subjetivamente hablando... estamos ante la película más laureada de la historia del cine. He visto la trilogía aproximadamente unas cuarenta veces, y me he emocionado una tras otra sin cesar y sin cansarme una y otra vez. Sinceramente creo que se trata de algo divino, idílico, celestial. Esta cinta, al igual que las otras dos, es pura ambrosía, alimento de los dioses. Jamás he visto ni veré algo tan maravilloso, algo que te deja sin respiración. ¡Cuando veo esta película no puedo evitar dejar de llorar, simplemente me dedico a observar a Dios!, no es ninguna chorrada, esta película es la más sublime de las obras de arte, Peter Jackson ha encontrado el camino a la eternidad, ha encontrado a Dios en todo su culmen y su profunda extensión. Destaca la gran cantidad de valores que nos enseña: la eterna lucha del bien contra el mal, la amistad elevada hasta sus límites en Frodo y Sam, el amor, el valor, la suprema sabiduría, la grandeza, la valentía, la pureza, el respeto a la naturaleza... Jamás lo olvidare, es más, el ultimo soplo de vida que me quede lo dedicare al ver la trilogía completa (en versión extendida) por última vez.
La profundidad de estas cintas no merece calificación en este mundo terrenal, hasta tal punto que la considero "incalificable". Gracias a Tolkien, padre de la literatura fantástica moderna (objetivamente) y culmen de la literatura universal (subjetivamente), y por último, gracias a el señor Jackson por haberme enseñado aún más a amar la vida y a querer a la humanidad, en definitiva, a acercarme aún más a Dios.