Lo cierto es que desde que salió esta película sentí unas inmensas ganas de verla pese a que en el fondo temía encontrarme que la joya de la que todo el mundo hablaba no fuera más que otra pegajosa historia de amor sin mayor historia... Pero no fue así. Me encontré en un ambiente muy caótico y basado en una realidad, bastante exagerada, pero al fin y al cabo, una realidad.
Al principio (y pese a considerarme una gran fan de Lawrence) sentí de una manera que la verdadera estrella de esa película era Bradley Cooper, quien me sorprendía escena tras escena con un interminable derroche de talento y una gran actuación. Me llegué a sentir triste por él, después sentí la tensión cuando las cosas se ponían algo más serias. Entonces temía el Oscar de Jenn fuera algo inmerecido, hasta que PUM, rondando los cincuenta minutos la película da un giro algo brutal y es Jennifer la que derrocha impresionante y admirable talento, haciéndole sombra al propio Cooper, quién seguía con una actuación impresionante.
El caso es que esta película me hizo reír, emocionarme e incluso reflexionar las rarezas de cada persona y la manera en la que observamos las de los demás desde el exterior. Bravo, O. Russell, porque realmente me has llegado a hacer ver El lado bueno de las cosas de la vida, como por ejemplo, el de la locura.
Si buscas una película que te sorprenda sin inventar nada nuevo, ésta es tu película. Bienvenido al manicomio al aire libre. Le pongo un 9 porque me llegó al corazón.

Por cierto, pese a que no aparece todas las veces que desearía, bravo por Robert de Niro que en pocos minutos conseguía que me partiera la caja frente a la pantalla yo sola.

Absolutamente recomendable.