Se críticó mucho a esta película cuando salió por contratar a actores caucásicos para papeles de personajes egipcios y tal vez no nos dimos cuenta de que una película que transcurre en un universo donde la Tierra es plana, el Sol es guiado por un barco gigante alrededor del mundo y dioses de tres metros que se convierten en animales semi mecánicos y sangran oro conviven con humanos no se toma lo suficientemente en serio como para preocuparse de etnias, acentos (en este Egipto hablan inglés con acento británico) ni leyes de la física.
Es una película con un apartado visual espectacular y que si bien le sobran 15 minutejos del montaje final se hace muy entretenida. Totalmente recomendable.