Una caja vacía envuelta en un precioso papel de regalo. Así definiría esta serie. Te engancha y esperas, a pesar de un guión que con estupor tras varios capítulos ves que es un quiero y no puedo, que al menos el final tenga algo de coherencia y regalar al espectador un final contundente. Pero los dos últimos capítulos desmerecen el resto, no hay por dónde coger la transformación del personaje principal y al finalizar la serie se te queda la misma cara que cuando te toman el pelo y se te ríen delante tuya. Una pena que tanto recurso no lleve a ningún sitio. No pienso recomedarla.

Tras un prometedor argumento y un primer capítulo que te engancha vas comprobando con estupor como la serie va perdiendo el norte con escenas y situaciones absolutamente ridículas en el que siempre, vaya por dónde, la Policía Nacional y la mujer que dirige el operativo quedan como un puñado de incompetentes, situación que se repite a lo largo de la serie a base de forzar escenas sin sentido que acaban cansando a nada que tengas la cabeza mínimamente amueblada. Más propia para adolescentes, francamente.

Tras visionar los 12 capítulos repartidos en 4 lotes de 3 he de decir que la serie entretiene y poco más. Destacaría el trabajo de los actores, más propio del teatro que del formato televisivo por la puesta en escena elegida. Creo que falla el primer capítulo de Criminal España estrepitosamente con Carmen Machi y lo poco documentada que está la trama, cuestión que no quiero desarrollar para no meterme en terreno spoiler, pero son cuestiones evidentes. Destacar y mucho el capítulo de Inma Cuesta, te llega al corazón su magistral actuación.
Pero si he de elegir uno de los lotes por el trabajo de sus actores, me quedo con Francia.

He visto la primera temporada de un tirón (no podía dejarla) y he comenzado la segunda. He de decir que la serie está muy bien realizada, ambientación, vestuario y banda sonora. La canción "zu asche zu staub" interpretada por la actriz Severija Janusauskaite te deja de una pieza, engancha desde el primer segundo, convirtiéndose en la canción emblema de la serie, con la que salen los créditos finales en la mayoría de los capítulos. La serie refleja el ambiente entre guerras, los contrarrevolucionarios rusos afincados en Berlín y cómo se va fraguando el nacionalismo alemán cuando los altos mandos decidieron no respetar el Tratado de Versalles de la 1ª Guerra Mundial. Para mí, una serie absolutamente recomendable.

Stranger Things se ha ido desinflando con el tiempo. El guión flojea, hay conversaciones absurdas y la resolución de las escenas es previsible. La serie ha perdido su chispa inicial para convertirse en un escaparate publicitario de marcas que son mostradas con planos o conversaciones metidos con calzador para hacer bien visible su producto. Destaco, eso sí, lo bien reflejada que está la transición a la pubertad de los personajes principales.