A veces el cine nos regala una pequeña gran experiencia como esta Nomadland. En un mundo dominado por efectos visuales, tramas retorcidas y franquicias en eterno reciclaje, se agradece y mucho que una película original resuene con tanta fuerza como la que nos ocupa. Chloé Zhao nos recuerda que antes que el cine se muriese de ganas por entretenerte, solía contar historias que se tomaban su tiempo e iban creciendo más y más en la cabeza del espectador. La interpretación de Frances McDormand transpira realidad y es nuestro hilo conductor a través de una historia nómada que consigue dejar huella por cada pasaje en el que se apea.

Es una buena película. De las que se echan de menos. De las que se hacen falta. De las que ni buscan ser una obra de arte ni el éxito de taquilla del año. Es una película de personajes que nos cuenta una historia, en la que los silencios hablan, las imágenes son fotografías y la música profundiza en el alma. Tenéis que verla ya.