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7.3
1,191
8
11 de agosto de 2015
11 de agosto de 2015
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver la cartelera más interesante de 2014 y de no obtener satisfacción que me reconcilie con la carencia actual de creación y estilo cinematográficos, de nuevo puedo decir que descubro esta interesantísima apuesta del director de “El regreso”. Andrei Zvyagintsev apuesta por la esencia del cine como arte: utilizando la imagen como eje de expresión artística para narrar una historia. Aplaudo así esta apuesta por la escasez de diálogos, sólo utilizados para subrayar el drama interior de unos personajes que lo transmiten con sus miradas, posturas, expresiones y sutiles movimientos, en unos planos que generan en su conjunto una gran carga dramática y emocional, y una atmosfera especial que sólo un artista-creador como Andrei Z. es capaz de conseguir. La mezcla con planos de la naturaleza que rodea a los personajes y que el director no duda en aprovechar para deleite estético del espectador. Los calculados movimientos de cámara, suaves, precisos, que acompañan a los personajes en cada plano y que transmiten una estética visual y dinámica poco común. Cómo pasan los arboles por una secuencia en la que caminan los personajes. Como se aprovecha un paseo en bici sin importancia, para crear un planos estéticamente ricos y generar arte visual (Qué pocos realizadores-directores saben aprovechar los recursos que una cámara en movimiento pone a su disposición, sin caer en los clichés!) El uso de los colores de los vestidos de la protagonista (soberbia) y su contraste con los colores de las paredes deterioradas de la casa. El uso de la iluminación, el color y la planificación, en el interior de la casa para generar una atmósfera visual rica con unos elementos deteriorados y a priori pobres en estado y forma. El inmenso plano secuencia del agua que sale de una fuente, siguiendo su recorrido al mismo tiempo que se produce una lluvia torrencial. Los planos del rebaño de ovejas. Todo lo anteriormente expuesto supone un auténtico deleite estético y visual.
La dirección de actores es magnífica. Sus expresiones no fallan en ni un solo plano, destacando la fría pero soberbia interpretación expresiva de la pareja protagonista, y la también fría pero magnífica actuación de los personajes secundarios.
El estilo de cine es frío y pausado pero denso, por la carga dramática y visual de cada plano. Lento? La lentitud está en que pasen minutos sin que haya nada interesante que percibir. Si la historia no avanza rápido desde el punto de vista de la narración clásica, pero cada plano te produce el “goce” estético, dramático o interpretativo, no hay lentitud, excepto para mentes que asisten al cine como “barraca de feria” en vez de como “arte”. Aunque reconozco que la “barraca de feria” sea también una de las esencias del cine.
La historia es densamente profunda, y también agria, en el plano emocional y vivencial. Viajamos al interior de una relación cuya ruina vivencial ha dejado sin aliento a sus protagonistas, perdidos, buscando una salida a los desperfectos que ha causado la frialdad y la falta de conexión. Se podría contar esta historia mediante diálogos confrontados. La apuesta del film es entrar en ese mundo interior desde el plano visual, sin demasiado información explícita, pero generando inquietud y suspense dramático.
El giro final y “explicación” del film, que va dando vagos apuntes al espectador sobre lo que está ocurriendo, puede ser discutible formalmente por su brusquedad al ocupar los 7 ultimos minutos, pero no por eso deja de resultar estremecedor.
He leído algunas críticas que tildan al director de seguidor de corrientes y estilos predecentes citando a Tarkowsky y Bergman, es decir restando valor a su creación y personalidad. Ciertamente pueda haber una conexión con los maestros citados. Sin embargo creo que Zvyagintsev, a pesar de estas posibles influencias, se aleja, por ejemplo, del enigma a veces incomprensible e inalcanzable del cine de Tarkowsky, y logra en todo caso una obra visual y dramáticamente arrebatadora.
La dirección de actores es magnífica. Sus expresiones no fallan en ni un solo plano, destacando la fría pero soberbia interpretación expresiva de la pareja protagonista, y la también fría pero magnífica actuación de los personajes secundarios.
El estilo de cine es frío y pausado pero denso, por la carga dramática y visual de cada plano. Lento? La lentitud está en que pasen minutos sin que haya nada interesante que percibir. Si la historia no avanza rápido desde el punto de vista de la narración clásica, pero cada plano te produce el “goce” estético, dramático o interpretativo, no hay lentitud, excepto para mentes que asisten al cine como “barraca de feria” en vez de como “arte”. Aunque reconozco que la “barraca de feria” sea también una de las esencias del cine.
La historia es densamente profunda, y también agria, en el plano emocional y vivencial. Viajamos al interior de una relación cuya ruina vivencial ha dejado sin aliento a sus protagonistas, perdidos, buscando una salida a los desperfectos que ha causado la frialdad y la falta de conexión. Se podría contar esta historia mediante diálogos confrontados. La apuesta del film es entrar en ese mundo interior desde el plano visual, sin demasiado información explícita, pero generando inquietud y suspense dramático.
El giro final y “explicación” del film, que va dando vagos apuntes al espectador sobre lo que está ocurriendo, puede ser discutible formalmente por su brusquedad al ocupar los 7 ultimos minutos, pero no por eso deja de resultar estremecedor.
He leído algunas críticas que tildan al director de seguidor de corrientes y estilos predecentes citando a Tarkowsky y Bergman, es decir restando valor a su creación y personalidad. Ciertamente pueda haber una conexión con los maestros citados. Sin embargo creo que Zvyagintsev, a pesar de estas posibles influencias, se aleja, por ejemplo, del enigma a veces incomprensible e inalcanzable del cine de Tarkowsky, y logra en todo caso una obra visual y dramáticamente arrebatadora.
9
5 de noviembre de 2023
5 de noviembre de 2023
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante una obra mayor. Sólo en los 5 primeros minutos de visión, la maestría de dirección, la intensidad dramática de cada plano, y la fotografía preconizan una serie magnífica en lo cinematográfico. Además, el relato introductorio narrado en la primera escena, revela una novela ejemplar, cuya historia será trascendente.
El interés es máximo desde el inicio, y la segunda escena en la escuela es de inmensa emoción vital, apuntando que, lo que se va a narrar, será profundo, y se mantendrá en la memoria del espectador trascendiendo a sus personajes.
Así resulta. Los títulos introductorios y la presentación son ya de por sí un deleite: una banda sonora que envuelve la serie, creada expresamente para darle una original identidad musical, y unas impactantes fotografías de retratos realistas de los personajes que van a participar.
La historia se basa en la amistad entre dos chicas de caracteres y formas totalmente diferentes, y que configuran dos posturas vitales opuestas: la rebeldía, el instinto, la vitalidad, la pureza salvaje, la fuerza vital, la trasparencia y la valentía, en contraposición a la serenidad, los principios, la reserva, la timidez, la educación, el miedo, la reflexión y el saber estar. Pero ambas posturas son interpretadas a lo largo de la serie por dos personajes de igual capacidad e inteligencia, sobresalientes cada uno en su estilo.
Es omnipresente la presencia de Margherita en el papel de Elena Greco y de Gaia Girace en el papel de Lila Cerullo. Ellas son la serie; el resto de acontecimientos dramáticos funcionan en la medida en que aportan nuevos matices a su compleja relación, o la hacen evolucionar. Ambas actrices, no es que destaquen por su capacidad actoral, pero es el director el que las filma en función de un estilo arrebatador e hipnótico en el plano dramático. Elena sin mucho movimiento resulta hipnótica en su serenidad; Lila, al contrario, revoluciona todo con su aparición y su físico expresivamente salvaje. ¿Cómo se consigue este resultado? Sólo por la maestría de su director. El resto del elenco actoral se divide en personajes con cierto protagonismo, muy bien interpretados, como la madre de Elena y Estéfano, y otros secundarios con actores que no parecen profesionales.
La realización es excelente. Cada plano está estudiado en su detalle, en la aproximación de la cámara al rostro de los personajes, en los travellings y grúas que hace la cámara, en los silencios y pausas, en las miradas. El guion se compone contiene diálogos sencillos, directos pero tremendamente incisivos en el plano dramático. En su globalidad, estamos ante una historia cuyo desarrollo avanza consistentemente, aunque algunas subtramas tengan una aportación menor. El estilo de cine es neorrealista, caracterizando los personajes en un ambiente de miseria vital, en un entorno de lucha por la supervivencia.
El entorno en el pueblo también se hace entrañable y aporta unos exteriores e interiores que también identifica la serie de forma especial, siempre al servicio de todos los acontecimientos dramáticos.
En conclusión una serie excelente por su dirección, realización y guion, con un desarrollo dramático hipnótico, basado en la contraposición de dos posturas vitales opuestas, encarnadas por sus dos protagonistas.
El interés es máximo desde el inicio, y la segunda escena en la escuela es de inmensa emoción vital, apuntando que, lo que se va a narrar, será profundo, y se mantendrá en la memoria del espectador trascendiendo a sus personajes.
Así resulta. Los títulos introductorios y la presentación son ya de por sí un deleite: una banda sonora que envuelve la serie, creada expresamente para darle una original identidad musical, y unas impactantes fotografías de retratos realistas de los personajes que van a participar.
La historia se basa en la amistad entre dos chicas de caracteres y formas totalmente diferentes, y que configuran dos posturas vitales opuestas: la rebeldía, el instinto, la vitalidad, la pureza salvaje, la fuerza vital, la trasparencia y la valentía, en contraposición a la serenidad, los principios, la reserva, la timidez, la educación, el miedo, la reflexión y el saber estar. Pero ambas posturas son interpretadas a lo largo de la serie por dos personajes de igual capacidad e inteligencia, sobresalientes cada uno en su estilo.
Es omnipresente la presencia de Margherita en el papel de Elena Greco y de Gaia Girace en el papel de Lila Cerullo. Ellas son la serie; el resto de acontecimientos dramáticos funcionan en la medida en que aportan nuevos matices a su compleja relación, o la hacen evolucionar. Ambas actrices, no es que destaquen por su capacidad actoral, pero es el director el que las filma en función de un estilo arrebatador e hipnótico en el plano dramático. Elena sin mucho movimiento resulta hipnótica en su serenidad; Lila, al contrario, revoluciona todo con su aparición y su físico expresivamente salvaje. ¿Cómo se consigue este resultado? Sólo por la maestría de su director. El resto del elenco actoral se divide en personajes con cierto protagonismo, muy bien interpretados, como la madre de Elena y Estéfano, y otros secundarios con actores que no parecen profesionales.
La realización es excelente. Cada plano está estudiado en su detalle, en la aproximación de la cámara al rostro de los personajes, en los travellings y grúas que hace la cámara, en los silencios y pausas, en las miradas. El guion se compone contiene diálogos sencillos, directos pero tremendamente incisivos en el plano dramático. En su globalidad, estamos ante una historia cuyo desarrollo avanza consistentemente, aunque algunas subtramas tengan una aportación menor. El estilo de cine es neorrealista, caracterizando los personajes en un ambiente de miseria vital, en un entorno de lucha por la supervivencia.
El entorno en el pueblo también se hace entrañable y aporta unos exteriores e interiores que también identifica la serie de forma especial, siempre al servicio de todos los acontecimientos dramáticos.
En conclusión una serie excelente por su dirección, realización y guion, con un desarrollo dramático hipnótico, basado en la contraposición de dos posturas vitales opuestas, encarnadas por sus dos protagonistas.
21 de noviembre de 2016
21 de noviembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me hace llorar lo que logra conseguir Abdellatif Kechiche en este film. Este era el último film de este magnífico director pendiente de ver, y a la vez su ópera prima.
Un punto de partida, apoyado en los problemas a los que se enfrenta un inmigrante árabe tras su llegada a Francia, país que se arroga asimismo el emblema de la libertad, permite al director adentrarse en el interior de unos personajes que viven con dificultad la esperanza de una difícil acogida y regulación de su situación. Si bien las primeras secuencias presentan los derechos y cuidados que en primer término ofrece el país de acogida francés, pronto Abdellatif se distancia de esta problemática, para adentrarse en la intimidad de unos personajes sin destino ni arraigo social, pero con una enorme pulsión vital, que en cualquier caso pasa por encima de su complicada situación personal. De este modo el director nos habla de la honestidad, el amor, la bondad y la alegría que respira en su corazón y que les redime frente a su penuria.
Su estilo de realización combina la cámara en mano que transmite una sensación de realismo a veces casi documental, con primeros planos encuadrados para lograr penetrar en el personaje y transmitir emoción. Este estilo de realización suyo, sin ningún exceso en la producción, es único en la fuerza dramática y vital que es capaz de arrebatar a sus personajes. En este sentido la dirección de actores es exquisita logrando extraer en cada mirada, cada rostro, y cada expresión una extrema naturalidad, al mismo tiempo que un hondo retrato humano. Me sorprende siempre en sus films, cómo actores teóricamente desconocidos pueden llegar a dar tanta fuerza dramática a una escena. Espléndidos todos ellos en su naturalidad, su energía vital y su capacidad de transmitir emociones. Ya quisieran los directores americanos lograr ese resultado con sus "estudiados" actores de academia, sin desmerecer su indiscutible profesionalidad en un cine de conceptos de producción y realización diametralmente opuestos al cine francés.
Lo magnífico del film son todos los momentos y detalles que ofrece al espectador en la relación entre sus personajes; momentos de ternura, de pasión, de bondad mostrados con la crudeza de su entorno y condición , pero en todo caso arrebatadores en su capacidad de emocionar; momentos en los que a veces surge un brote humor, en algunos casos de tinte sencillo y cotidiano, y en otros cargado de cierta acritud, pero que sorprenden, hacen reír y emocionan al mismo tiempo. Abdellatif nos presenta de este modo, a unos personajes excluidos y limitados por su nivel social y cultural, pero como contrapunto capaces de mostrar una generosidad, un sentido de la amistad y una bondad excepcional en algunas situaciones.
El guión es espléndido en este sentido, aunque quizás su hilo conductor no sea lo debidamente compacto, ni en su desarrollo, ni en la historia de fondo. Pero es lo de menos. El resultado es mi opinión, una obra maestra, dentro de este estilo de cine.
Un punto de partida, apoyado en los problemas a los que se enfrenta un inmigrante árabe tras su llegada a Francia, país que se arroga asimismo el emblema de la libertad, permite al director adentrarse en el interior de unos personajes que viven con dificultad la esperanza de una difícil acogida y regulación de su situación. Si bien las primeras secuencias presentan los derechos y cuidados que en primer término ofrece el país de acogida francés, pronto Abdellatif se distancia de esta problemática, para adentrarse en la intimidad de unos personajes sin destino ni arraigo social, pero con una enorme pulsión vital, que en cualquier caso pasa por encima de su complicada situación personal. De este modo el director nos habla de la honestidad, el amor, la bondad y la alegría que respira en su corazón y que les redime frente a su penuria.
Su estilo de realización combina la cámara en mano que transmite una sensación de realismo a veces casi documental, con primeros planos encuadrados para lograr penetrar en el personaje y transmitir emoción. Este estilo de realización suyo, sin ningún exceso en la producción, es único en la fuerza dramática y vital que es capaz de arrebatar a sus personajes. En este sentido la dirección de actores es exquisita logrando extraer en cada mirada, cada rostro, y cada expresión una extrema naturalidad, al mismo tiempo que un hondo retrato humano. Me sorprende siempre en sus films, cómo actores teóricamente desconocidos pueden llegar a dar tanta fuerza dramática a una escena. Espléndidos todos ellos en su naturalidad, su energía vital y su capacidad de transmitir emociones. Ya quisieran los directores americanos lograr ese resultado con sus "estudiados" actores de academia, sin desmerecer su indiscutible profesionalidad en un cine de conceptos de producción y realización diametralmente opuestos al cine francés.
Lo magnífico del film son todos los momentos y detalles que ofrece al espectador en la relación entre sus personajes; momentos de ternura, de pasión, de bondad mostrados con la crudeza de su entorno y condición , pero en todo caso arrebatadores en su capacidad de emocionar; momentos en los que a veces surge un brote humor, en algunos casos de tinte sencillo y cotidiano, y en otros cargado de cierta acritud, pero que sorprenden, hacen reír y emocionan al mismo tiempo. Abdellatif nos presenta de este modo, a unos personajes excluidos y limitados por su nivel social y cultural, pero como contrapunto capaces de mostrar una generosidad, un sentido de la amistad y una bondad excepcional en algunas situaciones.
El guión es espléndido en este sentido, aunque quizás su hilo conductor no sea lo debidamente compacto, ni en su desarrollo, ni en la historia de fondo. Pero es lo de menos. El resultado es mi opinión, una obra maestra, dentro de este estilo de cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El repentino y desconsolador final es sólo un apunte del film, pero tremendo en su mensaje. Todo la emoción y la identificación que pueda haber sentido el espectador con esos magníficos personajes, se ve truncada por las consecuencias de una política occidental incapaz de una verdadera integración, que sólo mira el ombligo de la ley, y que resulta ciega ante la condición humana del inmigrante.
Serie

7.7
6,061
7
30 de julio de 2015
30 de julio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thriller sombrío con una gran carga dramática, Happy Valley es sobre todo un sólido guión que camina sin concesiones entre el suspense criminal y el drama personal de los personajes que intervienen.
Sustentado en todo su peso por el excelente papel de policía encarnado por Sarah Lancashire, consigue captar la atención del espectador desde su capítulo inicial y llevarle por un sinuoso y sórdido camino hacia un final del todo satisfactorio. El resto del elenco de actores es sólo correcto, sin destacar especialmente ninguna actuación. Los diálogos dramáticos paralelos a la acción principal están escritos con una fuerte profundidad emocional, percibiéndose la mano femenina que está detrás, y que corresponde a su creadora guionista Sarah Lancashire.
La serie está hecha sin grandes artilugios visuales y con una realización bastante sobria, en ciertos aspectos un poco televisiva en el estilo, aunque bien dirigida en todos sus detalles. Son los planos de su protagonista, los diálogos y el efectivo guión los que elevan esta serie hacia las alturas y la dan ese particular toque inglés de calidad, en el que emotividad y suspense se mezclan en este caso de forma redonda.
Sustentado en todo su peso por el excelente papel de policía encarnado por Sarah Lancashire, consigue captar la atención del espectador desde su capítulo inicial y llevarle por un sinuoso y sórdido camino hacia un final del todo satisfactorio. El resto del elenco de actores es sólo correcto, sin destacar especialmente ninguna actuación. Los diálogos dramáticos paralelos a la acción principal están escritos con una fuerte profundidad emocional, percibiéndose la mano femenina que está detrás, y que corresponde a su creadora guionista Sarah Lancashire.
La serie está hecha sin grandes artilugios visuales y con una realización bastante sobria, en ciertos aspectos un poco televisiva en el estilo, aunque bien dirigida en todos sus detalles. Son los planos de su protagonista, los diálogos y el efectivo guión los que elevan esta serie hacia las alturas y la dan ese particular toque inglés de calidad, en el que emotividad y suspense se mezclan en este caso de forma redonda.

7.8
41,978
6
1 de junio de 2015
1 de junio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver unos cuantos films de este director, y en esta ocasión su aclamada obra maestra, me reafirmo en mi opinión de que este director ha sido sobrevalorado, quizás por la falta de nuevas apuestas que el cine actual es incapaz de aportar.
En favor de este film reconozco que la aproximación a las relaciones amorosas es estética y formalmente una apuesta original. Se agradece que hoy en día, un director aborde el tema del amor (desamor) de forma sencilla , sin artificios, con elegancia en el guión y en la forma y con voluntad de transmitir con imágenes esos sentimientos amorosos.
Sin embargo Wong Kar-Way a pesar de crear un universo y estilo propios, se engancha en su propia creación, sin lograr trascender el film hacia un análisis más profundo de las pasiones humanas. El director apunta bien pero no penetra en el fondo del alma. Las miradas, encuentros e indecisiones amorosas de sus protagonistas se quedan en la sugerencia estética y en el plano fílmico, pero el espectador se pierde en un fondo difuso, y en ocasiones hasta llegar a la incoherencia.
Comienza bien la primera media hora de la película, pero en su desarrollo se anhela que el drama prospere y eso no ocurre. Se espera entender a los protagonistas pero el muro que se levanta entre ellos es insalvable y cuestionable. No se explica, no se acaba de entender. La niebla no es agradable porque no permite ver el fondo. Los boleros no encajan en todas sus repeticiones a pesar de generar placer musical.
En cuanto a la estética, a pesar de ser sugerente, se rodea de un cierto tono de videoclip. El alma del film son los planos de la protagonista femenina, que transmite elegancia, belleza, sosiego y cuyos matices expresivos están “bordados”. El climax y el ambiente íntimo que se consigue en la primera parte del film se empobrece con los últimos 20 minutos. La deriva final resta fuerza al conjunto. Aún así resulta un film interesante.
En favor de este film reconozco que la aproximación a las relaciones amorosas es estética y formalmente una apuesta original. Se agradece que hoy en día, un director aborde el tema del amor (desamor) de forma sencilla , sin artificios, con elegancia en el guión y en la forma y con voluntad de transmitir con imágenes esos sentimientos amorosos.
Sin embargo Wong Kar-Way a pesar de crear un universo y estilo propios, se engancha en su propia creación, sin lograr trascender el film hacia un análisis más profundo de las pasiones humanas. El director apunta bien pero no penetra en el fondo del alma. Las miradas, encuentros e indecisiones amorosas de sus protagonistas se quedan en la sugerencia estética y en el plano fílmico, pero el espectador se pierde en un fondo difuso, y en ocasiones hasta llegar a la incoherencia.
Comienza bien la primera media hora de la película, pero en su desarrollo se anhela que el drama prospere y eso no ocurre. Se espera entender a los protagonistas pero el muro que se levanta entre ellos es insalvable y cuestionable. No se explica, no se acaba de entender. La niebla no es agradable porque no permite ver el fondo. Los boleros no encajan en todas sus repeticiones a pesar de generar placer musical.
En cuanto a la estética, a pesar de ser sugerente, se rodea de un cierto tono de videoclip. El alma del film son los planos de la protagonista femenina, que transmite elegancia, belleza, sosiego y cuyos matices expresivos están “bordados”. El climax y el ambiente íntimo que se consigue en la primera parte del film se empobrece con los últimos 20 minutos. La deriva final resta fuerza al conjunto. Aún así resulta un film interesante.
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