ácida, crítica, audaz, divertida, entretenida, fantástica, desternillante, memorable, insustituible...

Y así hasta que se nos acaben los adjetivos positivos.

Pozos de ambición es una crítica a la religión sectaria e interesada y al capitalismo sin límites (no al sistema económico en si, ojo, sino al abuso sin limites de los recursos tanto humanos como ecológicos para el interés económico de unos pocos).

Dicho esto no hay nada que no este a la altura de la gran crítica hilvanada por Anderson: Las actuaciones son exquisitas, el ritmo el adecuado para dejar degustar cada textura de ácida crítica que rezuma esta película, y la banda sonora es excelente. Todo tiene un porque, que desemboca en una última escena digna de ser catalogada como gran momento de Hollywood.

Quién no le guste esta película o no la ha entendido o no le gusta la crítica, algo absolutamente respetable.