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Críticas ordenadas por utilidad
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7
25 de agosto de 2024
25 de agosto de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, querido lector, el cine "de romanos" o "peplum", es uno de los géneros más infravalorado del séptimo arte, y en especial, el que vio la luz en los años cincuenta y sesenta en nuestra vieja Europa.
Como historiador profesional uno disfruta como un niño con este tipo de películas en donde lo menos importante es la veracidad histórica, pero sí la grandilocuencia de los escenarios y lo maniqueo de sus personajes. Realmente, quien quiera buscar en ellas una visión exacta del mundo antiguo, especialmente, del romano, puede ya renunciar a ello, porque se llevara una gran decepción. Sin embargo, quiero romper una lanza a su favor, diciendo que mi vocación como historiador nació, en parte, viendo estas películas, que me sirvieron como propedéutico para la Historia. ¿A quien no le mueve la curiosidad de saber más sobre Ulises, Muzio Scevola, Hércules, el Coloso de Rodas, Espartaco...? Una vez que terminaba la película iba directo a la enciclopedia a ver quienes habían sido, que habían hecho y porque eran tan famosos. Luego con el tiempo, en la carrera te vas dando cuenta de que las cosas no fueron tal y como las viste, pero eso ya era lo de menos, la semilla ya estaba plantada.
Y es que si no se es experto en historia antigua nadie sabe quien fue, por ejemplo, Muzio Scevola, héroe legendario de Roma, no del Imperio, sino de los primeros pasos de la República romana. O quien fue el malvado rey Tarquino, expulsado tras el ultraje a Lucrecia o el sabio rey etrusco Porsena, etc. Pero viendo la película por lo menos tienes una idea de lo que hizo el uno, de porque el otro era malo y porque los etruscos y romanos se llevaban, al principio, tan bien.
En cuanto a la película, tiene ese toque operístico que tango gustaba a las producciones típicas de los sesenta italianas sobre su historia antigua: grandes escenarios, un montón de soldados, luchas, intrigas, héroes impasibles, damiselas en peligros, malos muy malos, y una historia de amor como aderezo a tanta guerra. Está claro que Scevola no sería Gordon Scott, más cerca de Hércules, que de un sobrio patricio romano, pero a esas alturas tampoco es que a uno le importara. Este actor trabajaría en otros peplum como "Rómulo y Remo", la saga de "Maciste", la de "Hércules"..., como también su oponente Massimo Serato, habitual tambien el peplum italiano de los sesenta ("Constantino el Grande"), como también de alguna que otra producción de spaguetti-western.
En suma, una de esas películas a la que nuestros padres iban los fines de semana, con el bocadillo de tortilla, y que siempre estaban acompañadas por una del oeste, en esas dobles sesiones tan típicas de aquellos años, y que hacían las delicias de grandes y pequeños.
Como historiador profesional uno disfruta como un niño con este tipo de películas en donde lo menos importante es la veracidad histórica, pero sí la grandilocuencia de los escenarios y lo maniqueo de sus personajes. Realmente, quien quiera buscar en ellas una visión exacta del mundo antiguo, especialmente, del romano, puede ya renunciar a ello, porque se llevara una gran decepción. Sin embargo, quiero romper una lanza a su favor, diciendo que mi vocación como historiador nació, en parte, viendo estas películas, que me sirvieron como propedéutico para la Historia. ¿A quien no le mueve la curiosidad de saber más sobre Ulises, Muzio Scevola, Hércules, el Coloso de Rodas, Espartaco...? Una vez que terminaba la película iba directo a la enciclopedia a ver quienes habían sido, que habían hecho y porque eran tan famosos. Luego con el tiempo, en la carrera te vas dando cuenta de que las cosas no fueron tal y como las viste, pero eso ya era lo de menos, la semilla ya estaba plantada.
Y es que si no se es experto en historia antigua nadie sabe quien fue, por ejemplo, Muzio Scevola, héroe legendario de Roma, no del Imperio, sino de los primeros pasos de la República romana. O quien fue el malvado rey Tarquino, expulsado tras el ultraje a Lucrecia o el sabio rey etrusco Porsena, etc. Pero viendo la película por lo menos tienes una idea de lo que hizo el uno, de porque el otro era malo y porque los etruscos y romanos se llevaban, al principio, tan bien.
En cuanto a la película, tiene ese toque operístico que tango gustaba a las producciones típicas de los sesenta italianas sobre su historia antigua: grandes escenarios, un montón de soldados, luchas, intrigas, héroes impasibles, damiselas en peligros, malos muy malos, y una historia de amor como aderezo a tanta guerra. Está claro que Scevola no sería Gordon Scott, más cerca de Hércules, que de un sobrio patricio romano, pero a esas alturas tampoco es que a uno le importara. Este actor trabajaría en otros peplum como "Rómulo y Remo", la saga de "Maciste", la de "Hércules"..., como también su oponente Massimo Serato, habitual tambien el peplum italiano de los sesenta ("Constantino el Grande"), como también de alguna que otra producción de spaguetti-western.
En suma, una de esas películas a la que nuestros padres iban los fines de semana, con el bocadillo de tortilla, y que siempre estaban acompañadas por una del oeste, en esas dobles sesiones tan típicas de aquellos años, y que hacían las delicias de grandes y pequeños.
10
16 de diciembre de 2024
16 de diciembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de "Elvis on Tour" es hablar de uno de los documentales sobre el Rey clave para comprender el camino sin retorno al Olimpo del joven genio de Tupelo. Hacia 1972 Elvis se encontraba en un momento crucial, tanto en lo personal como en lo profesional: en ese año se ponía fin a su matrimonio con Priscila que, con sus altos y bajos, había dado cierta estabilidad a la vida personal del Rey, pero que la vuelta a los escenarios había truncado; profesionalmente, Elvis se encontraba en la cima de su recién recuperado estrellado desde que en 1969 regresar a los escenarios, primero en Las Vegas y después llevando por todos los Estados Unidos el espectáculo de su regreso. Sin embargo, no era suficiente ir en persona a los fans, había que llegar más allá, y, tras el éxito de "Tal como es", Elvis rodó "On Tour" que, siguiendo una dinámica bastante parecido al documental de Las Vegas de 1970, mostraba a toda la nación el retorno del Rey.
Sin embargo, "Elvis On Tour", más allá de su calidad técnica, evidencia cierta melancolía entre bastidores. Podemos ver a Elvis en su elemento, como un héroe popular, lanzado a dar lo mejor de sí a un publico ya de por sí entregado; pero también percibimos que algo empieza a fallar en el mundo de Elvis: por una parte, el gospel, refugio de Elvis en los momentos de dificultad, un lugar importante en la filmación; el propio aspecto de Elvis, con algo de sobrepeso, ya no es el de 1970 o el de 1968 estilizado; las canciones a veces hablan de tristeza, separación, añoranza..., "Separate ways", "You give me a mountain", "Always in my mind"... se compaginan con sus clásicos, pero señalan el estado de animo de Elvis en esos momentos....
"Elvis On Tour" despierta en mi esas sensaciones que he comentado antes, captadas muy magistralmente en la escena de la limusina donde Elvis, mientras los suyos estas entre risas, mira hacia fuera con gesto pensativo, aislado de lo que le rodea.
Hay que esperar un año más para que Elvis volviera a estar en forma para ese gran desafío mediático que fue el concierto vía satélite desde Aloha, donde de nuevo vemos a un Elvis pletórico, en buen estado físico y haciendo lo que más le gustaba: entretener al público con su gran voz y talento. Desgraciadamente, fue el canto del cisne, desde ese momento Elvis inicio un camino sin retorno que le llevaría a la inmortalidad.
Sin embargo, "Elvis On Tour", más allá de su calidad técnica, evidencia cierta melancolía entre bastidores. Podemos ver a Elvis en su elemento, como un héroe popular, lanzado a dar lo mejor de sí a un publico ya de por sí entregado; pero también percibimos que algo empieza a fallar en el mundo de Elvis: por una parte, el gospel, refugio de Elvis en los momentos de dificultad, un lugar importante en la filmación; el propio aspecto de Elvis, con algo de sobrepeso, ya no es el de 1970 o el de 1968 estilizado; las canciones a veces hablan de tristeza, separación, añoranza..., "Separate ways", "You give me a mountain", "Always in my mind"... se compaginan con sus clásicos, pero señalan el estado de animo de Elvis en esos momentos....
"Elvis On Tour" despierta en mi esas sensaciones que he comentado antes, captadas muy magistralmente en la escena de la limusina donde Elvis, mientras los suyos estas entre risas, mira hacia fuera con gesto pensativo, aislado de lo que le rodea.
Hay que esperar un año más para que Elvis volviera a estar en forma para ese gran desafío mediático que fue el concierto vía satélite desde Aloha, donde de nuevo vemos a un Elvis pletórico, en buen estado físico y haciendo lo que más le gustaba: entretener al público con su gran voz y talento. Desgraciadamente, fue el canto del cisne, desde ese momento Elvis inicio un camino sin retorno que le llevaría a la inmortalidad.

4.9
566
7
30 de agosto de 2024
30 de agosto de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo en el que el cine servía para transmitir mensajes sociales, políticos, culturales..., envueltos en una determinada historia y había que apercibirse de ello para captarlo. Los años setenta fueron una explosión de este tipo de cine en el cual, bajo la trama superficial, se escondían mensajes de todo tipo. Si se quería denunciar la guerra de Vietnam, por ejemplo, se hacía una película ambientada en el pasado, pero que mostraba el problema presente (v. gr. MASH); se quería hablar de ecologismo, se hacía una película de terror o de ciencia ficción y se culpaba del desaguisado a la mano del hombre.
Este es el caso de la presente película, o al menos eso intuyo yo, porque aparte de la trama principal, colea como subtrama los efectos de la acción del hombre en el medio ambiente que termina por poner patas arriba el orden con que el Creador realizo su obra, y convierte al hombre de depredador en presa.
"Tarántula" o "El reino de las arañas" es un buen ejemplo de esto, pero también podría serlo "El alimento de los dioses", "Piraña" o "Profecía maldita", todas ellas de entre los años setenta y ochenta, esa época de concienciación ecológica que tuvo también su reflejo en el cine.
Para quien está acostumbrado a ese cine artesanal de antaño, la película que nos ocupa, recuerda a esas producciones de ciencia ficción de los cincuenta, igualmente moralistas pero en relación con el problema atómico, que hicieron la delicias de una generación y que, con mayor o menor influjo, siguen inspirando alguna que otra producción actual. Con unos medios limitados, la cinta ofrece un buen entretenimiento, porque presenta todos los elementos fundamentales del genero: un héroe escéptico, acompañado por una heroína científica (buen guiño a su predecesora "Tarántula" de los cincuenta), que se enfrentan a un problema que no surgen del espacio exterior sino de la misma tierra, y es fruto del hacer humano. En ciertos momentos, a uno le viene a la cabeza esa obra magnifica del cine de ciencia ficción "Los pájaros", del que ciertamente toma prestados algunos elementos, por no decir todos.
Destacar la presencia de William Shatner, el incombustible capitán Kirk, que se enfrenta a un enemigo no humano ni extraterrestre, casi sin medios para salir airoso. En ciertos momentos, el personaje de Kirk aflora en sus gestos y ademanes, en una interpretación correcta, y en la que el héroe no es el heroico y estoico Kirk, sino un hombres con sus debilidades y limitaciones.
En definitiva, una interesante película, como no podía ser de otra manera para quienes nos gustan estas rarezas cinematográficas, que invita a una profunda reflexión sobre el futuro del hombre.
Este es el caso de la presente película, o al menos eso intuyo yo, porque aparte de la trama principal, colea como subtrama los efectos de la acción del hombre en el medio ambiente que termina por poner patas arriba el orden con que el Creador realizo su obra, y convierte al hombre de depredador en presa.
"Tarántula" o "El reino de las arañas" es un buen ejemplo de esto, pero también podría serlo "El alimento de los dioses", "Piraña" o "Profecía maldita", todas ellas de entre los años setenta y ochenta, esa época de concienciación ecológica que tuvo también su reflejo en el cine.
Para quien está acostumbrado a ese cine artesanal de antaño, la película que nos ocupa, recuerda a esas producciones de ciencia ficción de los cincuenta, igualmente moralistas pero en relación con el problema atómico, que hicieron la delicias de una generación y que, con mayor o menor influjo, siguen inspirando alguna que otra producción actual. Con unos medios limitados, la cinta ofrece un buen entretenimiento, porque presenta todos los elementos fundamentales del genero: un héroe escéptico, acompañado por una heroína científica (buen guiño a su predecesora "Tarántula" de los cincuenta), que se enfrentan a un problema que no surgen del espacio exterior sino de la misma tierra, y es fruto del hacer humano. En ciertos momentos, a uno le viene a la cabeza esa obra magnifica del cine de ciencia ficción "Los pájaros", del que ciertamente toma prestados algunos elementos, por no decir todos.
Destacar la presencia de William Shatner, el incombustible capitán Kirk, que se enfrenta a un enemigo no humano ni extraterrestre, casi sin medios para salir airoso. En ciertos momentos, el personaje de Kirk aflora en sus gestos y ademanes, en una interpretación correcta, y en la que el héroe no es el heroico y estoico Kirk, sino un hombres con sus debilidades y limitaciones.
En definitiva, una interesante película, como no podía ser de otra manera para quienes nos gustan estas rarezas cinematográficas, que invita a una profunda reflexión sobre el futuro del hombre.
28 de agosto de 2024
28 de agosto de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una interesante película de terror psicológico, de las muchas que abundaron en los años sesenta siguiendo la estela de "Psicosis" y de "¿Que fue de Baby Jane?". En esta ocasión el duelo interpretativo se desarrolla entre la veterana Tallulah Bankhead y Stefanie Powers ("Hart & Hart"), en un marco gótico, acompañadas por un jovencísimo Donald Sutherland en uno de sus primeros papeles para el cine.
Sobreexplotado el terror clásico (Drácula, la Momia, el Hombre Lobo, Frankenstein...) la productora británica Hammer nos ofrece un producto distinto, muy en la linea del terror psicológico que empezaba a abrirse paso por el mundillo del cine y que tantas producciones, de mejor o peor calidad, ofrecieron a los espectadores entre los sesenta y setenta. A este nuevo genero se unieron figuras como Bette Davis, Olivia de Havilland, Joan Crawford..., que, rescatadas del olvido, se convirtieron en las "musas" del terror durante un breve periodo de tiempo, dejando bien claro que aún tenían mucho que decir, aunque fuera en películas de dudosa calidad y de argumentos bastante peregrinos.
"Te espera la muerte, querida" nos ofrece todos los ingredientes típicos de este genero: casa siniestra, obsesiones enfermizas, victima inocente, juego del gato y el ratón, secundarios malvados, sangre..., que, aún siendo elementos que se repiten una y otra vez, no dejan de impactar en el espectador, a pesar de los años transcurridos. El peso de la película lo lleva Tallulah como madre obsesiva, puritana, controladora y de moral ambigua, en un papal casi autobiográfico, dada la biografía de la actriz, que la ayuda a dar personalidad a un personaje que nos es tan plano como pueda aparentar. La jovencísima Stefanie Powers también es digna de mención, en un papel difícil, pues compartir escena con Tallulah no debía ser fácil, pero que nos brinda una interpretación donde su personaje tampoco es tan unidimensional como podría aparecer.
Ciertamente, a pesar de la limitaciones de toda producción de la Hammer, en la que es fácil identificar la presencia de secundarios fijos en sus producciones, estamos ante una película entretenida e interesante, de terror artesanal, realista y con cierto toque critico, alejado de las producciones comerciales a las que nos acostumbrado la industria cinematográfica estos últimos años.
Sobreexplotado el terror clásico (Drácula, la Momia, el Hombre Lobo, Frankenstein...) la productora británica Hammer nos ofrece un producto distinto, muy en la linea del terror psicológico que empezaba a abrirse paso por el mundillo del cine y que tantas producciones, de mejor o peor calidad, ofrecieron a los espectadores entre los sesenta y setenta. A este nuevo genero se unieron figuras como Bette Davis, Olivia de Havilland, Joan Crawford..., que, rescatadas del olvido, se convirtieron en las "musas" del terror durante un breve periodo de tiempo, dejando bien claro que aún tenían mucho que decir, aunque fuera en películas de dudosa calidad y de argumentos bastante peregrinos.
"Te espera la muerte, querida" nos ofrece todos los ingredientes típicos de este genero: casa siniestra, obsesiones enfermizas, victima inocente, juego del gato y el ratón, secundarios malvados, sangre..., que, aún siendo elementos que se repiten una y otra vez, no dejan de impactar en el espectador, a pesar de los años transcurridos. El peso de la película lo lleva Tallulah como madre obsesiva, puritana, controladora y de moral ambigua, en un papal casi autobiográfico, dada la biografía de la actriz, que la ayuda a dar personalidad a un personaje que nos es tan plano como pueda aparentar. La jovencísima Stefanie Powers también es digna de mención, en un papel difícil, pues compartir escena con Tallulah no debía ser fácil, pero que nos brinda una interpretación donde su personaje tampoco es tan unidimensional como podría aparecer.
Ciertamente, a pesar de la limitaciones de toda producción de la Hammer, en la que es fácil identificar la presencia de secundarios fijos en sus producciones, estamos ante una película entretenida e interesante, de terror artesanal, realista y con cierto toque critico, alejado de las producciones comerciales a las que nos acostumbrado la industria cinematográfica estos últimos años.

7.1
2,422
7
18 de agosto de 2024
18 de agosto de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película de Kazan en la que se presentan dos tramas y en la que se adelanta lo que vendría a ser más adelante el cine catastrófico, centrado en la carrera contra reloj para frenar un peligro. Kazan une dos géneros tan dispares logrando un buen producto, sin más pretensión que entretener al espectador.
Destacar, ante todo, la presencia de un joven Jack Palance, haciendo de lo que sabe hacer: tipo duro sin escrúpulos que no se para ante nada ni ante nadie. Frente a él tiene a Richard Widmark que encarna a un oficial medico que debe luchar contra reloj para frenar la expansión de un virus en la cosmopolita Nueva Orleans, y que debera luchar a brazo partido con las autoridades para lograr su propósito; con este papel Widmark sale un poco del rol de chico malo y se nos presenta, no sólo como un concienzudo medico, sino también como un abnegado padre de familia. Ciertamente, encontramos en Widmark a ese actor polivalente capaz de interpretar a un asesino sádico como también a un heroico militar. Junto a él destaca Paul Douglas como el contrapunto civil de Widmark, un concienzudo y osco policía, que ira poco a poco ganándose la admiración del también concienzudo militar Widmark en su lucha contrarreloj.
Como señalo, Kazan hace una obra interesante al conjugar dos géneros tan dispares, como también por presentar la trama centrada en los bajos fondos de Nueva Orleans, ciudad portuaria, cuyos habitantes contrastan con la vida ideal, o casi ideal, de la familia de Widmark. Las dos caras de una ciudad cosmopolita que se enfrente a un peligro mayor que el de los delincuentes, a lo que habría que unir la cuestión de la inmigración presente, aunque de modo secundario, que tenía en los cincuenta una de sus puertas de entrada en la ciudad de Orleans.
Una película, pues, no de las más conocidas de Kazan, pero que resulta interesante ver.
Destacar, ante todo, la presencia de un joven Jack Palance, haciendo de lo que sabe hacer: tipo duro sin escrúpulos que no se para ante nada ni ante nadie. Frente a él tiene a Richard Widmark que encarna a un oficial medico que debe luchar contra reloj para frenar la expansión de un virus en la cosmopolita Nueva Orleans, y que debera luchar a brazo partido con las autoridades para lograr su propósito; con este papel Widmark sale un poco del rol de chico malo y se nos presenta, no sólo como un concienzudo medico, sino también como un abnegado padre de familia. Ciertamente, encontramos en Widmark a ese actor polivalente capaz de interpretar a un asesino sádico como también a un heroico militar. Junto a él destaca Paul Douglas como el contrapunto civil de Widmark, un concienzudo y osco policía, que ira poco a poco ganándose la admiración del también concienzudo militar Widmark en su lucha contrarreloj.
Como señalo, Kazan hace una obra interesante al conjugar dos géneros tan dispares, como también por presentar la trama centrada en los bajos fondos de Nueva Orleans, ciudad portuaria, cuyos habitantes contrastan con la vida ideal, o casi ideal, de la familia de Widmark. Las dos caras de una ciudad cosmopolita que se enfrente a un peligro mayor que el de los delincuentes, a lo que habría que unir la cuestión de la inmigración presente, aunque de modo secundario, que tenía en los cincuenta una de sus puertas de entrada en la ciudad de Orleans.
Una película, pues, no de las más conocidas de Kazan, pero que resulta interesante ver.
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