Ayer vi La Sustancia. Metemos en la cocktelera la Metamorfosis de Kafka, el Uzumaki de Junji Ito, unos planos muy al estilo de Kubrick y unas pinceladas de La Parada de los Monstruos de Tod Browning, chaska, chaska, chaska, y tenemos La Sustancia. Margaret Qualley está muy bien (lo lleva estando desde The Leftovers), pero quien se sale totalmente y está espléndida es Demi Moore, que, en mi opinión, hace uno de los mejores papeles de su carrera. Dirige Coraline Fargeat, a quien no conocía pero que me ha sorprendido gratamente. Vale sí, pero hay que ver La Sustancia? Pues mira, la película es repugnante, pero a la vez originalísima. Si acaso, un poco larga, dura dos horas y cuarto cuando se podía haber contado en 90 minutos. En resumen, un cuento de terror maravilloso con el que ya tendré pesadillas de por vida, pero sarna con gusto, no pica.

The Brutalist es una obra pretenciosa y soporífera. Aunque cuenta con un par de momentos interesantes –un diálogo al principio entre el millonario y el arquitecto, y los 5 minutos del epílogo, que es realmente bueno–, el resto es insoportable.
El principal problema reside en el ritmo, excesivamente lento, y en la acumulación de hilos argumentales inconclusos: ¿qué ocurre exactamente en Italia? ¿qué sucede entre Zsófia y el hijo del magnate?
Si buscas en The Brutalist una versión renovada de la magnífica El Manantial de King Vidor –ésta sí, una obra maestra–, olvídalo: la comparación no se sostiene.
No logro comprender tampoco las críticas profesionales que la alaban. ¿No se dan cuenta de que es otro “traje nuevo del emperador”? ¿No ven que el rey va desnudo?

¡Suplicio!
No me interesa nada, ni la historia ni los personajes. Me he aburrido como una ostra.
Leonardo DiCaprio imita en varias escenas a Marlon Brando; no sé por qué, cuando DiCaprio es muy buen actor por sí solo.
A mucha distancia de Taxi Driver, La Edad de la Inocencia, Toro Salvaje...
Esperemos que no sea la despedida de Scorsese.

Es una peli de detectives al estilo clásico. De hecho, me recuerda algo a la trilogía de Eduardo Mendoza de “El Misterio de la Cripta Embrujada”.
Sencillamente me cuelgo del brazo de Mike y me dejo llevar. El tal Mike es el típico perdedor que va pululando por la película encontrándose con amigos del pasado y amores que nunca fueron. Y no necesito más.
La trama se divide en dos partes, sin entrar en detalles para evitar spoilers, pero confieso que la primera parte me ha gustado más, aunque la segunda no se queda atrás.
Los personajes están magistralmente construidos: desde Max, la monja, la chica del asilo, o la siempre maravillosa Ana Torrent. Quisiera destacar la actuación de Soledad Villamil (me tiene cautivado desde “El Secreto de sus Ojos”), mientras que José Coronado y Manolo Solo brillan con luz propia. La escena de Manolo Solo interpretando "My Rifle, My Pony and Me" es sencillamente preciosa.
Compararla con "El Sur" o "El Espíritu de la Colmena" es injusto, ya que estas dos películas son películas de adolescencia (al menos para mí) y las películas de esa época tienen un encanto único. Incluso hoy en día, revisitar "El Sur" no produce la misma magia.
En cuanto a la escena final yo creo que sí, y no digo más.
Gracias, Víctor Erice.

Land es una película tranquilizadora. No hay mucho diálogo y muchas escenas se centran exclusivamente en Edee (Robin Wright) y su adaptación a lo salvaje, pero como ella resulta lo suficientemente atractiva, la película se deja ver muy bien.
Aparte de Robin Wright, el otro gran personaje de la historia es Miguel (Yoda para los amigos), interpretado por un espléndido Demián Bechir. Un tipo con el que te apetecería ir de caza de vez en cuando.
En algún momento, la película me recuerda a Into the Wild, aunque las motivaciones de Chris en Into the Wild y de Edee en Land son bien distintas.
Como anécdota, es el debut de Robin Wright como directora, aunque creo que ya había dirigido algún episodio de House of Cards.
Recomendable, si quieres apartarte de la sociedad una hora y media. Y si por mí fuera, me apartaría bastante más.