Voy a la película con unas expectativas altas a pesar de que El hilo invisible, anterior película del director, me pareció un leño importante.

Esperaba una muy buena película pero sin embargo me deja totalmente fría. Tiene cosas buenas, por supuesto: se nota la maestría de la dirección, la BSO es inmejorable, los actores están muy bien... Pero tiene serios problemas de guion y de desarrollo narrativo.

Tras una primera mitad notable, vienen los problemas. Pasada la primera hora parece que la historia pierde el rumbo, se pierde en pequeñas anécdotas que no aportan absolutamente nada a la trama y que acaban desesperando al espectador. Durante buena parte del metraje perdemos completamente de vista la trama principal. Por último, es destacable el mal desarrollo de la historia entre los dos protagonistas, con cuyos sentimientos cuesta empatizar por este motivo.

Tiene muchas virtudes sin duda pero la historia te deja frío, frío.

Un regalo para todos aquellos que estábamos esperando películas de superhéroes de calidad.

Aquí no hay fuegos artificiales, no los necesita. Si esperas acción y batallas esta no es tu película de superhéroes.

En cambio, si lo que te gusta es el buen cine, el cine con mayúsculas, con un guion original y bien desarrollado, con personajes creíbles y que evolucionan, con un actor principal en estado de gracia. Si buscas algo que te mantenga pegado al asiento casi sin parpadear. Si quieres que te remuevan todo.

Si buscas cine de verdad, esta es tu película.

Una maravillosa revisión visual de la Semana Santa. Esta, sin embargo, no cae en lo frío, racional o aséptico, sino que retrata la festividad desde la perspectiva emocional, la única que cabe en este caso. Profundamente conmovedora, hará las delicias tanto de los religiosos como de los cinéfilos, independientemente de sus creencias. No quisiera dejar de mencionar el espectacular trabajo musical del film, que acompaña a la perfección a las arrolladoras imágenes.